La Unidad de Digestivo del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (HUMV) ha convertido a El Dueso en la primera cárcel del mundo libre de Hepatitis C. El modelo, pionero a nivel mundial, que se inició en 2015, ha trascendido el ámbito penitenciario y se mantiene en el tiempo como práctica clínica habitual.
Además, Cantabria lo ha exportado a otros centros donde se está llevando a cabo de forma eficiente, ha informado el Gobierno regional.
Así, tal y como ha demostrado el grupo de profesionales de la Unidad en el último congreso europeo de hepatología, esta estrategia hace que la eliminación de la hepatitis C esté “al alcance de nuestras manos”.
La población reclusa tiene alta prevalencia de hepatitis C, alrededor del 20%. Por eso, el proyecto iniciado en El Dueso aplicó un cribado sistemático y un tratamiento universal a las personas de la prisión, asistidas por un equipo multidisciplinar y herramientas de telemedicina, que consiguió eliminar la hepatitis C en el centro penitenciario.
Gracias a esta experiencia piloto, la Consejería de Sanidad implantó en 2019 un plan de abordaje integral y eliminación de la hepatitis C, alineado con el compromiso mundial de todas las autoridades sanitarias.
Además, la experiencia acumulada en El Dueso ha permitido que el hepatólogo del HUMV Joaquín Cabezas forme parte del grupo de trabajo de Prisiones [INHSU Prisons Network] del International Network on health and Hepatitis in Substance Users (INHSU), liderado por Andrew Lloyd (Australia) y acompañado de Nadine Kronfly (Canada), Matthew Akiyama (USA) y Yumi Sheehan (Australia), como coordinadora.
El último número de la revista The Lancet Gastroenterology and Hepatology ha publicado la revisión titulada 'Hepatitis C elimination among people incarcerated in prisons: challenges and recommendations for action within a health systems framework', donde junto con el grupo de trabajo antes mencionado el equipo de Digestivo de Valdececilla repasa las claves para la eliminación de la hepatitis C en el entorno penitenciario.
En él se detallan las áreas más prioritarias, desde la voluntad política, al acceso al diagnóstico y tratamiento, diversos modelos de salud, la vigilancia, monitorización de la cascada de atención (linckage to care cascade), la reducción del estigma, los determinantes sociales, la prevención y programas de reducción de daños, así como el avance en la investigación en el entorno penitenciario.
Además, se describen diversas buenas prácticas en este contexto, donde la atención sanitaria a estas personas debe considerarse una oportunidad que puede mejorar su reinserción en la sociedad.