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Coches autónomos que conducen solos: no es ciencia ficción, pero hay que esperar, al menos, a 2045

¿Sabías que cuando hablamos vehículos existen hasta cinco niveles de automatización además de la conducción manual? “Todavía tardaremos en llegar a los niveles cuatro y cinco, los de los coches que van solos que vemos en las películas. Para eso habrá que esperar a un periodo temporal entre 2045 y 2060”.

Quién lo dice es Luis M. Bergasa, catedrático del departamento de Electrónica de la Universidad de Alcalá y responsable del Grupo de Investigación Robesafe que centra su trabajo en este aspecto de la tecnología con investigaciones exhaustivas sobre sistemas de percepción aplicados a la robótica de servicios y vehículos.

Lo que es un “hecho”, explica el investigador, es que las técnicas automatizadas están aquí para quedarse. “La población todavía no demanda vehículos totalmente autónomos y nos centramos en introducir funcionalidades de autonomía, poco a poco”.

Pero no descarta que, en pocos años, vayamos a ver “carriles especializados por los que circulen vehículos inteligentes (sin interactuar con el resto) o que nuestros coches tengan cada vez más funcionalidades. Ahora ya aparcan solos y se trabaja en que puedan ser autónomos en caso de atasco”.

El Grupo de Investigación Robesafe, fue creado en el año 2006 en el seno de la Universidad de Alcalá. Desde 2016 sus miembros andan embarcados en el proyecto Smart Elderly Car.

“El reto es muy grande”, dice Bergasa. Se trata de desarrollar un coche eléctrico autónomo que pueda servir en particular a mayores de 65 años (AgeCar). Construyeron su propio vehículo, partiendo de un chasis en código abierto comprado en Estados Unidos que alcanza los 120 kilómetros/hora.

Dentro de esta línea investigadora han desarrollado un prototipo con una nueva arquitectura de navegación autónoma basada en ROS (Robot Operating System) y ya validada en diferentes escenarios urbanos.

“Trabajamos en técnicas de inteligencia artificial para que el vehículo pueda circular de forma más segura. Utilizamos sensores, básicamente cámaras a bordo, GPS y LIDAR (un sensor óptico que detecta la superficie)”. El objetivo es solventar la incertidumbre y predecir dónde estarán los obstáculos en el camino del vehículo, en un radio de 360 grados.

También diseñan un protocolo de comunicación vehículo-usuario para “mejorar la interpretabilidad de las acciones de cualquier vehículo autónomo y evitar la inseguridad. El usuario debe saber qué hace el vehículo en cada momento” e incluye la transferencia de control de automático a manual “de forma segura”.

Y es que, recuerda Bergasa, “no podemos pensar que no va a haber accidentes. La tecnología no es infalible. Ahora se trata de demostrar que los vehículos autónomos tienen menos accidentes que los humanos y para eso hay que hacer muchísimos kilómetros”.

Después, al margen de la propia tecnología, quedan otras cuestiones por resolver, explica el investigador. “Jurídicamente hablando, ¿quién es el responsable en caso de accidente? Es un debate pendiente, al margen de la propia aceptación social”.

Son algunas de las razones por las que todavía no vemos este tipo de coches en nuestras ciudades, al margen de las cuestiones económicas en la industria de la automoción.

Guadalajara, ciudad piloto de parkings inteligentes

Desde 2006 estos investigadores han pasado del diseño de sistemas avanzados de asistencia a la conducción (con el patrocinio de FICOSA), a la tecnología VISUALISE o inspección visual de letreros y paneles para determinar su estado en las carreteras de forma automática, que patentaron y que se extendió a nivel internacional a través de la empresa Euroconsult. Su comercialización favoreció la creación de la primera Empresa de Base Tecnológica de la UAH en 2009 (Vision Safety Technologies S.L.)

En la actualidad participan en RoboCity2030, uno de los clústeres robóticos más importantes de Europa, formado por los seis principales centros de I+D de robótica de la Comunidad de Madrid. “Es un consorcio muy estable que funciona desde 2006 para divulgar las tecnologías robóticas centradas en el ser humano en las áreas metropolitanas”.

