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Bernat Armangué y el retrato de los protagonistas involuntarios de conflictos como los de Palestina, Libia y Afganistán

En primer plano, fotografías tomadas por Bernat Armangué durante la invasión rusa de Ucrania y parte de la exposición

Rubén Pereda

Vitoria —

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En cada crisis humanitaria y en cada conflicto armado, ya sea en Palestina, Libia, Egipto, Bangladés o Ceuta, hay siempre unos protagonistas involuntarios, unas personas que sin quererlo se han visto en el epicentro de la historia. El fotógrafo Bernat Armangué, que presenta en Vitoria la exposición titulada 'Esto sí ocurrió: esbozos visuales de un fracaso colectivo', les ha querido dar visibilidad con sus instantáneas y las ha empleado como hilo para tejer un punto de unión entre sociedades que, si bien alejadas tanto en aspectos culturales como en lo geográfico, comparten un nexo. “Son pequeñas ventanas hacia protagonistas involuntarios, personas afectadas por la imposición de un nuevo 'statu quo' de difícil solución”, se explica en la presentación de la exposición, que puede visitarse desde ya y hasta el 15 de septiembre a las puertas del palacio de congresos Europa.

La muestra desplegada en Vitoria —que hace las veces de telonera de las jornadas de 'Periodismo a pie de calle' que arrancan el próximo lunes— abarca desde la actualidad, con inmigrantes kurdos interceptados por las autoridades francesas en 2024 y una imagen del funeral de un militar ucraniano en 2023, hasta momentos ya distantes como 2010, con una fotografía que muestra a un palestino enfrentado a fuerzas de seguridad israelíes.

Las fotografías de Armangué, ganador del premio Pulitzer en 2023 por su trabajo para la agencia Associated Press durante la invasión rusa de Ucrania, inmortalizan los rostros de los protagonistas, pero están también cargadas de mucho simbolismo. Es el año 2011 en Bengasi, ciudad costera del noreste de Libia. Subido a una escalera y brocha en mano, un hombre pinta sobre un panel publicitario la bandera libia anterior a la irrupción de Gadafi. En primer plano de otra imagen tomada por esas mismas fechas, otro hombre sujeta un cartel en el que se ve el rostro del dictador libio acompañado de la palabra “Wanted”.

Más apegada a la actualidad, otra de las instantáneas expuestas en la avenida Gasteiz se va a Kabul, al septiembre de 2021 en que los talibanes retomaron el poder en Afganistán. Muestra un karaoke desangelado, con luces de colores que lo iluminan pero sin gente que cante. “Las luces brillan tímidamente en un salón de karaoke cerrado debido a las amenazas de los talibanes. La última vez que los talibanes gobernaron el país, a finales de la década de 1990, prohibieron por completo la música. Con la reciente toma del poder por parte de los talibanes, muchos músicos, temiendo represalias similares, abandonaron el país, mientras que otros escondieron o destruyeron sus instrumentos”, se aclara en el texto que acompaña a la imagen.

Otra fotografía tomada en el mismo lugar y en las mismas fechas le cede el protagonismo a una mujer que accede a una peluquería. La entrada está flanqueada por el dibujo de dos mujeres engalanadas con vestidos, pero la cara solo se les puede intuir, pues ha sido pintarrajeada de negro. “A pesar de las promesas iniciales de un gobierno más moderado que durante su anterior periodo en el poder en la década de 1990, los talibanes han impuesto medidas estrictas desde que tomaron el control”, se apunta.

Hay otras imágenes de inmigrantes recién llegados en patera a Ceuta y atendidos por la Cruz Roja, de niños que han quedado huérfanos por la invasión rusa de Ucrania, de ventanas cubiertas con mantas en Cachemira para contener los impactos de bala y de ropa abandonada por los miembros de la comunidad rohinyá en su travesía de huida hacia Bangladés. “Cada imagen es una oportunidad para reflexionar y buscar ese punto de conexión común; una invitación a contemplar cómo nuestras acciones individuales pueden resonar en la vida de otras personas, contribuyendo así a reconstruir esas conversaciones rotas”, se zanja en la presentación.

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