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Sobre este blog

Espacio del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha para destacar el papel del arquitecto en la creación de espacios que trascienden lo funcional, invitando a la reflexión y el debate.

'ARQUITECTURA para respirar', alude a la inevitabilidad de la arquitectura, porque como el hecho de respirar es algo que está siempre presente, incluso cuando no somos conscientes. Y, a su vez, nos recuerda la definición de Lao-Tse, según la cual “cuatro paredes y un techo no son arquitectura, sino el aire que queda dentro”. Porque la arquitectura no es una disciplina meramente constructiva, sino que tiene mucho que ver con lo intangible del alma.

La ciudad excavada de la Mancha

Doctor arquitecto
Cuevas antrópicas urbanas en Tomelloso

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Desde sus ancestros el ser humano ha buscado refugio de las inclemencias meteorológicas en los resguardos naturales, el 'homo' cazador, nómada, no pensaba aún en la arquitectura, fue el 'homo' recolector, sedentario, el que tuvo la iniciativa de construir refugios, para la cosecha, para las semillas, para proteger a los animales domesticados, para los muertos y por último para refugio suyo. Establecimientos provisionales, que fueron consolidándose, y le servían a su vez como protección frente al propio hombre, al haber hecho acopio de bienes necesarios para la vida y guardarlos. Y en esta cadena arquitectónica evolutiva, cuando, donde y por qué aparece el hábitat subterráneo, las excavaciones humanas.

En la comarca manchega, campus espartarius o laminitano (lagunar) romano, mantxa bereber (altiplanicie llana o secarral), no existían apenas refugios naturales, resguardos en los escasos alcores de las vegas, las oquedades del territorio aplanado no podían proteger a los primeros pobladores, que crearon asentamientos en laderas, y paralelamente, fruto de periodos centenarios de sequias, en motillas sobre las vegas.  

En la Mancha se habitaba sobre cota cero, pero el clima continental extremo de esta España seca y factores económicos, escasez de materiales de construcción naturales como piedra y madera, y la geología de la cuenca sedimentaria, animaron al homo manchego a excavar, a minar el territorio, con el fin de buscar materiales de construcción (áridos y tierras para la técnica de los muros con tapiales) y para poder conservar mejor los alimentos, buscando cavas o depósitos como fresqueras de alimentos perecederos o para controlar la fermentación y crianza de su mejor producto, el vino. 

Aunque también se encuentran cuevas de uso doméstico, en la Mancha toledana, barrios en Villacañas y Madridejos, además de los demolidos en Moral de Calatrava y aún visibles en las laderas del “albaicín criptanense”. En la Mancha Baja, Daimiel y Manzanares, se encuentra un tipo de silos rurales o cuevas de quintería, magníficas como refugios temporales para los agricultores, que en la Mancha tomellosera se realizaron en piedra seca, en altura, en forma de bombos, o chozos.

Con el desarrollo urbano de los caseríos manchegos, como anexo casi obligatorio de los edificios en altura, se profundiza en las raíces telúricas del subsuelo.

El instinto tectónico anima al pastor nómada a horadar la tierra, buscando el equilibrio térmico, o los espacios acondicionados, y surge el manchego minero, como topos de cualquier distopía humanoide, poceros, barreros, cueveros, terreras, extrayendo gravas, áridos, para elevar murallas de tierra apisonada, para albergar el sustento o habitar. 

Así surge la Mancha subterránea, con cientos de cavidades bajo los municipios, una Mancha oculta, horadada, con cientos de cuevas en las poblaciones de Valdepeñas, Manzanares, animadas para la pujante crianza del licor de Baco a finales del XIX. Aunque existía previamente una cultura manchega de la caverna, a la que ya Platón recurrió.

En Infantes (Campo de Montiel) se han documentado setenta y siete cuevas catalogadas en fresqueras, bodegas, habitaciones vivideras, aljibes y criptas. Con una geología más adversa que en la cuenca sedimentaria manchega, tan proclive al sondeo, tan tolerante a la perforación. Al igual que Valdepeñas con sus cuevas-bodegas algunas talladas en la piedra, tan profundas y rezumantes de mostos, o al igual en Manzanares, cuevas-bodegas domésticas e industriales, cuevas despensas, covachas, galerías, mangas, pequeños túneles que discurren libres entre casas, viales, corrales.

Tomelloso, con una geomorfología única, acoge un subsuelo poblado de espacios, de bóvedas, óculos, lucernas, lumbreras, escaleras infinitas que penetran con su tenue iluminación entre los cimientos calizo-arenosos, densos y compactos que nos ha ido dejando Cronos, en playas inmensas de depósitos, reposadamente asentados.

La tuneladora humana, paciente hormigueo bajo tierra, ha escarbado el plano que lo sustenta, y unas veces para bodegas y otras para areneros, ya sea a escala industrial o doméstica, ha extraído, ha vaciado y sin saberlo ha construido espacios, ha descubierto volúmenes, y de terrero se convierte en arquitecto.

