A Andrés Trapiello

Querido amigo Andrés, hace tiempo que no nos escribimos; somos malos corresponsales ambos, porque los dos tenemos muchas cosas que hacer. He recibido ya en mi librería tu última entrega de diario, Seré duda, y debo confesar que me roba el tiempo que debería dedicar a la literatura medieval (en eso ando metido ahora, ya ves). Como de costumbre, sigo leyendo siempre con gusto tu blog, y en el me enteré de que escribiste una carta a El País (periódico al que a duras penas echo un vistazo). Me sorprendió (o quizá no) que, sin duda registrando mi cerebro mediante telepatía, escribieras lo mismo que estaba pensando escribir yo: ¿desde cuándo en una democracia se da más valor a una encuesta que al voto depositado en una urna y acreditado con DNI? O mejor con dni, como prefieres, según he visto en tu blog.

Viene esto a cuento de la desaparición de IU y UPyD de los debates electorales y, en la práctica, de la información política. Es escandaloso, cuando hay partidos que no representan a nadie en el parlamento, repito, a nadie, a los que se les concede toda la atención, al parecer en virtud de ¡unas encuestas!

Es obvio que los poderes fácticos, como llamábamos de jóvenes a los que tienen la sartén por el mango, quieren librarse de IU y UPyD. Por algo será, claro. Quizá representen una amenaza real para los poderosos. El caso es que, como cualquier jugador de ventaja en un casino, marcan todas las cartas y, al igual que Casandra, utilizan las encuentas para hacer efectiva su propia profecía solamente por el hecho de darla de antemano por cierta.

La trapacería es tan abultada que cualquiera la puede ver. No digo yo que no se dé noticia o se impida participar en debates a partidos sin representación parlamentaria, pero de ningún modo para excluir a partidos que de hecho, y no según las encuestas, representan en el Congreso a muchos españoles. ¿Hay derecho a eso?

Entre paréntesis me gustaría añadir que, no hace falta compartir ideas políticas (las tuyas y las mías no podían estar más alejadas), para estar de acuerdo en muchas otras cosas. Y de sobra sé que me tirarán hortalizas a la cara a los gritos de: Ex illis est! ¡Amigo de Trapiello, si ya se veía venir! Ya sabes lo al fresco que me trae la opinón de los necios. Eso sí, como soy un don nadie, confío en no causarte a ti perjuicio alguno llamándome tu amigo ante esos tenaces nueve españoles que embisten.

A mí me parece evidente por qué se quiere eliminar a IU y además ya lo he dicho, el cometido de Podemos, heredero del PSOE de la transición, es el mismo: intentar eliminar a la izquierda (en el caso del abuelo Felipe, al PCE; al nieto Pablo le ha tocado IU).

En el caso de UPyD, pareciera que molesta a la derecha tanto como les molestaba Suárez. Eso pienso, pero te pregunto también: ¿por qué crees tú que se quiere invisibilizar a UPyD?

En cualquier caso, mi otra pregunta es la siguiente: ¿alguien te ha contestado? ¿Esperas respuesta?

Pues eso, amigo, suerte en todo y, si voy por la ciudad (cosa que me da pereza y sé que lo entiendes), te aviso. Si subes por esta sierra y puertos del Arcipreste, no dejes de avisar. Un abrazo.

Querido amigo Andrés, hace tiempo que no nos escribimos; somos malos corresponsales ambos, porque los dos tenemos muchas cosas que hacer. He recibido ya en mi librería tu última entrega de diario, Seré duda, y debo confesar que me roba el tiempo que debería dedicar a la literatura medieval (en eso ando metido ahora, ya ves). Como de costumbre, sigo leyendo siempre con gusto tu blog, y en el me enteré de que escribiste una carta a El País (periódico al que a duras penas echo un vistazo). Me sorprendió (o quizá no) que, sin duda registrando mi cerebro mediante telepatía, escribieras lo mismo que estaba pensando escribir yo: ¿desde cuándo en una democracia se da más valor a una encuesta que al voto depositado en una urna y acreditado con DNI? O mejor con dni, como prefieres, según he visto en tu blog.

Viene esto a cuento de la desaparición de IU y UPyD de los debates electorales y, en la práctica, de la información política. Es escandaloso, cuando hay partidos que no representan a nadie en el parlamento, repito, a nadie, a los que se les concede toda la atención, al parecer en virtud de ¡unas encuestas!