La Consejería de Medio Rural del Gobierno de Cantabria ha sacado a información pública, durante dos meses, el proyecto de decreto por el que se aprueba el Plan de Gestión del Lobo en Cantabria, para la presentación de alegaciones y observaciones.
Con la entrada en vigor de este decreto, el lobo tendrá la consideración de especie no cinegética y el Gobierno de Cantabria indemnizará los daños causados por la especie en todo el territorio de la comunidad autónoma.
Hasta ahora, su consideración como especie cinegética, ha condicionado que la responsabilidad de indemnización de los daños causados por el lobo recayese sobre el titular del terreno cinegético en el que éstos se producían y que fuera precisamente la práctica cinegética la herramienta fundamental que se venía aplicando para el control poblacional de la especie.
De esta forma, el Gobierno de Cantabria únicamente indemnizaba por los daños causados por el lobo en la Reserva del Saja, que representa el 30% del territorio cinegético, cuando se estima que el lobo está presente en el 60% del territorio.
Los daños producidos fuera de la Reserva del Saja son hasta ahora responsabilidad de los titulares de los cotos, lo que supone que en muchos casos el ganadero afectado no llega a cobrar la indemnización por “desinterés o incapacidad económica del coto”.
Así lo ha señalado en declaraciones a Europa Press el director general de Medio Natural, Antonio Lucio, quien ha explicado que se seguirán realizando controles de lobo pero ya no será objeto de caza deportiva, y desaparecerá el permiso vigente que permite abatir un lobo por cacería.
Cantidades económicas
El plan de gestión contempla líneas de subvenciones destinadas a favorecer la adopción de técnicas de manejo del ganado que contribuyan a reducir el nivel de daños de lobo (vallados protectores, vigilancia del ganado, mastines, etc.); y la mejora de la actual política de indemnizaciones por daños de lobo a la ganadería mediante el establecimiento de mecanismos que agilicen al máximo la tramitación y el pago.
También se impulsará el establecimiento de medidas compensatorias a la ganadería extensiva mediante el pago por servicios ambientales para aquellas explotaciones ganaderas que contribuyan a la conservación de los hábitats y especies silvestres mediante la adopción de buenas prácticas en el manejo del ganado y de la propia explotación.
Las actuaciones de control de ejemplares de lobo se realizarán fundamentalmente mediante abatimientos por arma de fuego efectuados por el personal técnico de la Consejería, preferentemente sobre ejemplares subadultos, evitando en lo posible actuar sobre los ejemplares alfa de la manada.
Las actuaciones de control se llevarán a cabo mediante intervenciones tempranas, de forma inmediata tras la producción de los daños, con el propósito de aumentar su eficacia y evitar la recurrencia de los ataques.
Conflictividad social
En la introducción del proyecto de decreto se destaca que la “enorme conflictividad social” que la presencia del lobo genera, asociada a los daños que causa a la cabaña ganadera, y su consideración de especie emblemática por gran parte de la sociedad, hacían imprescindibles la redacción y aprobación de un plan de gestión para la especie como herramienta fundamental que, atendiendo a la demanda social y enmarcado en los conocimientos científicos y técnicos existentes en la actualidad, garantizase la supervivencia de una especie tan valiosa como el lobo y el mantenimiento de una actividad como la ganadera, fundamental para Cantabria.
Sin embargo, se destaca que el modelo de gestión que se ha mantenido hasta la fecha no satisface a ninguno de los sectores implicados, ya que ni se indemnizan a los propietarios damnificados todos los daños que la especie produce ni se ajustan los controles que se realizan sobre la especie a criterios técnicos que minimicen los daños y garanticen su conservación.
Además, el Gobierno explica que era necesario tener en cuenta otros factores que afectan a la gestión del lobo como son la necesidad de poner en valor el interés turístico y patrimonial del lobo, que debería contribuir al aumento de la tolerancia a su presencia y a la mejora de la su valoración social, sobre todo en el medio rural; la implantación de medidas preventivas y compensatorias para paliar los daños que produce; el necesario impulso a los trabajos de divulgación y educación ambiental y el seguimiento e investigación asociados a la especie, abarcando desde la dinámica y distribución de sus poblaciones hasta la aplicación de nuevos métodos preventivos que resulten efectivos para atenuar los daños que el lobo produce en la ganadería extensiva.
El objetivo del plan de gestión del lobo es “acabar con las carencias señaladas”. Con el propósito de garantizar una plena participación social en la elaboración del plan, se constituyó la denominada Mesa del Lobo en la que, a lo largo de diferentes reuniones, asociaciones ganaderas, cazadores, grupos conservacionistas y otras administraciones han colaborado en la redacción del plan de gestión.