- La bisnieta de Dositeo Moreno, taranconero muerto en Mauthausen, pide ir más allá de un listado de víctimas que solo “son nombres vacíos de historia”
Su mujer y sus hijas le esperaron durante décadas. Guardaban la esperanza de que algún día regresaría, de allá donde estuviera, con vida. Pero nunca volvió. Dositeo Moreno Barrios (Tarancón, 1911) militaba en las Juventudes Socialistas Unificadas y se había marchado en 1937 como voluntario con el Ejército Popular de la República Española. No fue hasta los años sesenta cuando su familia pudo poner fin a esa tortuosa espera, aunque con trágicas noticias: recibieron un certificado de defunción que constataba que el hombre había fallecido en 1942 en el campo de concentración de Mauthausen.
El nombre de Dositeo Moreno Barrios es uno de los 4.427 que aparecen en el listado publicado la semana pasada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de las personas muertas en los campos de concentración nazis de Mauthausen y Gusen, en Austria. De ellos, 485 eran castellanomanchegos y 58, originarios de la provincia de Cuenca.
“El listado es un avance pero llega tarde, muchos años después. Y parece ser que solo son nombres, vacíos de historia”, critica Hel·lena Guillén Llop, de 31 años y bisnieta de Dositeo. “Y no murieron; fueron torturados y asesinados en los campos de concentración”, añade rotunda.
Sin historia
La abuela de la joven, María, que tenía dos años cuando Dositeo se marchó, y su hermana, Amparo, que había nacido en el refugio antiaéreo de Tarancón apenas unos días antes de que su padre se fuera a combatir, prácticamente no sabían nada acerca de la historia de su progenitor, aunque sí aparecía como víctima de Mathausen en otros listados anteriores al reciente del BOE.
“Yo le preguntaba a mi abuela pero casi no le habían contado nada. Solo sabían que su padre se había ido en noviembre de 1937 y lo habían matado en un campo de concentración. En pleno franquismo no se hablaba de un padre rojo”, recuerda ahora su bisnieta, que decidió indagar y poco a poco ha ido reconstruyendo la historia de su antepasado.
“He estudiado historia y pensé que teníamos un caso de historia viva en nuestra familia y que había que tirar del hilo. Hace unos cinco años que empecé a buscar y encontré que se fue de Tarancón en un camión de voluntarios pocos días después de nacer su segunda hija. Lo capturaron en la playa francesa de Bray-dunes en junio de 1940, por lo que supongo que estaba en una compañía de trabajadores extranjeros de Francia destinada a la batalla. Lo llevaron a un Stalag [denominación en el III Reich de un campo para prisioneros en la Segunda Guerra Mundial] y de ahí lo transfirieron a la Gestapo en diciembre de 1941. Y ya estuvo en Mathausen hasta que fue asesinado en agosto de 1942”, narra esta joven.
Pero no ha sido fácil reconstruir esta historia porque Hel·lena es de Vallfogona de Balaguer (Lleida) y esto dificultadaba la investigación por la lejanía con Tarancón. La joven decidió contactar con el representante de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Cuenca (ARMH), Máximo Molina, y viajó a esta localidad conquense, donde pudo hablar con una sobrina de su bisabuelo, Amparo, de más de noventa años.
“Ella me contó que Dositeo se fue subido en un camión de voluntarios y que Victoria, que era su mujer, dejó a la niña que tenía en brazos en manos de su madre y se fue corriendo pidiéndole por favor que no se fuera. Y ese fue el último día que vio a su marido”, relata.
“Cuánto sufrimiento, cuántos daños psicológicos. Debe de ser una tortura estar esperando tanto tiempo”, considera. “Hay que recordar también la historia de las mujeres y los niños que se quedaban solos. A una mujer no le era fácil salir adelante en aquellos tiempos”, subraya.
“Hay que recordar la historia de las mujeres y los niños que se quedaron solos”
En su tarea de investigación, Hel·lena viajó hace tres años hasta el campo de concentración de Mauthausen. En el “Libro de muertos” del archivo aparecía que su bisabuelo había muerto el 30 de agosto de 1942, en la enfermería, aquejado de tuberculosis.
Aunque pone en duda la causa de su fallecimiento. “No creo que muriera de tuberculosis. Eso es lo que ponían por no decir que había sido por inyección de gasolina. Los mataron los nazis. Los prisioneros no querían ir a la enfermería porque sabían lo que les esperaba”, asegura.
Hel·lena también hace hincapié en que se no se debe olvidar que estas personas fueron “asesinadas por los nazis con el consentimiento de Franco”. Además, se convirtieron en apátridas y perdieron su nacionalidad española por orden de la dictadura franquista.
Además, recuerda que en España también hubo campos de concentración en los que los prisioneros “fueron torturados”. “Parece que se le da más importancia a los campos de fuera pero aquí también existieron”, indica, al tiempo que añade que le choca que se publique el listado de víctimas mientras “se mantiene a Franco en un mausoleo”.
En memoria de Dositeo, su familia, apoyada por ARMH y con la autorización del Ayuntamiento de Tarancón, puso en 2017 en este municipio una placa como homenaje a este taranconero. Aunque cree que “la justicia ya llega tarde porque los que sufrieron y los que lo ocasionaron ya están muertos”, a la administración sí le pide que “se les dé a las víctimas la dignidad que se merecen” para que sus historias no se pierdan en el olvido.