Atajar el desempleo entre las personas con discapacidad “no es sólo inclusión laboral, es inclusión social”
La contratación de personas con discapacidad en Castilla-La Mancha mostraba a finales de 2021 un “retroceso” de unos tres años, manteniéndose todavía inferior a los tiempos de pre-pandemia y llegando, de hecho, a niveles parecidos a los de 2018. Durante 2020, el empleo se desplomó en un 23,2%, que logró volver a crecer en casi un 30% durante 2021. Sin embargo, seguía por debajo de lo logrado en la región. “Muchas personas con discapacidad se sienten desorientadas a la hora de afrontar la búsqueda de trabajo en la nueva normalidad, siendo vital reforzar las medidas de acompañamiento para recuperar lo perdido en pandemia y que no se queden atrás, formando parte de una recuperación económica inclusiva”, afirmaba Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
En septiembre de 2019 se logró el máximo histórico de contrataciones a personas con discapacidad, con 4126 contratos. Entre enero y septiembre de 2021, el total de contratos firmados fue de 3882, señalan desde Adecco. La empresa también advierten de que las personas con discapacidad “parten de una situación más desfavorable para afrontar cualquier crisis, con el riesgo de convertirse en víctimas dobles de esta coyuntura”. Estas consecuencias se han observado, ya que el desempleo de larga duración se disparó un 36% durante la pandemia, lo que refleja una “cronificación de su paro y de su vulnerabilidad”.
Más allá de las cifras, desde Plena Inclusión Castilla-La Mancha recalcan que la situación de las personas con discapacidad hace que “normalmente nos veamos sometidas a tener que acudir al empleo protegido”. “Y durante la pandemia, estos centros tuvieron una menor carga”, recalca el gerente, Daniel Collado. Sin embargo, Collado también destaca que la tasa de empleo, al ir aumentando de forma generalizada, también va de a poco repercutiendo entre quienes tienen algún tipo de discapacidad.
“Pero tenemos que tener en cuenta que hay una diferencia de 36,5 puntos respecto a las personas que no tienen discapacidad en la tasa de actividad. Y es una brecha fundamental que tenemos que ir atajando, algo en lo que las organizaciones ponemos bastantes esfuerzos”, señala. Aparte de los centros de empleo, también se trabaja en la inclusión de la “empresa normalizada”, apelando a que es “incuestionable” que las personas con discapacidad pueden trabajar.
“Poner en valor las capacidades de cada uno”
“Ahora existe más sensibilidad, porque antes las personas estaban en un desamparo total. Las empresas entienden que hay beneficios a la hora de contratarlas, pero no siempre los conocen. Pero es necesario poner en valor las capacidades de cada uno y sacar provecho de las distintas potencialidades”, reflexiona. “No queremos ser una carga, sino que queremos posibilidades de empleo reales, diversas. Esta es nuestra reclamación”, afirma Collado. En la región, explica, ya existe una reserva del 2% de plazas para personas con discapacidad intelectual, “real y efectiva”. “Esto fue un gran hito, que ha requerido adaptación en los tiempos”, concluye el gerente de Plena Inclusión. Ahora, se busca el mismo compromiso en las administraciones locales. “Muchos ayuntamientos ya se han sumado a esta campaña”, afirma.
Desde el CERMI Castilla-La Mancha, su gerente José Antonio Romero, recalca que, efectivamente, se parte de una situación con desventaja. “Llevamos varios años donde sí se ha logrado incrementar la tasa de actividad, por encima de la media incluso. Pero en este último año hemos visto que este crecimiento no sólo se ha paralizado, sino que incluso se ha destruido empleo”, recalca. Desde el Comité observan que han sido los planes de empleo de la Junta los que han ayudado a que baje la tasa de desempleo: “no es lo que nos gustaría pero estamos igualmente vigilantes a las cuotas de reserva”.
“Se ignora su potencial”
Romero también señala que se debe vigilar la contratación de un 2% de personas con discapacidad en los lugares con más de 50 trabajadores y, para ello, piden la colaboración de la Inspección de Trabajo y de las administraciones. “Vemos que hay un núcleo de personas demandantes de empleo que no baja. Y es que todavía hay mucho desconocimiento, porque se ignora el potencial de las personas que pueden desarrollar realmente cualquier tipo de trabajo”, afirma el gerente del CERMI.
“Existe un hándicap importante, y es que la formación de las personas con cualquier tipo de discapacidad siguen viendo muchas trabas a la hora de poder titulares, trabas que vienen desde el sistema educativo”, explica Romero, quien, al igual que desde Plena Inclusión, también alude a que se desconocen los beneficios de contratar a personas con discapacidad, como las ayudas que existen para las empresas. “Tenemos que aprovechar también el marco de ayudas europeas”.
“No sólo se trata de inclusión en el mercado laboral, sino de inclusión social. Educación, empleo y accesibilidad son derechos básicos que cualquier persona necesita para poder sentirse verdaderamente incluido. Porque si tienes empleo, tienes verdadera autonomía y puedes desarrollar tu proyecto de vida”, concluye.
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