Diálogo, más comunicación y “hacer las cosas bien”, los retos del boom fotovoltaico español

Carmen Bachiller

22 de febrero de 2022 19:09 h

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En la localidad de Mora (Toledo) se acaba de terminar la instalación de uno de los parques fotovoltaicos de autoconsumo industrial más grandes de España. Lo ha desarrollado ISE Autoconsumo (Grupo Gransolar) para Exolum, una empresa de almacenamiento, transporte y distribución de productos líquidos con una potencia instalada de 3,54 megavatios (mw), una extensión de más de 5 hectáreas y compuesto por más de 8.000 paneles solares. En 2021 la potencia instalada de autoconsumo en España alcanzó los 1.151 megavatios casi el doble que el año anterior, según datos de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA Renovables).

Es solo un ejemplo y algunos de los datos que apuntan a la expansión de este sector auspiciado por la “necesidad” de la transición energética que este martes se ponía de manifiesto en la jornada ‘Desarrollo de plantas solares bajo criterios de excelencia ambiental’, organizada por la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) gracias a la colaboración del Gobierno castellanomanchego.

La jornada, que se ha celebrado en Toledo, superaba las expectativas de los organizadores con un aforo que se ha quedado pequeño. “Ha sido una agradable sorpresa esta expectación que demuestra que hay interés del sector por hacer las cosas bien. Es un reto a conseguir entre todos”, decía el director general de Transición Energética en Castilla-La Mancha,  Manuel Guirao, y para eso “es necesario el diálogo con todos los agentes”. 

En los últimos tiempos distintos colectivos han mostrado sus dudas ante el avance del sector fotovoltaico en Castilla-La Mancha. La Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo trasladaba días atrás su “inquietud” por el anuncio, de construcción de dos grandes parques fotovoltaicos dentro del término municipal de Toledo. A unos kilómetros, en el entorno de Méntrida, territorio de una denominación de origen vinculada al vino, la Asociación Salvemos los Campos viene manifestando sus reticencias a este tipo de proyectos. Hace un año, los agricultores de Guadalajara recogían firmas para regular la “fiebre” de los megaparques solares y en Ciudad Real, colectivos ecologistas vienen denunciando la práctica de “fragmentar” proyectos para esquivar el control del Ministerio para la Transición Ecológica que se aplica a aquellos con más de 50 megavatios (MW). Hasta 17 colectivos de la región criticaban la “avalancha” de proyectos y reclamaban una moratoria el pasado año hasta lograr un marco regulatorio global y 23 científicos advertían del “proceso acelerado y desordenado de expansión de las energías solar y eólica”.

Algo falla en la percepción social de este tipo de producción de energía. Quizá por eso la “necesidad de comunicar más y mejor”, el “diálogo” con todas las partes afectadas y “hacer las cosas bien” en cuanto al impacto en el territorio han sido los mensajes más repetidos durante una intensa jornada.

En ella se ha presentado el llamado Certificado de Excelencia para la Sostenibilidad y la Conservación de la Biodiversidad en las plantas fotovoltaicas que la UNEF anunciaba hace casi un año. La comunidad de Castilla-La Mancha ha sido la primera en apoyarlo institucionalmente. También ha servido para debatir sobre cómo desarrollar plantas solares integradas en el entorno natural y cuáles son las mejores prácticas en la evaluación de impacto ambiental.

La evaluación ambiental de proyectos nace coja si no viene de una evaluación ambiental estratégica previa, de una planificación previa, ecológica y territorial

“Se habla mucho de apostar por las energías renovables y es algo que todos tenemos asumido. La cuestión es cómo lo hacemos de forma que la sociedad se involucre y nadie se sienta perjudicado o excluido”, decía Íñigo M. Sobrini, presidente de la Asociación Española de Evaluación de Impacto Ambiental.

“La evaluación ambiental de proyectos nace coja si no viene de una evaluación ambiental estratégica previa, de una planificación previa, ecológica y territorial que es de lo que carecemos en este momento”, sostiene Sobrini, quien ha afeado que se hable más de “planificación energética” que de “planificación ambiental”. Establecer un marco adecuado permitirá, en su opinión, “que los promotores estén más cómodos a la hora de saber dónde habrá más garantía de éxito para los proyectos”.