Huecos o cavidades que ahora se pueden visitar en el barrio de La Esperanza de Tomelloso, vacíos apuntalados en magníficos soportes cerámicos hiperbólicos, cortes y secciones brutalistas, bien encaladas, saneadas y ventiladas, discurren en el tiempo por los siglos de los siglos, si no se ciegan, rellenan y olvidan.

Vacíos apuntalados en magníficos soportes cerámicos hiperbólicos, cortes y secciones brutalistas, bien encaladas, saneadas y ventiladas, discurren en el tiempo por los siglos de los siglos, si no se ciegan, rellenan y olvidan

Gracias a una avanzada tecnología, se argumentan soluciones tradicionales, con el georradar, la interferometría diferencial, los testigos de yeso, humectómetros, fotografías históricas, cinta métrica, caso, linterna y una sabia interpretación de los profesores de la Escuela de Arquitectura regional, animada por el municipio y sus representantes, se ha conseguido dar a conocer un patrimonio enterrado de más de 2.500 oquedades, vaciados, cavidades, ricas en aire y tenue iluminación. Un valioso subsuelo, rico no solo en agua o minerales, sino en espacios.

El hombre en su búsqueda de volúmenes útiles y artísticos, no sólo los encuentra fabricando la tienda o la choza, el bombo o la catedral, también los encuentra excavando la cueva.

El Valle de los Reyes, el vacío escultórico creado en Tindaya por Chillida, la ciudad subterránea de Kaymakli en Capadocia en el siglo VII. Canteras de S´Hostal de Menorca, viviendas trogloditas en la meseta de Loess al norte de China o en Matmata, Túnez, Guadix, Baza, Paterna, Aguilar de Campos (España), Matera (Sicilia), Naours (Francia), iglesias de Labibela en Etiopía, talladas bajo la cota cero. Y no se debe olvidar las catacumbas de Roma o las de París, decenas de kilómetros de túneles, para albergar a los muertos.

Más cercano a Tomelloso, es la actividad minera de Almadén, y en nuestro país la geoda de Pulpí y las minas de oro de Rodalquilar en Almería, la mina de Layona en Badajoz, el Soplao en Cantabria, Riotinto en Huelva, Pozo Sotón en Asturias, las Médulas de León, la Unión en Murcia y las cuencas mineras de Teruel, un recorrido turístico de los amantes a la geología, en el que se deberían incluir bodegas y areneros de Tomelloso.  

Las ciudades desaparecerán por explosiones nucleares, tormentas solares, epidemias y demás jinetes del apocalipsis naturales o artificiales, pero la ciudad subterránea quedará eterna. 

Es turbador la envolvente fluida, plástica de la cámara excavada en la calle Almería esquina Príncipe Alfonso, epicentro del colapso. Bajo la bóveda excavada a mano, y apuntalada por soportes similares a la columna mozárabe de la ermita de San Baudelio de Berlanga en Soria, de finales del XI, se siente seguridad, se siente espacio, se siente futuro, calma, paz, confort.

No olvido los esfuerzos de los investigadores por comprobar la mecánica del colapso, analizar los niveles de riesgo, si la luz es mayor de 4 metros y el espesor de la tosca o cobertera menor de 2 metros (siempre depende), composición de las vetas, compactación, determinar cuándo es peligrosa una grieta, la velocidad de apertura, humedad mayor del 80%, (atención), cuando hay que monitorizar, y cuando hay que desalojar… pero ante todo no rellenar ni tapar los huecos de ventilación. Más allá de la propiedad está el derecho ciudadano a conocer este patrimonio, que espero no cierre sus compuertas al ojo y a la piel, que se merece sentir su pálpito telúrico.

Una densa exposición de los trabajos de investigación y planimetrías de dos años, ha estado presentada en la Posada de Tomelloso, y se han impartido charlas explicativas de gran interés por parte de los profesores, en la Demarcación de Ciudad Real del Colegio de Arquitectos, esperando que sigan con la divulgación de este gran patrimonio excavado de la provincia que no debe ocultarse, ya que corresponde a un momento histórico de desarrollo, en un contexto de gran carestía y pobreza general, así que no se debe nunca asimilar a miseria y ruindad, y si a labor inteligente de adecuación al medio físico, de la forma más natural y popular. 

Enhorabuena a todos los implicados por valorar el esfuerzo de los azadonazos de las terreras, y las brazadas de los poceros, tirando de las cuerdas y sacando espuertas, realizando una arquitectura sustractiva pero tan rica. Así se hace la sociedad manchega.

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Espacio del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha para destacar el papel del arquitecto en la creación de espacios que trascienden lo funcional, invitando a la reflexión y el debate.

'ARQUITECTURA para respirar', alude a la inevitabilidad de la arquitectura, porque como el hecho de respirar es algo que está siempre presente, incluso cuando no somos conscientes. Y, a su vez, nos recuerda la definición de Lao-Tse, según la cual “cuatro paredes y un techo no son arquitectura, sino el aire que queda dentro”. Porque la arquitectura no es una disciplina meramente constructiva, sino que tiene mucho que ver con lo intangible del alma.

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