'Jeringonza' con la Ronda de Motilleja
Desde 1973, el Festival Folk 'Tablas de Daimiel' es punto de parada y fonda para todo tipo de manifestaciones musicales tradicionales. Si el año pasado celebró su cincuenta aniversario con Vermú y Karmento, dos de las propuestas más novedosas del folk contemporáneo, este año ha optado por la vuelta a las raíces más genuinas, abriendo la primera jornada con 'Tierra, Semilla y Agua', 'Arrabal' y 'Palabras', en un claro homenaje a las raíces del evento, así como a las generaciones que lo impulsaron en la década de los 70. Junto a ellos y para cerrar el festival han contado con la participación de 'La Ronda de Motilleja', grupo que durante estos últimos años representa la esencia más pura y reconocida de los tradicionales grupos de ronda.
Dieciocho personas, entre músicos y bailaoras, sobre el escenario del teatro Ayala, mayoritariamente procedentes de Motilleja, una localidad de Albacete que apenas pasa de los seiscientos habitantes. Una demostración de esa tradición ancestral de formar parte activa de la fiesta, cantando, bailando, tocando o como se pueda. Pero formar parte. A qué vienes al baile si no es a bailar.
Aunque en los últimos años, ha sido habitual ver a los de Motilleja sobre los escenarios acompañando a Rozalén o Vetusta Morla, no es fácil encontrar la oportunidad de verlos en un concierto propio sobre un escenario convencional, pues su hábitat natural está en las calles y plazas, en las tabernas y en las romerías, ámbito donde se han convertido en referencia indiscutible. Los albaceteños concluían con este concierto una intensa gira y la actuación en Daimiel como colofón ha sido todo un acierto por parte de la Asociación Folklórica Virgen de las Cruces.
Con el teatro Ayala al completo, iniciaron el concierto con una Nana, bebé sobre el escenario incluido, a cargo de Jesús Tejas y enlazaron con la tonada 'A la luz del cigarro', para lanzarse directamente al fandango y cerrar el bloque con las 'Sevillanas Torrás' que en su último trabajo 'La importancia del sofrito', interpretaron con Manuel Luna, poniendo los puntos sobre las íes del concierto coral y jaranero que propusieron.
Con 'La Chata Merenguera' abrieron un bloque de baile que culminó con unas jotas que hicieron subir al escenario a parte de la agrupación organizadora a bailar sobre el escenario y que tomó respiro con el tema instrumental 'El Pericón', que en su día publicaron acompañados de La Musgaña. Ya con el calor en el cuerpo, y en la nuca por los focos, los de Motilleja se arrancaron con 'Si me quieres escribir' que grabaron junto a Rozalén en el último trabajo de la letuaria. Con el público ya bien arriba, 'Mambrú' y 'Los Cuatro Muleros' concluyeron con la Ronda de Motilleja entre las butacas del Ayala a ritmo de seguidillas que lograron poner el teatro en pie hasta el final.
La Ronda de Motilleja es recuperar ese viento fresco que tenían las formaciones colectivas que conservan el espíritu de lo amateur, capaces de improvisar sobre el escenario, de cuchichearse a la oreja, de compartir miradas cómplices y momentos de indecisión para ver quien canta la siguiente. En unos tiempos, en que las actuaciones están cada vez más milimetradas, ensayadas en cada paso y cada palabra, encontrarse con la Ronda es disfrutar de la música popular y callejera, de la risa natural, de la fiesta propia y participativa, de la alegría de vivir. Cosas que ni los conservatorios, ni los ensayos extenuantes, ni las macro producciones pueden conseguir, ese espíritu casi jazzístico y rebelde que tiene la música tradicional fuera de los corsés. Disfruten con la Ronda. Bailen y canten con ella.
0