Helena Fernández Castro, directora de Sostenibilidad y Cambio Climático de la empresa Isemaren, cree que “el medio ambiente tiene que formar parte del proyecto. Si las restricciones ambientales se tienen en cuenta desde el principio podemos llegar a crear parques que tendrán excelencia en sostenibilidad”. Además, ha pedido tener en cuenta los avances tecnológicos para evitar los impactos paisajísticos. “Tenemos herramientas de simulación virtual para hacerlo e incluso diseñar una pantalla vegetal que tenga el impacto positivo que deseamos”.

Ha querido ser optimista en cuanto a las subastas y concursos que están por llegar. “Hay que considerar el ciclo de vida completo de cada proyecto. Se está poniendo sobre la mesa el cálculo de huella de carbono de las plantas solares o el cumplimiento del principio de no generar impacto sobre el medio ambiente. Se trata no solo de pensar qué hacemos con los residuos al final del ciclo de vida de la instalación. Hay que pensarlo desde el principio”.

Cristóbal Martínez de la Dirección Biodiversidad de la empresa Ideas Medioambientales cree que “hay que conseguir trasladar a la sociedad qué transformaciones del paisaje vamos a generar”, aunque sostiene que “la evaluación ambiental de los proyectos se está haciendo razonablemente bien y si no se hace, viene condicionado por los plazos”.

La base para lograr buenos proyectos, ha dicho, “está en hacer inventarios ambientales rigurosos” y pedía “estandarizar” el formato de la entrega de datos a la Administración “para tener una buena información de partida e incluso generar literatura científica que revierta en la sociedad”.

Ponía como ejemplo en la ‘normalización’ de la evaluación ambiental el caso agrario. “En diez años hemos transformado en Castilla-La Mancha 180.000 hectáreas de herbáceos a almendros. Solo ahí podríamos meter los 60 gigavatios previstos para todo el país” y en este punto ha pedido al sector “explicarlo porque las cosas se están haciendo bien. Es un proceso garantista controlado por la administración y sometido al escrutinio público”.

Una opinión que contrastaba con la de Sergio Bonati, técnico de Clima y Biodiversidad de WWF España durante el debate sobre cómo las plantas solares deben integrarse en el entorno natural. “Hay conflicto”, decía en alusión a protestas ciudadanas o de colectivos ecologistas, “porque las medidas integradoras en el medio natural no son la norma en los proyectos fotovoltaicos” y afeaba que se están planteando instalaciones en zonas de alto valor ambiental. 

Es contraproducente que la fotovoltaica compita con prácticas y sectores sostenibles que ya son aliados contra el cambio climático

Ha reclamado “diálogo” y “más información, porque todavía hay poca sobre los impactos que pueden generar estos proyectos”. También abogaba por evitar “la saturación” de determinadas zonas por las condiciones favorables que ofrecen hacia este tipo de proyectos y de cara a evitar impactos “la prioridad” en su opinión es la elección del emplazamiento “con un estudio de alternativas robusto” que excluya zonas protegidas o de alto valor ambiental. “Es contraproducente que la fotovoltaica compita con prácticas y sectores sostenibles que ya son aliados contra el cambio climático. No tiene sentido que desplacemos una actividad que tiene el mismo fin”, decía en alusión a la producción agroecológica.

En este aspecto, añadía, “necesitamos tener una identificación de los suelos de menor valor ambiental en los territorios para facilitar el trabajo de los desarrolladores. Que las administraciones trabajen en ello, además de coordinarlo con la planificación de la red eléctrica nacional”.

La ocupación de Castilla-La Mancha es escasa y el problema viene por la agrupación de proyectos en torno a los nudos de evacuación

Benito Montiel, director de Promoción y Desarrollo del Grupo Cobra ha resaltado la necesidad de minimizar impactos tanto en los procesos de construcción como en la fase de explotación. En su opinión, “la ocupación de Castilla-La Mancha es escasa y el problema viene por la agrupación de proyectos en torno a los nudos de evacuación”. Ha pedido valorar más las llamadas “medidas compensatorias ambientales, porque la experiencia me dice que los resultados son positivos para el medio ambiente”.

El que fuera general de Industria y Energía de Castilla-La Mancha sostiene que “el territorio es dinámico” y que al margen de los impactos “habrá que tener en cuenta los beneficios de unas plantas que no consumen agua, que no aportan pesticidas o fertilizantes y que mantendrán los suelos con las mismas características durante 25 años”.

