Erradicar la Hepatitis C en Cantabria costará 30 millones de euros, la mayor parte de los cuales ya han sido gastados por las autoridades sanitarias. La Hepatitis C es una de las patologías más mortíferas que existen, que prácticamente condenaba al paciente. Los nuevos fármacos, y la decisión política de sufragar tratamientos que son significativamente caros, erradicarán la enfermedad y en esta dinámica está a la cabeza Cantabria.
Se calcula que, de media, cada tratamiento cuesta 18.070 euros, cifra estimativa correspondiente al período entre enero de 2015 y septiembre de 2018. Actualmente, Cantabria ha tratado desde 2015 a 1.264 pacientes lo que le ha supuesto a la comunidad un coste de 28,3 millones de euros. Dado que hay en marcha un plan de eliminación de Hepatitis que concluirá en 2021 la previsión es tratar a 1.000 pacientes más, con una inversión de 1,5 millones de euros, lo que hace que el gasto total hasta entonces sea de 29,8 millones de euros.
Con el propósito de alcanzar el objetivo de 'Hepatitis cero para 2021' se está llevando a cabo un proyecto pionero de Salud Pública basado en la detección activa (cribado universal) de personas infectadas pero que desconocen su situación, cuyo porcentaje puede alcanzar el 40%. En segundo lugar, se busca a los pacientes que tienen riesgo (microeliminación), entre los que se encuentran los pacientes de las cárceles, que es un subgrupo de los internos de las prisiones. El proyecto también incluye la atención a la población más vulnerable, entre ellos, personas con problemas de drogadicción, pacientes psiquiátricos y alcohólicos crónicos.
En España, los últimos estudios epidemiológicos señalan que, aproximadamente, el 1,2% de la población está afectada por la infección por este virus, de los que entre el 30-50% tienen infección activa. El problema se agrava en las cárceles y en otros entornos cerrados, como centros de detención preventiva, instituciones psiquiátricas, etc., donde una alta prevalencia de conductas de riesgo, principalmente el uso de drogas inyectables, se asocia con una prevalencia casi diez veces mayor que la de la población general.
Experiencia pionera: El Dueso
Precisamente en el ámbito de las cárceles, Cantabria es pionera en la erradicación de la enfermedad. En El Dueso ya no hay Hepatitis C, aunque se sigue tratando ya que hay ingresos continuamente.
El jefe de Servicio de Medicina Digestiva del Hospital Valdecilla y presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva, Javier Crespo, es uno de los mayores expertos en Hepatitis C y una de las piezas claves de este programa en que la comunidad es pionera.
La iniciativa llevada a cabo sobre la población reclusa de El Dueso, a partir de un ensayo clínico ideado desde el Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Valdecilla, ha convertido a esta prisión en la primera cárcel del mundo libre de Hepatitis C.
Si se habla de hepatitis en España con respecto a Europa, Crespo explica que “esta infección previa por virus C registra índices más altos en nuestro país pero ahora España ha tratado masivamente la enfermedad y es, junto con Islandia, uno de los dos países que antes va a erradicar la hepatitis C porque ha hecho muy bien los deberes”.
Evolución de los tratamientos
La aparición de nuevos fármacos ha mejorado sensiblemente la expectativa de vida de los enfermos, si bien están apareciendo nuevas patologías asociadas al sedentarismo. Hace 20 años los enfermos con colangitis biliar primaria tenían que ser trasplantados, hoy en día con esta patología prácticamente nadie necesita un trasplante gracias a los nuevos tratamientos; el hepatocarcinoma ha pasado de ser mortal a poderse tratar con trasplante, resección quirúrgica, tratamiento sistémico o radioterapia; la Hepatitis C era prácticamente incurable y ahora se cura casi en el cien por cien de los casos; la B se controla aunque no se cura, y ha habido pocos avances en la enfermedad hepática por consumo de alcohol. “Seguimos detectando tarde a los pacientes y no se les presta la atención adecuada, sobre todo porque se hace tarde el diagnóstico”, asegura el doctor Crespo.
Paralelamente, están apareciendo problemas, como la esteatohepatitis no alcohólica, una enfermedad que está teniendo más prevalencia que antes, como en EE UU, donde era residual hace 25 años y ahora es la causa más frecuente de trasplantes, asociada a obesidad o a síndromes metabólicos. Su causa es la alimentación actual y los malos hábitos de vida como el sedentarismo.
La Organización Mundial de la Salud asegura que la baja cobertura de las pruebas diagnósticas y del tratamiento es el problema más importante que hay que resolver para lograr la eliminación mundial de la hepatitis en 2030, un reto que se ha propuesto la OMS y que es factible si se invirtieran 6.000 millones de dólares anuales para erradicar la dolencia en países de pequeños y medianos ingresos. Ello evitaría la muerte prematura de 4,5 millones de personas en el mundo durante los próximos 10 años.