Los proyectos de plantas de biogás previstos en varias localidades de Cantabria siguen generando controversia entre los vecinos afectados. En este caso, los de Iguña, han expresado su posición contraria a la fábrica que una empresa quiere instalar en Arenas: “Es un nuevo pelotazo”, han denunciado a través de la plataforma que combate esta industria, haciendo hincapié en el “rechazo mayoritario” de la Corporación municipal a la misma.
El colectivo, que ha presentado alegaciones contra el proyecto, ha criticado que esta “macro fábrica” de gas es “el doble de grande que la que se quería construir en Cabezón de la Sal y que ha recibido un rechazo total”.
Al hilo, ha denunciado que la planta proyecta utilizar “sesenta mil toneladas de deyecciones animales en forma de purines, lisier o estiércol”, que llegarán “en camiones”, y al mismo tiempo ha cuestionado que la promotora asegure que “no van a producir malos olores”.
En este sentido, y aunque el proyecto contempla la creación de “ocho empleos”, los integrantes de la plataforma critican que “no diga nada de los que se perderían, más de cien, por la presencia de la fábrica y su peste nauseabunda”.
La agrupación ha precisado también que, de acuerdo con el proyecto, se va a producir gas “para que un vehículo circule 37.370.336 kilómetros en un año”, cifra equivalente a “1.868 vehículos que recorrieran 20.000 kilómetros” en doce meses.
Al respecto, los vecinos han apuntado que “esa fábrica monstruosamente grande solo podría dar gas aproximadamente a algo más de la mitad de los vehículos del propio valle de Iguña (donde circulan alrededor de 2.800)”, de manera que se han preguntado “si de verdad vale la pena esa tremenda inversión para resultados tan pobres”.
Asimismo, desde la plataforma han añadido que, según el proyecto, la fábrica prevé aportar 29,4 GWh al año, cifra que comparan con lo que se importa de Argelia, en un momento en el que se ha reducido casi a la mitad el flujo de gas desde ese país por cuestiones políticas: “Están llegando 8000 GWh mensuales, el 0,03%. Aquí no se va a fabricar gas ni ahora ni nunca: Esto es un nuevo pelotazo”, han insistido.
Finalmente, los vecinos han denunciado que la planta se pretende instalar en una zona “protegida”: la mies de Arenas, en “pastizales de gran valor agropecuario” y que tienen la consideración de suelo no urbanizable de especial protección agrícola ganadera. “Eso no es una zona industrial”, han subrayado, antes de concluir dejando claro que no quieren “destrozar” el municipio.
Sobre las plantas de biogás se ha pronunciado este viernes el consejero de Medio Ambiente, Guillermo Blanco (PRC). En concreto, sobre la de Cabezón de la Sal, de la que ha dicho que se hará una evaluación ambiental “con el máximo rigor”, llamando así a la “tranquilidad” de los vecinos. “Nada que esté fuera de la ley se podrá hacer en Cantabria”, ha argumentado.