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Lo que asusta a los mayores
- A mí me parece bien la indignación ante los “símbolos de la dictadura”, pero creo que es una majadería preocuparse por unos retratos de alcaldes franquistas en un pasillo de un ayuntamiento
La última vez que estuve en mi universidad allí seguían los retratos de los rectores franquistas y a nadie se le ocurre quitarlos. Entre otras cosas, porque la Universidad Autónoma de Madrid es incomprensible sin el franquismo. Desde su emplazamiento hasta su arquitectura penitenciaria, todo en esos sombríos edificios evoca la necesidad que tenía el franquismo de reprimir de la lucha estudiantil, así que bien están allí los retratos de Sánchez Agesta, Julio Rodríguez y Gratiniano Nieto Gallo, para que nadie se olvide.
¿No es un poco ingenuo pensar que unos retratos son “símbolos de la dictadura”? Más símbolo de la dictadura es el rey designado por Franco, ¿no? ¿Para qué enredar con unos inofensivos retratos cuando nadie dice ni pío de los símbolos de la dictadura que siguen tan campantes? Dejaremos al rey por hoy, pero le voy a poner, entre muchos, sólo tres ejemplos: el Concordato, el Convenio bilateral con Estados Unidos y La Ley de Secretos Oficiales.
El Concordato entre España y la Santa Sede es de 1953, aunque fue retocado en 1976 y en 1979, cuando se firmaron cuatro acuerdos negociados en secreto y que garantizaron los privilegios fiscales y de todo tipo para la iglesia católica. El asunto tuvo que dejarse fuera de la Constitución, donde naturalmente no habría cabido semejante disparate. Y así seguimos, porque ni el PSOE ni el PP se han atrevido a tocar una tilde. Peor aún: el PSOE se inventó piruetas como la “enseñanza concertada” para pagar con dinero público los colegios de curas y monjas. Formidable. ¿No es este “símbolo” más abominable que unos cuadritos que en nada nos afectan?
El Convenio bilateral con Estados Unidos nos trajo, también en 1953, las bases militares norteamericanas. Como todo el mundo sabe, ahí siguen con excelente salud. Recuerdo bien a Javier Solana gritando “¡Otan no, bases fuera!”, pero, como todo el mundo sabe, el PSOE se volvió atlantista (o dejó de disimular) y el propio Solana dio la orden de bombardear Yugoslavia. Estas bases son importantes para Estados Unidos (creo que sobre todo la de Rota) y están a su disposición para cualquier guerra que se les ocurra, pongamos en Irak. Otro “símbolo” que quizá merecería más atención que unos cuadritos en un pasillo de un ayuntamiento.
Por último, la Ley de Secretos Oficiales de 1968 se retocó en 1978 para “dar encaje legal al uso de los fondos reservados”, pero ahí sigue, vigente y rozagante, a pesar de la Ley de Transparencia o de la Ley de Memoria histórica, garantizando que los secretos oficiales, en España, sean eternos. Bonito panorama para conocer nuestro pasado, ¿verdad? Otro “símbolo” franquista que tiene algo más de incidencia en nuestra vida y en nuestra sociedad que unos cuadritos, a mi parecer.
Así que dejemos de rasgarnos las vestiduras por majaderías de ninguna importancia y acabemos con los “símbolos franquistas” que nos conciernen, como por ejemplo la Iglesia, el ejército y las cloacas del Estado, que siguen atados y bien atados tal y como lo dispuso el Caudillo. Una cosa son los “fantasmas franquistas”, que sólo asustan a los niños; y otra, muy distinta, la pervivencia real del franquismo, que no se desvanece sólo con encender la luz y decir en voz alta que somos muy demócratas. Esos fantasmas en cambio les siguen dando, ¡todavía!, miedo a los mayores, por lo menos a los del PP y el PSOE.
- A mí me parece bien la indignación ante los “símbolos de la dictadura”, pero creo que es una majadería preocuparse por unos retratos de alcaldes franquistas en un pasillo de un ayuntamiento