Miguel Ángel Revilla ha cumplido uno de los sueños de su vida: conocer a José Mujica. Y no solo eso, si no que ha conseguido traérselo a Cantabria. El expresidente de Uruguay llegó en la tarde de ayer jueves a la comunidad acompañado por su esposa, Lucía Topolansky, e invitado por el presidente autonómico, y permanecerá en tierras cántabras hasta el domingo. Tiempo que aprovechará para conocer alguno de los atractivos de la región, como el Parque de la Naturaleza de Cabárceno o las cuevas de El Soplao.
En la mañana de este viernes se ha celebrado el único acto público que está previsto en la agenda de esta visita “semiprivada”. Mujica y Revilla han acudido al instituto de El Alisal, situado en un barrio de clase obrera a las afueras de Santander, donde han mantenido un encuentro por espacio de dos horas con aproximadamente un centenar de estudiantes de Secundaria, con quienes el carismático mandatario de América Latina ha compartido su filosofía de vida.
Y es que Mujica llegó con más ganas de hablar “de la vida que de política”, como él mismo apuntó al comienzo de su intervención. Sin embargo, ya casi al final de su charla y a preguntas de los jóvenes, no pudo evitar entrar al tema que en la actualidad más ocupa y preocupa: la victoria del multimillonario Donald Trump en las elecciones a la Casa Blanca y sus efectos en el resto del mundo. Para Mujica, el ascenso del excéntrico republicano al poder se explica por el renacer del “chovinismo” en una sociedad contraria a las reglas de los mercados.
El líder sudamericano comparte la tesis que han expresado otros dirigentes progresistas, como Bernie Sanders, y sostiene que la victoria de Trump se sustenta en el apoyo de una “enorme clase media-baja” estadounidense “disconforme” con la “desigualdad” y la “concentración de riqueza” que generan unos tratados internacionales de libre comercio que “favorecen” a las empresas transnacionales y no a los pueblos. Un fenómeno que explica también el auge en la popularidad de la política de extrema derecha de Marie Le Pen en Francia o la “ira” del Reino Unido que dijo 'sí' al 'Brexit'.
“Lo peor no es Trump, es la gente que le sigue”, ha advertido el político uruguayo en relación al caldo de cultivo ultranacionalista que se está generando. Mujica ha subrayado que las repercusiones de las políticas del nuevo presidente de EE.UU. pueden ser “dramáticas”. “Pero esperemos que sea un poco demagogo y que haga otras cosas y no las que prometió porque las que prometió...”, ha ironizado.
Finalmente, sobre la carrera hacia la Casa Blanca, ha reconocido que él “tampoco tenía una esperanza desmedida” en la candidata demócrata, Hillary Clinton. “Clinton no es una carmelita descalza tampoco, son versiones distintas de lo mismo”, ha apostillado el expresidente, que ha opinado que los estadounidenses podían elegir entre “Guatemala y Guatapeor”.
La cárcel y España
Revilla, acostumbrado a acaparar la atención mediática y social, quedó esta vez en un segundo plano. “Muy brevemente porque el protagonista es Pepe, que a mí me tenéis muy visto”, manifestó al comienzo de su intervención el presidente cántabro, que se limitó a expresar el “honor” que para él supone recibir la visita de Mujica, satisfaciendo así “uno de los sueños que me quedaba por cumplir en la vida”.
“Casi es la mayor alegría de mi vida sin tener en cuenta las familiares”, recalcó el regionalista después de elogiar insistentemente a su invitado, un hombre “lúcido”, “coherente”, un “referente de la humanidad” y que “a pesar de haber permanecido casi 15 años de su vida en la cárcel, no guarda ningún rencor”.
No esquivó Mujica esta cuestión relativa a su pasado como guerrillero tupamaro. Ni ésta ni ninguna otra. Al contrario, derrochó simpatía y sencillez a partes iguales y se esforzó por argumentar todas y cada una de sus respuestas ante un público embelesado que le correspondió con un silencio casi sepulcral, muy poco usual para un auditorio lleno de chavales de entre 16 y 18 años.
