María Zaragoza (Madrid, 1982) pasó su infancia y su adolescencia en el singular paisaje de la Mancha que rodea Campo de Criptana. No solo son los molinos de viento. “En La Mancha lo que da miedo es que no tenemos donde escondernos. El estilo, cómo nos comunicamos, tiene mucho ver con dónde crecimos”, explica la escritora, que acaba de recibir su primera nominación a los premios Goya como guionista del corto 'Cuentas divinas'. Dirigido por Eulàlia Ramón y protagonizado por Celia Freijeiro, Zaragoza describe esta primera incursión exitosa en el mundo del cine, tras dos décadas en el mundo literario, como un trabajo de “humor negro, gamberro, feminista y reflexivo sobre los males del mundo burgués”.
En 'Cuentas divinas', María Zaragoza escribió el diálogo de una mujer, Mónica, frente a una cámara, en el que ironiza sobre los nuevos modelos de relaciones, el amor, la corresponsabilidad, el deseo y el Lorazepam.
¿Cómo ha recibido esta primera nominación al Goya?
Es mi primer cortometraje y la verdad ha sido un sorpresón que nos nominaran al Goya, y por eso estamos muy agradecidas. Esperamos llevaros al cabezón a casa el próximo día 10 [de febrero].
¿Cómo definiría 'Cuentas divinas'?
Es un cortometraje de humor negro, gamberro y feminista, pero sobre todo es reflexivo sobre los males del mundo burgués, como la ansiedad o el estrés que genera la sobreexposición. Sobreexposición que sufrimos, porque todo el mundo pone en público sus vidas y eso genera mucha presión social. Mucha más que antes. Esto genera unas ganas de aceptación que son inherentes al ser humano, como animal social que es. Pero cuando el grupo es infinito, porque puedes llegar a cualquiera, se genera una presión muchísimo más alta por estar en el grupo adecuado y es imposible llegar a todo. Hay que renunciar a lo que de verdad es, y diluirse. Es sobre esto que reflexiona el corto, sobre esa necesidad y se ríe un poco de la gente aprovechada que intenta aprovecharse de la necesidad de los demás de encajar.
¿Por qué es feminista?
Varias cosas del corto tienen que ver con el feminismo. La presión social se multiplica cuando eres mujer. También hay una reflexión en el cortometraje acerca de la cantidad de cosas que se supone que tenemos que ser en la vida moderna. Y si ya es difícil intentar llegar a todo y estar en los grupos correctos, cuando se es mujer es mucho peor. También hablamos de los falsos aliados, aquellos que se hacen pasar por aliados del feminismo para conseguir ampliar su privilegio heteropatriarcal.
"Pero cuando el grupo es infinito, porque puedes llegar a cualquiera, se genera una presión muchísimo más alta por estar en el grupo adecuado y es imposible llegar a todo"
En la presentación de 'Cuentas divinas' se habla de que matar al marido sustituye a los ansiolíticos. Una propuesta muy atrevida.
Yo creo que se nos ha pasado a todos por la cabeza, que cuando pasa algo muy gordo, pensamos lo meto. En este caso, Mónica, la protagonista, llega un momento en el que todas las convenciones sociales, la moralidad, todo lo que una debe ser, todo está mezclado. Tan mezclado, que no distingue lo que es una convención social necesaria para la convivencia, como es no matar a alguien. A ella le sienta bien hacerlo.
¿Cree que una nominación con este tipo de trabajo muestra un cambio en la industria?
Yo creo que, más bien, lo que llama la atención es la autocrítica de nuestro trabajo. La gente agradece que nos podamos reír de nuestros propios errores, no solo del vecino, sino de lo que sabemos que todos hacemos y que puede llegar a ser ridiculizable. La nominación es una mezcla de nuestra manera de acercarnos al humor autocrítico y lo magníficamente rodado que está, porque está divinamente rodado y es muy cinematográfico. El hecho de que [el cortometraje] tenga una aproximación feminista, no sé si es algo que ha sumado o restado, pero sí las maravillosas profesionales que son la directora y los actores. Eso es lo que nos lleva a la nominación.
