Las trabajadoras de las conserveras amenazan con una huelga indefinida por sus condiciones: “Ahora no podemos tirar la toalla”

Blanca Sáinz

29 de enero de 2022 19:22 h

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Conchi de Pablo es la presidenta del comité de empresa de UGT del Grupo Consorcio. Ella, como tantas trabajadoras, salió a la calle el pasado 21 de enero y se sorprendió al ver cómo el cansancio colectivo se había convertido en ganas de reivindicar y de plantarse ante la patronal. Y tanto fue así, que la huelga se convirtió en histórica con un seguimiento del 90% para un sector que “nunca” ha trabajado en unas condiciones dignas.

Pero empezando por el principio, y tal y como revela Conchi de Pablo, que también es miembro de la mesa negociadora del convenio colectivo, hay tres objetivos claros que tienen que salir de esta negociación con la patronal: subir los salarios, equiparar la brecha salarial que existe entre los grupos 5 y 6, y la conciliación familiar.

En el caso de los salarios, las empresas proponían una subida salarial de un 11% para estas trabajadoras que se iría distribuyendo durante los próximos cuatro años, algo que para la ugetista es “insuficiente”: “Sé que la subida no está mal, pero aquí tenemos un problema de base y es el sueldo que tenemos, así que pedimos también que la subida anual sea revisada por el Índice de Precios al Consumo (IPC) y por convenio”, señala.

Además, y en lo que respecta a la equiparación salarial entre los grupos 5 y 6, también se toca una cuestión de género, ya que el grupo 5 está constituido por mujeres que se dedican a la producción de las conservas y el 6 por hombres que son mecánicos u operarios: “De la máxima categoría de las mujeres, que es una maestra, a la menor categoría de los hombres puede haber una diferencia de 200 euros”, asegura la presidenta del comité de empresa. Sobre esto, la patronal ya ha respondido, y ha apuntado a que esta equiparación sería “una barbaridad” para los empresarios a nivel económico.

Y por último, respecto al tema de la conciliación familiar, las trabajadoras piden que las 16 horas médicas que tienen establecidas por convenio puedan utilizarlas, además de para sí mismas, para acompañar a un menor o un mayor que tengan a su cargo, “y eso tampoco les parece bien”.

No obstante, y aunque esas sean las peticiones principales, hay otras cuestiones que deben atenderse como la temporalidad o la falta de representación sindical. Así, hay empresas que optan por la contratación de forma fija pero discontinua, lo que en ocasiones genera que haya trabajadoras que solo estén en activo tres o cuatro meses al año: “Es injusto porque las tienen ahí enganchadas pero no les dan trabajo y les dificultan el poder trabajar en otros sitios”, asevera De Pablo.

Asimismo, y respecto a la falta de representación sindical, esta sindicalista cuenta un caso reciente que le llamó la atención: “Unas compañeras me comentaron que habían trabajado en su empresa hasta el 31 de diciembre, que después les habían dado de baja en la Seguridad Social durante el 1, el 2 y el 3 de enero, y que el 4 les habían dicho que volviesen otra vez a trabajar... Todavía siguen ocurriendo esas cosas en algunas empresas aunque parezca mentira”, revela con cierto enfado.

Así que, por estos motivos, el pasado viernes salieron a la calle tras varias reuniones con la patronal que no dieron sus frutos. Y pese a que no sabían cómo iban a responder las trabajadoras, De Pablo señala que han respondido “muchísimo” por el cansancio generalizado: “Ha sido secundada por un 90% de las trabajadoras, ha sido algo nunca visto... Y ahora estamos esperando a ver si hay algún movimiento por parte de la patronal, pero no parece que vayan a hacer nada. De hecho, creo que nos están echando un pulso a ver qué es lo que ocurre el 3 y el 4 de febrero, cuando volveremos a parar”, explica.

De esta forma, el foco de las trabajadoras y de UGT está ahora puesto en lo que ocurra tras esas convocatorias de huelga de la próxima semana, ya que, de no alcanzar un acuerdo, advierten de que continuarán las movilizaciones e incluso no descartan la huelga indefinida: “Una vez que se ha empezado hay que seguir, nos ha costado muchos años dar este paso y ahora no podemos tirar la toalla”, finaliza la presidenta del comité de empresa.