El oleaje, que llegó a alcanzar los nueve metros, ha seccionado hasta la mitad los treinta metros de altura que poseía esta roca, que además de su valor estético elevado era utilizada para la práctica de la escalada.
En declaraciones a Europa Press, Jesús Mojas, presidente del Grupo por la Recuperación Costa Quebrada, ha explicado que la roca poseía “una profunda fisura” que hacía que llevara prácticamente “miles de años” en lo que ha denominado “un equilibrio inestable” que ayer, con el oleaje, -“y no en el peor temporal”-, se derrumbó.
Según sus palabras, lo sucedido no es “ni más ni menos” que “una lección” de la dinámica del litoral cántabro. “Todo sigue como estaba en Los Urros de Liencres. Es un poco lo que sucedió con 'El Dedo de Dios' en Canarias. Tenía que desaparecer y terminó desapareciendo. Y aquí ha sucedido también en materiales de similar resistencia en La Horadada de Santander, que era un icono. Esto no es más que una 'costa viva' con las ventajas y desventajas que tiene, que sigue latiendo y a veces no como nos gusta”, ha sentenciado.
Por su parte, Antonio Cendrero, miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, ha resaltado que lo ocurrido es “el mecanismo normal” de evolución de los acantilados, especialmente en mares fuertes como el Cantábrico.
En este sentido, ha puesto en entredicho la creencia habitual de que los rasgos geológicos son algo “que están ahí para siempre”, ya que no es así. “Los procesos geológicos, en determinadas condiciones, y en determinados lugares, pueden ser muy activos y funcionar de manera bastante rápida”, ha aclarado.
Tras recordar que es un lugar muy visitado al tratarse de un paisaje “muy atractivo”, no ha querido quitar importancia a la pérdida de Las Aguas de las Gaviotas, pero sí ha relativizado esta cuestión.
“Se ha perdido uno de los elementos que caracterizaban este paisaje, (pero) hay otros. No es que la costa, ni mucho menos, haya perdido su atractivo, ha perdido uno de sus elementos más característicos que figura en fotos de Naturaleza, (y en) centenares (de fotografías) que uno puede ver en 'la red'”, ha especificado.
Finalmente, Gustavo Gutiérrez Fernández, coordinador de desarrollo del parque geológico de Costa Quebrada, ha lamentado la pérdida de La Aguja de las Gaviotas, muy valorada al formar parte de “uno de los entornos más espectaculares para la práctica de la escalada en todo el norte peninsular”.
“Sentimos la pérdida de un elemento muy llamativo, con una presencia muy fuerte”, ha asegurado para, a continuación, concluir en que no es que “los episodios de temporal sean más intensos, sino que son más frecuentes”.