Estables dentro de la gravedad. Así se podría calificar la situación epidemiológica de Cantabria en los últimos días, ya que los nuevos casos de COVID-19 crecen a un ritmo constante que este miércoles deja 60 positivos más (dos menos que el día anterior).
Pero si hay algo destacable es el goteo constante de muertes que la comunidad lleva experimentando desde el inicio de la segunda ola. En esta jornada, que no supone una excepción a las últimas semanas, se ha notificado el fallecimiento de una mujer de 91 años, lo que hace crecer la larga lista de muertos por el virus, que ya asciende a 378 personas.
Los casos activos, por tanto, se encuentran en 1.292, de los que 1.197 infectados están realizando cuarentena domiciliaria y 95 están hospitalizados (16 menos que el día previo). Las Unidades de Cuidados Intensivos también han visto cómo se rebajaba el número de enfermos atendidos pasando de 24 a 22 ingresados en las últimas horas. Ambas bajadas han provocado que tanto la ocupación hospitalaria como la ocupación en UCI se reduzca hasta el 6,5% en el primer caso y el 20,2% en el segundo.
Asimismo, y según ha aclarado el vicepresidente del Gobierno, Pablo Zuloaga, en la rueda posterior al Consejo de Gobierno, el número de sanitarios infectados se encuentra en 38 mientras hay que celebrar la tendencia a la baja en las residencias. Y es que en los centros de mayores los casos activos han disminuido en un 33%, pasando de 300 infectados el 6 de diciembre a 203 en la actualidad. Respecto a los casos activos entre profesionales de las residencias, la incidencia continúa siendo bastante alta y se sitúa en 101 contagiados.
Por otro lado, los acumulados positivos desde el inicio de la pandemia en Cantabria ascienden a 18.434, de los que 16.764 ya están recuperados (un 91% del total). Por su parte, la incidencia acumulada a 14 días asciende a 162 casos por cada 100.000 habitantes, un dato que continúa bajando día tras día pese a la tendencia a la estabilización en el número de nuevos contagios.