Nuevo hallazgo en el subsuelo toledano: “Hablamos de los restos termales más importantes de la Hispania romana”

Los secretos del subsuelo de Toledo no dejan de salir a la luz. Y es que bajo tierra, invisible a los ojos, se encuentra buena parte de la historia que ha ido configurando la ciudad a lo largo de los siglos. Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1986, no hay año en el que no se descubran y se pongan de relevancia nuevos hallazgos arqueológicos en la ciudad. Entre los últimos ejemplos se encuentran las piscinas romanas -del siglo II- que forman parte de un gran complejo termal público, en el entorno de la plaza de Amador de los Ríos, y que se ubican en el subsuelo del Casco Histórico.

Estas piscinas de agua fría -lo que se conoce como frigidarium-, se hallaron durante la excavación arqueológica que se realizó en un edificio residencial de la calle Navarro Ledesma. Aparecieron junto a conducciones de abastecimiento, galerías de servicio, la base de una columna y restos de mármol decorativo. Los hallazgos se dieron a conocer el pasado mes de mayo y desde entonces se han realizado labores de sujeción en su cimentación y una integración de los restos arqueológicos con la arquitectura del inmueble con tal de que sea visitable.

Será tras la próxima Semana Santa cuando estas piscinas se abran al público a través de las rutas 'Patrimonio Desconocido' que gestiona el Consorcio de Toledo, según ha manifestado durante una visita a las mismas la alcaldesa, Milagros Tolón, junto al gerente del Consorcio, Jesús Corroto. Asimismo, ha señalado que también van a destinar presupuesto para continuar con las excavaciones y hacer una serie de catas arqueológicas en la misma plaza de Amador de los Ríos.

Dicha entidad gestiona desde el año 2004 la investigación y los proyectos arqueológicos sobre el Toledo romano, con las que han ampliado con esta actuación hasta los 3.000 metros cuadrados la superficie total del conjunto termal hallado hasta el momento. En él, han recordado, se han hallado tesoros como el sátiro danzante esculpido en mármol griego, así como otras zonas de este balneario público que consideran como los “más importantes que se han encontrado en España”.

“Ni siquiera en Mérida”

“Ni siquiera en Mérida”, ha señalado el arqueólogo responsable del proyecto, Carmelo Fernández, sobre la importancia de este conjunto termal de la ciudad, que también contó con termas públicas en Cabrahigos (en el barrio de Santa Bárbara, extramuros), ha recordado. “Podemos hablar de los restos termales más importantes de la Hispania romana, muy bien conservados y de una gran monumentalidad”, ha subrayado.

Fernández ha destacado “la ingeniosa” gestión que lleva a cabo un equipo interdisciplinar para llegar a acuerdos con los propietarios de los inmuebles para las excavaciones a la par que se interviene en los edificios, por ejemplo, en fachadas y en viviendas. “Es un proceso muy laborioso haciendo hipótesis y lanzando trazas para ver por dónde hay que ir excavando”, precisa sobre esta labor en “casas privadas en las que hay que acomodar espacios públicos”.

“Nos dimos cuenta de que eran grandes termas públicas. Dentro de la arquitectura romana los conjuntos o termas tenían que calentar agua y evitar humedades, y era complejo unir esas tecnologías para tener estancias calientes. Para mantener todo eso en un edificio de unos 1.500 metros cuadrados había ejércitos de gente trabajando, trayendo agua diariamente, quitando ceniza....”, explica el arqueólogo sobre el funcionamiento de este complejo.

Baños “democráticos”

En un anterior hallazgo sobre el conjunto de las termas, el arqueólogo apuntaba que se trataba de un espacio al que “podía venir cualquiera, era muy democrático”. “El emperador hacía acto de presencia en las termas romanas, se bañaba y hablaba con la gente. Había un espectro social muy amplío”, apuntaba sobre los restos arqueológicos que conectan con estas piscinas.

“El motivo fundamental, el leitmotiv de las termas, es el baño higiénico. Normalmente no tenían baños en casa, excepto la gente que podía permitírselo y tenía el suyo propio. Asociaban mucho el baño a cuestiones de salud, era importante en su filosofía de vida”, describía Fernández.

En concreto, en este edificio de la calle Navarro Ledesma el suelo se ha rebajado unos tres metros. “Eso requiere labores de sujeción en su cimentación y una integración de los restos arqueológicos con la arquitectura del edificio”, ha apuntado por su parte el arquitecto José Antonio Losada. “Hablamos de hacer compatible una excavación arqueológica con un edificio en pie”, ha dicho.

Más excavaciones

“En el Toledo romano tenían una gran importancia las termas. En una comunicación que publicamos en el año 2018 se explicaba que conectaban con el Circo Romano -ubicado extramuros del Casco-”, ha señalado Milagros Tolón, que ha felicitado al Consorcio de Toledo y ha precisado que las próximas excavaciones podrían confirmar las instalaciones de servicio del complejo termal romano que perdura en el subsuelo de varios inmuebles de la zona.

Por su parte, el gerente de la entidad ha afirmado que continuar con los estudios sobre el Toledo romano iniciados en 2004 “es toda una alegría, la investigación no cesa”, además de explicar que la ciudadanía tendrá oportunidad de visitar los nuevos hallazgos de la calle Navarro Ledesma conforme a un calendario de visitas gratuitas que se dará a conocer en las próximas semanas.