“Tu cuerpo puede estar encerrado pero no pueden encerrar tu cabeza, tu imaginación”, respondió Mujica, que asegura que los años que estuvo preso fue cuando más aprendió porque “repensé todo lo que había leído de joven”. “Una cosa es leer y otra rumiar el pensamiento”, añadió.
Lo único en lo que Mujica mostró más reparos a la hora de pronunciarse fue sobre España y los aspectos que en su opinión deberían cambiarse en nuestro país. “Tácitamente, aunque soy apenas senador y no soy presidente yo tengo que velar por los intereses de mi pueblo y si me pongo a tirar mucho la lengua de lo que pienso de España, no voy a arreglar nada en España pero me puedo ganar una antipatía que perjudique a los intereses de mi pueblo. Entonces, mejor me callo la boca”, espetó entre risas.
Tampoco se manifestó sobre la LOMCE, pero en esta ocasión por motivos bien distintos: “Yo no puedo opinar algo que no conozco ni siquiera por las tapas. Lo único que le digo es que si no se conforma, luchar por una mejor con sus iguales”, respondió al alumno.
En busca de la felicidad
El expresidente de Uruguay también habló sobre el “desafío histórico” de América Latina, sobre el Gobierno de Tabaré Vázquez -su sucesor-, sobre el mayor logro de su mandato -la reducción de la pobreza de más del 30 al 9%- y sobre el 'no' al acuerdo de proceso de paz en Colombia -que confía en que finalmente salga adelante-, pero donde más se explayó fue en el concepto de la felicidad y el consumismo.
Una y otra vez animó a los estudiantes a amar la vida, porque “no hay nada que tenga más valor”, así como a “luchar por la felicidad humana” que, en su opinión, se basa en “cultivar los afectos”. En este sentido, les instó a alejarse del “nuevo dios”, que no es otro que “el mercado que te chupa la vida”, y criticó que el triunfo se vincule a la acumulación de 'plata'. “Estamos en un mundo laico y el nuevo dios es el mercado”, lamentó.
Además advirtió a los jóvenes que estamos “a la puertas de una nueva revolución del trabajo” en la que “los robots sustituirán a los hombres” y en la que “cada vez se trabajará menos pero se necesitará más formación”.
No faltó tampoco los comentarios sobre uno de los temas más recurrentes cuando se habla del mandatario uruguayo, su austeridad y su vida en la 'chacra' en el Rincón del Cerro. “Yo no soy pobre, aprendí a vivir con lo necesario, con lo justo para tener tiempo libre y dedicarlo a las cosas que me conmueven”, dijo Mujica, que defiende que “en política hay que vivir como vive la mayoría de la gente”.
¿Por qué el IES El Alisal?
¿Por qué un encuentro con estudiantes? Muchos se preguntan el motivo por el cual los estudiantes de un pequeño instituto de Santander han tenido la suerte de poder conocer y escuchar de cerca a uno de los líderes más carismáticos del mundo. Fernando Esteban Revenga tiene la culpa. Al enterarse hace unas semanas que el expresidente de Uruguay visitaría Cantabria, este profesor de Filosofía se puso en contacto con el Gabinete del presidente cántabro para trasladarles su deseo de poder celebrar este encuentro.
En esos días, el Gabinete de Revilla estaba pensando qué tipo de acto público realizar para dejar constancia de la presencia de Mujica en la comunidad pero sin recurrir a la típica rueda de prensa ni querer tampoco avasallar al mandatario sudamericano, y esta opción les pareció una magnífica idea, al igual que a ambos dirigentes, que aceptaron la invitación de buena gana.
Al final, Mujica se marchó del instituto como llegó, entre una sonora ovación y aceptando hacerse 'selfies' con los muchachos.