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Un baño rural de tradición mudéjar en el pueblo toledano de Ajofrín: “No hay ninguno documentado en toda la meseta”

Los arqueólogos de Cota 667 han sacado a la luz unos baños de influencia árabe, que datan del siglo XIII, y que son los únicos documentados en el ámbito rural en el centro de la península ibérica. Están en Ajofrín (Toledo)

Carmen Bachiller

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Una intervención arqueológica en Ajofrín ha permitido “un descubrimiento esclarecedor” sobre la pervivencia de la cultura islámica en el centro de la península ibérica. En este pueblo de Toledo se ha encontrado una ‘rara avis’. Se trata de un baño rural de tradición mudéjar construido entre los siglos XIII y XIV con una distribución axial típica de la época y que, a pesar del paso de los siglos, mantiene gran parte de su estructura original en buen estado de conservación.

“Hasta ahora no hay ninguno documentado en toda la meseta. No se habían estudiado nunca y además este está completo. Su arquitectura es potente, a base de bóvedas de cañón. Es uno de los mejores ejemplos de baños rurales del centro de la península ibérica”, explica la arqueóloga Ángela Crespo.

Miguel Ángel Díaz Moreno es también arqueólogo profesional y explica que “los que conocíamos están en la zona levantina o en Andalucía. Toledo era una especie de isla con presencia de baños árabes, pero no se había encontrado ninguno rural y menos tan tardío, del siglo XIII, teniendo en cuenta que la reconquista cristiana de Toledo se había producido ya en el siglo XI”.

Ambos profesionales forman parte del grupo Cota 667, conformado por arqueólogos, historiadores, investigadores y técnicos de diferentes ámbitos y han sido los encargados de estudiar y documentar los restos, en un proyecto en el que también ha participado Rafael Caballero García, licenciado en Humanidades por la Universidad de Castilla-La Mancha y arqueólogo.

“Casi siempre nos hemos centrado en estudiar las zonas urbanas”, apunta Ángela Crespo, quien destaca la riqueza oculta en el ámbito rural, como ha puesto de manifiesto el caso de Ajofrín. No fue hasta 2021 cuando un requerimiento del Ayuntamiento a los propietarios de la vivienda localizada en la calle Buitragos, número 2, terminó por propiciar el hallazgo.

El inmueble tenía ciertos elementos en su fachada que podrían desprenderse y caer a la vía pública. Eso precipitó la intervención, y lo que parecía un mero trámite de conservación urbana se ha convertido en todo un hallazgo.

La relevancia de un baño árabe rural cerca de la gran urbe toledana

Dicen los investigadores que este descubrimiento es relevante por tratarse de un baño rural en una zona donde predominan los baños urbanos como los de la cercana ciudad de Toledo, a poco más de 20 kilómetros. “Hablamos de la existencia del ritual del baño en zonas rurales y ha estado oculto hasta ahora. Quizá fueran las familias mozárabes las que siguieron con la tradición”, comenta Ángela Crespo.

Su datación indica la pervivencia de estas estructuras en la meseta castellana en un periodo en el que comenzaban a declinar en otras zonas de la península ibérica y a pesar de la reconquista cristiana. “Esta era una villa muy importante del Señorío de Ajofrín, con cierto renombre. Es una zona de paso, a la salida de Toledo, en la vía que va hacia Ciudad Real y Andalucía”, añade Miguel Ángel Díaz.

Una de las hipótesis que manejan es que, en esta zona de cruce de caminos, “los baños rurales suponían un servicio público a viajeros o comerciantes”.

Era una herencia árabe y dejó una variada tipología de baños en su época de máximo apogeo, entre los siglos IX y XII. Por un lado estaban los baños urbanos públicos, en las grandes ciudades, que han sido asociados por algunos investigadores al uso común público a bien al ámbito religioso relacionado con las abluciones, en el caso de encontrarse cerca de una mezquita. “Su estructura suele ser más irregular porque tenían que adaptarse a cada ciudad”.

Pero además se construyeron baños rurales como el de Ajofrín, los llamados 'baños de fortaleza' en el interior de las alcazabas y los baños palatinos asociados a grandes casonas o palacios que en algunos casos terminaron convirtiéndose en fortalezas. Junto a ellos proliferaron pequeños baños privados.

La intervención arqueológica permitió identificar las salas caliente y templada de los baños, construidas con un aparejo toledano típico del siglo XIII, aunque la sala fría original parece haber desaparecido

El inmueble de Ajofrín cuenta hoy con tres zonas diferenciadas. Hay una parte delantera contemporánea que data del siglo XIX, un edificio medieval con dos salas abovedadas, y una zona posterior utilizada como patio. La intervención arqueológica permitió identificar las salas caliente y templada de los baños, construidas con un aparejo toledano típico datado entre los siglos XIII y XIV, aunque la sala fría original parece haber desaparecido.

El horno que permitía calefactar las salas se localiza en el patio trasero, con estructuras bien conservadas como el hipocausto, aunque los elementos relacionados con el agua, como las pilas o bañeras han desaparecido. Probablemente fueron expoliadas.

“Estos baños se utilizaron como parte de la casa”, detalla Ángela Crespo, dentro de un inmueble que ha sido vivienda con cuadra y hasta supermercado. Y es que el edificio ha sufrido varias alteraciones a lo largo de los siglos, desde su uso original hasta la transformación en espacio agropecuario en el siglo XVIII y, posteriormente, en vivienda en época contemporánea. El abandono a finales del siglo XX permitió que la estructura medieval llegara a nuestros días, aunque con evidentes signos de deterioro.

La vivienda, propiedad de varias familias antes de recaer en los actuales dueños, presentaba una fachada exterior de una casa baja de las tantas que hay en cualquier pueblo de Castilla-La Mancha. Sin embargo, el interés por parte de los técnicos de Patrimonio, - ya en los años 90 del siglo XX fue catalogada como ‘ámbito de prevención’- preservó su integridad hasta nuestros días, evitando incluso su derribo en la primera década de los años 2000, destacan los investigadores.

Miguel Ángel Díaz Moreno, licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid, explica que la información sobre los materiales encontrados o la planimetría, entre otras cosas, ya ha sido trasladada al departamento de Cultura de la Junta de Castilla-La Mancha.

Los propietarios quieren darlo a conocer, pero antes hay que consolidar los restos. “Lo están financiando todo ellos, entienden que es algo muy valioso que hay que dar a conocer”, explica Ángela Crespo, y no se descarta que pueda formar parte de la oferta turística y cultural toledana. “Está abiertos a que pueda visitarse en un futuro”, señala Díaz Moreno.

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