En los términos municipales de Enguídanos y Víllora, en la provincia de Cuenca, se ubican las Chorreras del río Cabriel, declaradas Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 2019. Es una zona de saltos, cascadas y pozas de agua turquesa donde realizar senderismo, deportes acuáticos y turismo de naturaleza. Su aforo, en principio, es el que viene delimitado por los dos aparcamientos situados en los accesos desde ambas localidades. Así se acordó hace dos años entre el Gobierno castellanomanchego y ambos ayuntamientos. Pero hay mucha gente que acude caminando, aparca en otros sitios o va en autobuses. Y el paraje finalmente se ha masificado. La consecuencia: ha habido ocho accidentes, principalmente de traumatismos de diversa índole, en las dos últimas semanas. En todo el verano, han sido 11 sucesos de este tipo.
Estos hechos han hecho saltar las alarmas, aunque las administraciones consideran que no es una cuestión de falta de seguridad sino de “imprudencias”. Este monumento natural cuenta con señalización sobre su peligrosidad en determinadas zonas y también sobre posibles aumentos “repentinos” de caudal debido a que allí opera una central hidroeléctrica.
Así figura en las indicaciones de la web de las Chorreras, donde además se recuerda que es obligatorio realizar reserva de aparcamiento y que está prohibido estacionar en el tramo desde estos parkings hasta el paraje natural. También está prohibido pisar las cascadas así como las zonas donde está fluyendo el agua y el baño únicamente se puede realizar en las pozas señalizadas. De igual forma, no están autorizadas sombrillas, sillas, mesas, carros y todo aquello que pueda dañar la roca.
Muchas de estas normas no se cumplen y a esta situación se ha sumado un mayor número de visitantes y “mayores imprudencias”. Con todo ello, el delegado de Desarrollo Sostenible en Cuenca, Rodrigo Molina, ha avanzado a elDiarioclm.es que se reforzará la vigilancia, que ahora llevan a cabo los ‘ecoagentes’ que vigilan los dos parkings, agentes medioambientales y Guardia Civil.
Reducir visitantes y no solo vehículos
“Estamos en un análisis permanente, este monumento natural se preservó hace tres años precisamente para protegerlo de la gran afluencia que había entonces de personas. Ha ido en incremento pese que se redujo el aforo por vehículos mediante los dos aparcamientos. Ahora las administraciones estamos viendo que debemos reducir el número de visitantes, no solo de vehículos”, explica el delegado.
Para ello la Administración ha elaborado una orden de uso público de esta reserva natural en la que se regula el aforo por personas, y que está a punto de publicarse. Pero ¿puede controlarse en un terreno tan grande y complejo? “Serían necesarios más efectivos. Proporcionalmente parece que cuanta menos gente vaya, puede haber menos accidentes, pero no es inversamente proporcional”. Es decir, consideran que puede ir menos gente y, si no respetan las normas, seguir produciéndose accidentes.
Las administraciones calculan que han llegado a acudir a las Chorreras cerca de 2.000 personas en un día y la mayoría de accidentes se producen en una poza con una caída de siete metros donde está “perfectamente señalizado” que está prohibido tirarse, y sin embargo, “lo hacen cientos de personas”. Rodrigo Molina también explica que desde los aparcamientos hasta esta zona hay unos tres kilómetros y cuando ha tenido que acudir la ambulancia o los bomberos a sacar a alguien, han transcurrido dos o tres horas, con “la alarma que eso ha generado”.
“El sitio es muy amplio, es difícil de controlar, pero está señalizado, hay prohibiciones por todas partes. Pero aun así, hay denuncias, va mucha gente en julio y agosto, que es cuando más accidentes de producen, junto con gente que se pierde, que sufre lipotimias…”.
Por todo ello, Gobierno regional y ayuntamientos han decidido reforzar la vigilancia pero también llaman “encarecidamente” a la prudencia, al civismo individual, a la responsabilidad y el respeto a la señalización. “Por nuestra parte vamos a intentar reforzar, no solo por las personas sino también por preservar el paraje natural, que es un bien protegido. Esperamos que poco a poco se vaya mentalizando la gente”, concluye.