Organizaciones agrarias de Castilla-La Mancha están preocupadas y a la espera de que el hielo que ha dejado a su paso la nieve de la borrasca 'Filomena' por toda la región se derrita para, en unos días, según han confirmado a Europa Press, poder empezar a cuantificar los daños ocasionados en la agricultura y la ganadería.
“Estamos ante una situación muy grave, desconocida” tras la que “no se sabe ahora bien lo que viene”, ya que todavía es pronto para evaluar los daños, ha explicado el secretario regional de Asaja, José María Fresneda.
Tanto él como el secretario general de UPA en la región, Julián Morcillo, y el director de ACM, la correduría de seguros especialista en riesgos agroalimentarios --que trabaja con Cooperativas Agroalimentarias en Castilla-La Mancha--, Pedro Leandro Mayorga, han evaluado las consecuencias de la situación que está viviendo la región tras el paso de la borrasca.
Han confiado en que, especialmente, el hielo en el que se ha convertido la nieve no obligue a arrancar el olivar, como ya ocurrió en 2005, conscientes de que este ha sido uno de los cultivos más gravemente afectados por el temporal.
“La catástrofe del olivar ha sido del cien por cien”, ha asumido Fresneda, que ha explicado que el temporal ha pillado a mitad de la recogida de la aceituna en muchas zonas de la región y pese a que las expectativas eran las de una “cosecha decente, digna”, lo que ha quedado tras la nieve “es nada, pellejos”, algo que no se recupera; eso sin contar con “qué va a pasar con el árbol a futuro”.
En el mismo sentido, Morcillo asegura que el olivar es uno de los cultivos leñosos “más sensibles”, a lo que no han ayudado las temperaturas de 20 grados bajo cero que ha habido en muchas zonas de la región estos días. “En 2005 se helaron y muchos hubo que cortarlos”, rememora, seguro de que en esta ocasión “daños va a haber” y de que hay olivos “que se van a helar ya”, lo que puede generar que se queden tres años sin cosecha.
“Se han tronchado ramas, ha habido olivos que se han caído”, explica Pedro Leandro Mayorga, que recuerda que “en la última helada invernal potente --la de 2005-- hubo muchos olivos que hubo que podar por la base o la cruz para que pudieran reproducirse”, puntualiza, para reseñar cómo en la región solo hay un 5 por ciento de superficie de olivar asegurada.
El daño más latente
El responsable de ACM coincide con los anteriores en que el daño “más latente” es el del olivar, donde se ha quedado sin coger más de un 30 por ciento de la cosecha, y la que ha quedado se helará. La oliva, el fruto, se reseca y pierde humedad, por lo que habrá una pérdida efectiva de producción.
En el caso de la viña, ahora mismo “está en estado latente y está dormida” y “aparentemente no hay daños”, ha indicado Pedro Leandro Mayorga, que aclara que el “miedo” de los posibles efectos de las heladas en este cultivo se verá en la brotación, a finales de marzo o principios de abril, donde habrá zonas o viñedos concretos donde esa brotación no se producirá en condiciones.
“El hielo es lo que más preocupa”, asume el secretario regional de UPA, que explica que el efecto del sol reflejando en la nieve puede incidir en las yemas del viñedo, haciendo que mueran sin siquiera haber llegado a helarse. El cereal, que al “estar tapado no se ve”, puede que no haya “sufrido mucho”, expresa Morcillo.
Fresneda declara que cuando los peritos puedan pasar a las explotaciones se verá si una cebada sembrada se ha quemado o cómo ha afectado a la viña, el pistacho o el almendro, aunque a su juicio “sólo hay que ver el mapa de la nieve” para hacerse una idea.
“Ha nevado bastante más de lo que estábamos acostumbrados en los últimos años. La nieve normalmente es bienvenida en el campo, en momentos donde hay dificultades para que los cultivos salgan adelante, en años de sequía y para la recuperación de acuíferos, pero ha venido acompañada de mucho frío y eso es lo que ya está acusando muchos daños”, subraya Morcillo.
Zona catastrófica y seguros
En cuanto al horizonte de ayudas que se abre ante esta situación, el secretario regional de Asaja cree que la declaración de zona catastrófica, “si no va acompañada por una partida importante” de ayudas, “solo vale para el titular de prensa”.
Como especialistas en riesgos agroalimentarios, desde ACM aseguran que, cuando se habla de las zonas catastróficas, “en el campo, la única solución lógica que tienen los agricultores y ganaderos para tener cobertura en riesgo climático es el seguro agrario”, y ha añadido que “quien tiene seguro cobra y quien no, no”.
Pedro Leandro Mayorga sería partidario de que hubiera una “labor más divulgativa” sobre los seguros agrarios, ya que aún siendo el sistema español “el más avanzado a nivel europeo y uno de los primeros de reconocimiento a nivel mundial, desgraciadamente se sigue contratando seguro agrario por miedo”.