De su participación en el cluster surgió el proyecto para crear un parking inteligente, con tecnología Smartaparc junto a la concatedral de Guadalajara a través del Centro de Innovación e Infraestructuras Inteligentes (CI3) con sede en esta ciudad participado por la propia universidad, Ferrovial y la Junta de Castilla-La Mancha. “Se trataba de monitorizar, con múltiples cámaras, en tiempo real, las plazas en un parking de superficie”.

Es un proyecto todavía en fase ‘demo’ del llamado Living Lab de Guadalajara y eso a pesar de que data de 2016. A él se suma el diseño, entre 2018 y 2019, de un carrito robótico para para asistencia al reparto de Correos gracias al know-how de RoboCity2030 o una App para smartphones (DriveSafe), que detecta faltas de atención en la conducción en tiempo real y avisa a los conductores en caso de peligro.

En su colaboración con la DGT, en 2018 el grupo investigador solicitó un proyecto destinado a los conductores senior. “Se hizo un estudio utilizando la misma App centrado en conductores mayores de 65 años”.

“Uno investiga aquello para lo que tiene financiación”, recuerda este profesor que, como tantos otros científicos, apunta al principal de los males de la Ciencia en España.

Desarrollos para eléctricas o especialistas en hábitos de consumo

En Robesafe también han desarrollado un detector de torres de alta tensión a partir de imágenes tomadas por un helicóptero para la empresa Soticol Robotics Systems S.L. Su utilidad reside en dotar de más información a las empresas propietarias sobre la localización y el estado de las torres eléctricas.

O un sistema de respuestas automáticas a preguntas relacionadas con la información visual contenida en imágenes comerciales (sobre todo en grandes supermercados) proporcionadas por la empresa Nielsen, especialista en hábitos de consumo. “Esta empresa americana ha apostado por España. Tres miembros del grupo trabajan allí. En los próximos años necesitarán unos 40 ingenieros más porque quieren crecer en nuestro país”.

“Son técnicas de visión computacional incorporadas al análisis de datos” y vinculadas al consumo para detectar (por ejemplo) la posición o la cantidad de determinados objetos e interpretan las preguntas que puedan realizar los auditores que trabajan para Nielsen en grandes superficies comerciales. A efectos prácticos, servirían para controlar las existencias de producto, entre otras muchas cosas.

Premio internacional a la trayectoria investigadora

El Grupo de Investigación Robesafe acaba de recibir el premio de liderazgo institucional 2019 de la Sociedad IEEE de Sistemas Inteligentes de Transportes. “Es muy especial porque supone recibir un premio a toda una trayectoria de liderazgo en investigación”.

Actualmente lo componen siete profesores (PDI) y nueve investigadores que trabajan “en una línea muy interesante relacionada con la aplicación de técnicas de inteligencia artificial a robots y vehículos inteligentes”.

¿Hay un cambio de tendencia en cuanto a una mayor incorporación de las mujeres a las ingenierías?, preguntamos. Es un “hecho”, dice que en las STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) “las mujeres son pocas, menos de las que desearíamos. Hay una tendencia de captación en Secundaria y Bachillerato porque además son carreras con una clara salida laboral”, recuerda el profesor.

¿Sabías que cuando hablamos vehículos existen hasta cinco niveles de automatización además de la conducción manual? “Todavía tardaremos en llegar a los niveles cuatro y cinco, los de los coches que van solos que vemos en las películas. Para eso habrá que esperar a un periodo temporal entre 2045 y 2060”.

Quién lo dice es Luis M. Bergasa, catedrático del departamento de Electrónica de la Universidad de Alcalá y responsable del Grupo de Investigación Robesafe que centra su trabajo en este aspecto de la tecnología con investigaciones exhaustivas sobre sistemas de percepción aplicados a la robótica de servicios y vehículos.