Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
El peso de la tierra
Próceres augustos y sabios nos lo habían advertido: si el marxismo gobierna, hundirá el país. Así que cuando el lunes, seis días después de que Pedro Sánchez fuera elegido presidente en el Congreso, nos desayunamos con que un parque infantil en Nueva Montaña se había hundido sobre el aparcamiento de debajo, el corazón nos dio un vuelco: ya ha empezado.
El nuevo Gobierno de Madrid quiere subir el salario mínimo y las pensiones, en lugar de privatizar hospitales y vender viviendas públicas a fondos buitres, que es lo que hacen los buenos demócratas que respetan la Constitución: esto demuestra que el Gobierno de Madrid es radicalmente marxista.
Conscientes de que los ciudadanos íbamos a relacionar el hundimiento del parque con el del país, las autoridades han intervenido rápidamente para tranquilizar a la población. Hay otra explicación: el suelo se hunde por el peso de la tierra.
«Ah, bueno», pensamos, aliviados. Eso es otra cosa. Son causas naturales, no políticas. Hubiera pasado lo mismo con cualquier otro Gobierno. Es verdad que la tierra pesa, se sabe de antiguo: ya los romanos deseaban «¡Que la tierra te sea leve!» a los amigos que morían.
Así que la mañana del lunes navegamos el trajín cotidiano con la tranquilidad de siempre. Que el suelo se hunda no es buena noticia, pero que lo haga por el peso de la tierra es lo menos malo, sin duda. Mucho peor hubiera sido que se hubiera hundido un sábado a mediodía y nos dijeran que había sido por el peso de los niños. Quita, quita: ha sido el peso de la tierra, asunto resuelto.
Bueno, algunos algo más aprensivos oíamos cierto runrún mientras navegábamos la mañana del lunes. Algo no acababa de encajar.
¿El peso de la tierra? Hay edificaciones que se hunden por terremotos, incendios y riadas. Hay edificaciones que se hunden al paso de la guerra o por una agresión deliberada. Pero en tiempos de paz y sin catástrofe natural, las edificaciones que se hunden lo hacen porque los ingenieros y arquitectos se equivocan con los cálculos; porque los contratistas que los ejecutan ahorran en materiales y colocan menos que el que declaran, o porque su caducidad madruga más de lo esperado (la aluminosis en Barcelona de hace unos años). Pero que una edificación se hunda por el peso de la tierra…
El catálogo de nuestros miedos es más amplio que el de los galos de Astérix, que solo temían que el cielo se desplomara sobre sus cabezas. Pero no es bastante extenso: ahora hay que mirar con sospecha los prados y jardines, que creíamos inocentes, sobre aparcamientos y sitios transitables.
En la ciudad hay otros aparcamientos que tienen encima cemento, baldosas y… tierra, en distintas proporciones. ¿Se van a hundir también esos? ¿Debemos dejar de aparcar en ellos? ¿Avisar a los niños para que no jueguen en parques hechos sobre ellos, dejar de sentarnos en sus bancos?
Pues las autoridades no han hecho tales advertencias. Y, conociendo su talante responsable, eso no puede deberse más que a que no creen que se vayan a hundir más suelos por el peso de la tierra.
Es decir, no creen su propio argumento. Lo que sugiere que nuestras primeras sospechas eran ciertas y la segunda explicación trataba de desviar la atención.
Los próceres augustos sabían de qué hablaban al vaticinar el hundimiento del país. El Gobierno marxista está hundiendo España y ha empezado por el parque de Nueva Montaña.
Próceres augustos y sabios nos lo habían advertido: si el marxismo gobierna, hundirá el país. Así que cuando el lunes, seis días después de que Pedro Sánchez fuera elegido presidente en el Congreso, nos desayunamos con que un parque infantil en Nueva Montaña se había hundido sobre el aparcamiento de debajo, el corazón nos dio un vuelco: ya ha empezado.
El nuevo Gobierno de Madrid quiere subir el salario mínimo y las pensiones, en lugar de privatizar hospitales y vender viviendas públicas a fondos buitres, que es lo que hacen los buenos demócratas que respetan la Constitución: esto demuestra que el Gobierno de Madrid es radicalmente marxista.