¿Cómo ve esta nominación en una carrera que recién inicia en el cine?
Yo vengo de la literatura, que es un oficio bastante solitario, y siempre he intentado trabajar con más gente y por eso he hecho libros ilustrados, cómic y teatro radiofónico. Porque me gusta trabajar con la gente. El cine me apasiona desde pequeña, y es un lenguaje que entiendo muy bien. No me atrevía, supongo que por porque me importaba demasiado hacerlo bien. Es la primera vez que me lancé irreflexivamente a un guion de cine. Se lo mandé a Eulàlia Ramón, con la idea de que ella lo actuara.
No lo pensé mucho, lo mandé y ya está. Y a ella le apetece dirigirlo y me escribe enseguida con el código de colores y ya con Ceila Freijeiro, que es la protagonista, en mente.
También tiene un efecto interesante que el equipo sea femenino en su mayoría
Los cuatro pilares somos mujeres [dirección, guion, producción y protagonista] y es verdad que no suele ser algo muy habitual. No creo que miremos de forma diferente o que seamos especiales, pero vernos a nosotras en una foto, para mí que soy mujer y feminista, es algo que me hace mucha ilusión. Sí, es cierto que se ha generado un clima que no es tan habitual en un trabajo en equipo, por como nos hemos entendido y como hemos estado las unas para las otras. Es algo fantástico.
Si me gustaría señalar que nos hemos metido cada una a hacer algo de una forma que no había hecho nunca. El papel de Celia está fuera de los papeles que normalmente le dan. Eulàlia nunca había dirigido un cortometraje. Yo nunca había escrito un guion de cortometraje que se hubiera llevado a cabo. Por eso, lo interesante es habernos encontrado como apoyo las unas en las otras. Y estamos todas preparadas para repetir este año.
¿Cree que otras mujeres, como Carla Simón o Elena Martín han allanado el camino del sector para dar cabida a trabajos como el suyo?
Todas las empresas y todos los trabajos siguen teniendo un puntito machista. Y pienso que cuando más se habla de dinero, por lo que sea, se desconfía más de las mujeres. Lo que sí veo es que sí ha habido una muestra de confianza para darle dinero a las mujeres para que hagan cine. En los últimos años, ha habido políticas a favor de esto, lo que ayuda a tener un voto de confianza a las mujeres en el cine y creo que está saliendo muy bien, porque hay cineastas haciendo cosas estupendas.
A la larga, se verán frutos muchísimo mayores. Veremos más claro que se puede confiar en cualquier tipo de persona que tenga una buena idea. Pero es un camino largo y evidentemente hay cosas que se han ido solucionando, aunque todavía tenemos que solucionar muchas cosas. Pero no hay que echar en saco roto las políticas que se han hecho para que las mujeres hagan cine. Esto es lo que hace que se tenga confianza en estas creadoras.
Se crio y creció en La Mancha. ¿Cómo se ven sus orígenes manchegos en su obra?
La personalidad manchega está absolutamente en toda mi obra. No se puede escapar totalmente de lo que es cuando se crea algo. En lo que creamos, siempre habrá partes de uno mismo, aunque sean para buscar todo lo contrario. Es una educación sentimental, con un paisaje determinado.
Hace poco saqué un libro que se llama 'El infierno es una chica adolescente'. Empieza diciendo que todo acontece en un pueblo de La Mancha tan real como imaginario. Todos los relatos hablan de infancia y adolescencia, pero no cualquiera, son las mías. Los paisajes que transitan los personajes son mis paisajes. Es Campo de Criptana, independientemente de que es una ficción.
Con unos amigos escritores que son todos de La Mancha tenemos una broma que al final acabaremos germinando el gótico manchego. El terror de la Mancha es necesariamente diferente al terror al que estamos acostumbrados, porque no tenemos bosques. Pero lo que da verdaderamente miedo en la Mancha es que no hay donde esconderse. Y el estilo tiene mucho que ver con esto. Incluso como nos comunicamos, de una forma muchísimo más directa que en otros lugares, y eso se ve en la forma de construir los diálogos, que son muy directos. La mirada siempre tiene que ver con el paisaje con el que te has generado como persona y creador.