Un año redondo para Cristina Díaz, sumiller y nueva embajadora de la Fundación Dieta Mediterránea
Cristina Díaz, sumiller del restaurante Maralba del municipio albaceteño de Almansa con dos estrellas Michelin se convertía hace unos días en la nueva embajadora de la Fundación 'Dieta Mediterránea'. Un galardón merecido por el trabajo desarrollado en la protección y la promoción en diferentes ámbitos para que esta dieta sea saludable, sostenible y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Esta fundación fomenta los valores de la Dieta Mediterránea con sus productos y con un estilo de vida saludable. En este sentido, es a su vez socialmente viable y respetuosa con el medio ambiente. Es objetivo es defender y proteger esta dieta porque con ello se defiende el medio rural.
Este reconocimiento es muy grato para Cristina: “Me ha hecho mucha ilusión y más por verme al lado de Pepe Ribagorda, también embajador, por su profesión y por ser gastrónomo de alta cuna. Muy contenta por ser embajadora y que por parte del restaurante podemos dar más visibilidad. Por eso estoy muy agradecida e ilusionada. El día que recogí el premio me sentí importante. Soy una persona humilde que intenta pasar desapercibida, ese día me hice grande a mí misma y orgullosa de este reconocimiento”, cuenta emocionada Cristina Díaz, sumiller del restaurante Maralba.
Además, el próximo 12 de noviembre recibirá el premio 'Entre Nosotras Emprendedora Castellano Manchega' de la Asociación de Mujeres Empresarias de la Provincia de Albacete (Amepap). Otro de los premios que “me hace especial ilusión porque se valora mi trabajo. Al final un premio es un reconocimiento a la trayectoria, estoy muy contenta y orgullosa de mi trabajo”, cuenta Díaz.
También, de Raíz Culinaria premiaran a Cristina a principios de noviembre como marca de Castilla-La Mancha para poner en valor a la mujer en la región. Un año redondo para la sumiller por todos los reconocimientos por su gran trabajo. “Para recoger siempre tienes que sembrar y creo que lo estamos haciendo bien. Maralba nos está dando mucho más de lo que nosotros hemos hecho por él, todo gracias a la gente”, afirma Cristina.
Sobre Cristina Díaz
Desde muy joven empezó con Fran Martínez, chef del restaurante Maralba hasta que a sus 22 años se casaron. “Siempre habíamos tenido en mente montar el restaurante, por lo que mis últimos años de estudio los dedique al vino. A raíz de terminar mis estudios fui haciendo cursos en bodegas y trabajando en ellas”, señala Cristina. El camino para conocer y saber más sobre vino ha sido a base de estudiar y de catas, “ha sido más que nada autoformarme”, dice. Todo un mérito por el trabajo que conlleva, pero “a mí me gusta mucho el tema y se disfruta de otra manera”, señala.
Un amor de verano que se ha convertido en una perfecta fusión para el espacio Maralba. “Elegimos Almansa por el enclave que tiene y con 24 años vinimos y compramos el local. Fue cuando teníamos 25 años cuando Maralba abría sus puertas, hace 18 años. La verdad que nunca nos planteamos conseguir dos estrellas Michelin, pero si teníamos claro la línea de trabajo que queríamos seguir”, cuenta la sumiller.
Una pasión compartida durante muchos años que han podido disfrutar juntos durante todo este camino. “Cuando llegó la primera estrella fue una gran alegría, sobre todo por el reconocimiento del trabajo. Los primeros años fueron duros porque en Almansa no había nada de alta cocina y había una buena cocina tradicional y había que hacerse hueco. El despegue lo hizo esa primera estrella y que decirte con la segunda”, explica Cristina. Todo trabajo y constancia tiene sus frutos y si luchas al final todo se consigue.
Armonía entre el chef y la sumiller en el espacio de Maralba
La armonía viene determinada por la compenetración y la confianza que se respira en el espacio de Maralba. “A mi Fran me lo pone muy fácil porque lo difícil es dar de comer y mi trabajo es mucho más fácil. Sí que es verdad que intentamos arropar a la gente cuando viene porque no vienen a Maralba vienen a nuestra casa. Mimamos mucho a la gente”.
En cuanto al maridaje acompaña siempre al plato para hacer disfrutar a los comensales. Al igual que en sala se busca que la gente se sienta cómoda. Cristina define Maralba por su cercanía y por hacer sentir al comensal como que está en su casa. El restaurante Maralba cuenta con siete mesas para 22 comensales máximo.
“La carta de vinos no para nunca, es brutal porque siempre estoy metiendo nuevos vinos. En estos momentos contamos con 660 referencias de vino y es el tope que me he marcado”, dice entre risas Cristina. En cuanto a los menús, el chef va cambiándolos cada tres meses para ofrecer en él productos de temporada. Son cuatro menús diferentes al año y sobre el maridaje cambia mucho más. “Mi carta es más cambiante y en los maridajes también, me gusta hacerlo así porque si no me aburro. Trabajamos con vinos a nivel nacional, y como no, con vinos de la Mancha porque aquí tenemos una gran extensión de tierra y me gusta que la gente conozca nuestros vinos”, indica Díaz.
Maralba significa mucho: “Para nosotros es el 'amanecer del mar', un significado muy nuestro por el fondo que tiene detrás y lo que marca en nuestro camino”, concluye Cristina.
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