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Opinión - ¿Misiles para qué? Por José Enrique de Ayala

Paris Hilton

Se empieza por los porros y acabas chupando tarjetas en un baño de Unquera un martes cualquiera a las dos de la tarde. En Santander la deriva comenzó con los McDonald’s, níveo símbolo del imparable crecimiento de una capital de provincias BRIC,y va a terminar en un Hilton, el segundo disco de The Strokes en versión hotelera. Es oficial: De la Serna no quiere ser alcalde y Gema Igual no quiere ser concejala. A ambos les sucede lo que a Henry Ford tras ser preguntado por Gog. “No busco la riqueza”, confiesa el industrial al personaje de Giovanni Papini. “Solo los más atrasados se proponen ganar dinero como un fin”. Imaginemos a Gog visitando al candidato del PP en Santander. “No quiero ganar; yo solo busco el legado. Y hablo inglés”. A Papini, que disfrutó del “whisky perfecto” servido por Ford, se le hubiera atragantado el pincho de tortilla del Suizo.

Es posible que la Junta Electoral esté ya disfrutando de los amenities del hotel que se construirá –con la misma celeridad que el soterramiento de las vías del tren– en el Club de Regatas; incluso es probable que la Junta Electoral exista. “Hemos pensado que a la apertura del Leroy Merlin no vamos, Nacho. No queremos que la ciudadanía nos considere unos vagos caraduras”. Y así caminamos hacia la SuperBowl del domingo, con promesas de puestos de trabajo no cualificados que mantengan el perverso establishment del que somos rehenes y soñando con Paris posando sobre planchas de pladur y azulejos low cost.

Revilla, en cambio, avanza sin inventar. Reflexionaba Nacho del Piñal en Buenas Tardes Cantabria sobre la estrategia de Ciudadanos, que definió como “de catenaccio”. No le ocurre lo mismo al progresismo del cabeza de lista del PRC, que estos días se está moviendo en la Zona Cesarini esperando un gol de Paolo Rossi en el último minuto; si no llega ya ha avisado que hará un Pastora Soler. El puerto de Laredo y los parques eólicos han centrado su discurso; incluso ha mencionado las directrices que marcará, en caso de victoria, al que sería su consejero de Economía. El último sigue imputado. Listuco como es, dice que pactará. Un demócrata, por supuesto.

Para la nueva izquierda, en Cantabria no sabemos si nacionalista, trotskista, socialdemócrata o de Jürgen Klopp, esta última semana será la de las últimas conjugaciones del verbo poder. Mientras el oficialismo sigue en el presente de indicativo, Juanma Brun ha dado sus primeros pasos en el imperfecto de subjuntivo, a ver si así puede optar a tomar el Palacio de Invierno sin denuncias del Politburó.

Es esta, como ven, una comunidad autónoma diletante y periférica en la que los viejos representantes ofrecen programas de regeneración, los nuevos se visten como Albert Rivera y Díaz Tezanos… Bueno, Eva es Eva. Sabe la candidata socialista que Agudo sigue imputado, pero no va en las listas. “Afortunadamente no eres ni escritor ni periodista”, le dijo Freud a Gog. A Agudo le sucede lo mismo, él tan solo es el presidente del partido. Se regeneran en Bonifaz, pero solo la puntita.

P.S. A pesar de no estar aún en la jornada de reflexión, no me resisto a ciriaquear… “Un fantasma recorre Santander: el fantasma del #sarismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el Zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes”.

Se empieza por los porros y acabas chupando tarjetas en un baño de Unquera un martes cualquiera a las dos de la tarde. En Santander la deriva comenzó con los McDonald’s, níveo símbolo del imparable crecimiento de una capital de provincias BRIC,y va a terminar en un Hilton, el segundo disco de The Strokes en versión hotelera. Es oficial: De la Serna no quiere ser alcalde y Gema Igual no quiere ser concejala. A ambos les sucede lo que a Henry Ford tras ser preguntado por Gog. “No busco la riqueza”, confiesa el industrial al personaje de Giovanni Papini. “Solo los más atrasados se proponen ganar dinero como un fin”. Imaginemos a Gog visitando al candidato del PP en Santander. “No quiero ganar; yo solo busco el legado. Y hablo inglés”. A Papini, que disfrutó del “whisky perfecto” servido por Ford, se le hubiera atragantado el pincho de tortilla del Suizo.

Es posible que la Junta Electoral esté ya disfrutando de los amenities del hotel que se construirá –con la misma celeridad que el soterramiento de las vías del tren– en el Club de Regatas; incluso es probable que la Junta Electoral exista. “Hemos pensado que a la apertura del Leroy Merlin no vamos, Nacho. No queremos que la ciudadanía nos considere unos vagos caraduras”. Y así caminamos hacia la SuperBowl del domingo, con promesas de puestos de trabajo no cualificados que mantengan el perverso establishment del que somos rehenes y soñando con Paris posando sobre planchas de pladur y azulejos low cost.