Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Las posiciones infantiles
Hace unos días, el consejero Juan José Sota decía textualmente en una entrevista en este periódico: “Podemos ha pecado de una posición muy infantil”, en referencia a la petición de mi partido de cesar a Salvador Blanco al frente de Sodercan por su mala gestión al frente de la empresa pública, como dice el informe de la auditoria de esta empresa pública realizado por los servicios de Intervención del Gobierno de Cantabria.
Lejos de enfadarme y salir a dar respuesta inmediata por Twitter, algo a lo que les tengo acostumbrados, me hizo pensar en que quizás tenga razón y hayamos pecado de ser infantiles, pero no de la manera que él cree y valora, si no más bien de infantiles por creer, como creen los niños, como lo hacen mis dos hijos mellizos, que si el informe de Intervención de un Gobierno afirma con convicción y con pruebas que alguien está gestionando mal el dinero público de todos, debe ser relegado de su cargo inmediatamente.
Sí, es verdad que somos niños. Y lo somos porque no hemos perdido la capacidad de imaginar una Cantabria mejor. Sí, imaginar que podemos acabar con la corrupción en nuestra tierra; imaginar que podemos terminar con los desahucios de las familias cántabras; imaginar que podemos evitar que la gente pase frío; imaginar que podemos acabar con los especuladores que echan a los vecinos y vecinas de Santander de sus casas; imaginar que en esta comunidad se invierte en I+D+i y la gente comienza a encontrar empleos de calidad; imaginar que los dependientes tienen mejores ayudas; imaginar que la cuantía de la Renta Social Básica aumenta hasta superar el umbral de la pobreza; imaginar que acabamos con el fracking; imaginar que en vez de hacer más edificios se rehabilitan los que hay dando trabajo a nuestros albañiles, fontaneros y carpinteros; imaginar que nuestros ganaderos tienen un futuro próspero en nuestros pueblos e imaginar una sanidad y educación sin recortes, de calidad y para todos y todas.
Ellos dirán que son adultos. La mayoría de los adultos carecen de imaginación y viven de acuerdo a sistemas cuadriculados en los que todo está muy claramente establecido: lo que está bien, lo que está mal, lo que se debe hacer, lo que no. Por ello nunca tienen el valor de actuar fuera de este sistema, de ver más allá. Los adultos viven sin imaginación, repitiendo las mismas rutinas día tras día, mes tras mes, año tras año, dejándose llevar por los demás, aceptando las normas sociales ya establecidas, sin cuestionarse siquiera si son verdaderamente las correctas, sin tener iniciativa propia. Esta es una de las características más expandidas entre el ser humano, debidas quizás a la pereza, a la falta de ganas y, sobre todo, a la falta de imaginación. Y todo ello les lleva a estos adultos del Gobierno de Cantabria a permanecer impasibles y a reproducir los mismos modelos legislatura tras legislatura, y así nos va, claro.
Como niños que somos, seguiremos viviendo llenos de ilusión por cualquier pequeño logro que consigamos para nuestro pueblo. A pesar de la hostilidad que nos rodea, que quizás solo sea una visión causada por la pérdida de imaginación, en Podemos seguiremos imaginando, porque solo así tendremos la valentía de hacer de Cantabria una tierra mejor en la que vivir.
Hace unos días, el consejero Juan José Sota decía textualmente en una entrevista en este periódico: “Podemos ha pecado de una posición muy infantil”, en referencia a la petición de mi partido de cesar a Salvador Blanco al frente de Sodercan por su mala gestión al frente de la empresa pública, como dice el informe de la auditoria de esta empresa pública realizado por los servicios de Intervención del Gobierno de Cantabria.
Lejos de enfadarme y salir a dar respuesta inmediata por Twitter, algo a lo que les tengo acostumbrados, me hizo pensar en que quizás tenga razón y hayamos pecado de ser infantiles, pero no de la manera que él cree y valora, si no más bien de infantiles por creer, como creen los niños, como lo hacen mis dos hijos mellizos, que si el informe de Intervención de un Gobierno afirma con convicción y con pruebas que alguien está gestionando mal el dinero público de todos, debe ser relegado de su cargo inmediatamente.