María Trinidad Navarro, directora de Desarrollo de Negocio de Soto Solar, cree “clave” ir de la mano del “respeto a la biodiversidad y el entorno natural” y ha apostado por “fomentar espacios de diálogo” con todas las partes implicadas además de tener en cuenta el desmantelamiento. “Es cerrar el círculo para que se quede casi mejor que como la encontramos”.

Hay que elegir bien el sitio para ubicar estas plantas y es una barbaridad hacerlo dentro de la Red Natura 2000. Elegir bien evitará problemas de presente y de futuro

Durante la jornada se presentaban sendos estudios de biodiversidad en plantas fotovoltaicas, a cargo de Manuela Andrés Abellán, profesora e Investigadora en el Área de Tecnologías del Medio Ambiente de la Universidad de Castilla-La Mancha y de Santiago Martín Barajas, director de Estudios medioambientales y Territoriales SL (EMAT).

“Hay que elegir bien el sitio para ubicar estas plantas y es una barbaridad hacerlo dentro de la Red Natura 2000. Elegir bien evitará problemas de presente y de futuro”, decía Martín Barajas, para una gestión adecuada de los parques fotovoltaicos. En su opinión, “las instalaciones solares tienen que estar llenas de bichos y eso no es incompatible con la producción de energía”. Desde su punto de vista, los parques fotovoltaicos en España “pueden ser una oportunidad para la biodiversidad”.

Las experiencias en Alcázar de San Juan y Manzanares

Durante la jornada también se habló de los impactos socioeconómicos de este tipo de instalaciones a través de dos alcaldes de Castilla-La Mancha con experiencia en la implantación de huertos solares en sus municipios.

La alcaldesa de Alcázar de San Juan, Rosa Melchor, ha pedido a los promotores de este tipo de proyectos “no generar expectativas que no se cumplen y explicarlo todo bien” para conseguir la aceptación social. “A la gente hay que explicarle qué va a percibir a cambio. Los proyectos deben ser absolutamente solventes. Deben explicarse las garantías de que todo el proceso será beneficioso para el municipio”.

“Para Alcázar siempre ha sido experiencia positiva que comenzó en los años 2000 con plantas termosolares y en los últimos seis años con fotovoltaicas”. Melchor ha recordado que los impuestos recaudados por la instalación de las plantas fotovoltaicas han permitido “evolucionar” a una localidad de 32.000 habitantes y 666 km2 de extensión. “Nos ayuda en la transformación del modelo productivo de la ciudad”.

Mientras, el alcalde de Manzanares, Julián Nieva, asegura que “no hemos encontrado nada negativo. Es rentable desde todos los puntos de vista” para una localidad de 20.000 vecinos, 50.000 ha de término municipal con nueve proyectos de producción de energía fotovoltaica en marcha y 340 megavatios, a los que se suman cinco en construcción y otros cinco o seis en cartera para llegar a los 800 mw. Nieva hablaba ya de “un nuevo concurso” para más plantas. ¿1.200 megavatios es mucho? Para mí no“, decía. ”Me he encontrado con un sector serio“.

“La transición energética no es una opción, pero hay una parte que debe repercutir en la sociedad”, apostillaba el alcalde de Manzanares. “Lo único que les pido una vez que están las plantas es que respondan a nivel impositivo”, decía.

Durante la jornada se ponía de manifiesto la necesidad de “comunicar mejor” a la opinión pública, decía el presidente de UNEF, José Donoso, quien desmentía datos que apunta un reciente informe de CCOO sobre el uso de materiales de muy diverso tipo (acero, aluminio, vidrio, plásticos, metales y tierras raras…) para la construcción de las infraestructuras o la utilización de agua para la refrigeración (solar termoeléctrica) o la limpieza (fotovoltaica).“No es cierto”, decía Donoso, quien ha insistido en la necesidad de divulgar y de que el sector “haga las cosas bien”.  

La jornada la inauguraba el consejero de Desarrollo Sostenible, José Luis Escudero, quien ha destacado el “impulso” del Ejecutivo regional para descarbonizar su economía promoviendo las energías renovables, el autoconsumo, la eficiencia energética y la movilidad sostenible. En ella también ha participado Eugenio Jesús Domínguez de la Subdirección General de Evaluación Ambiental del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.