La diputada de María Díaz ha criticado duramente en las redes un artículo de El Digital de Castilla-La Mancha, sin firma, en el que se describe la ropa que llevaron ella y la consejera encargada de la coordinación del Plan Garantías Ciudadanas Castilla- La Mancha, Inmaculada Herranz, en el acto de inauguración del curso de la UCLM. El artículo se titula '¿Que dos políticas de Podemos llamaron la atención en la apertura de curso de la UCLM?' y en ella se ironiza con que la imagen de Díaz “se aproxima ahora a la de cualquier diputada del PSOE o del PP”.
“Observen la imagen de Díaz en el acto de la solemne apertura del curso académico de la Universidad de Castilla-La Mancha celebrado el pasado viernes en Cuenca. Allí llamó la atención su imponente figura subida a unos finos tacones de mediana altura y sus atrevidos pantalones estampados de serpiente, quizá no muy acordes con el acto, que eclipsaban cualquier otro atuendo de las mujeres presentes. Incluido el de su compañera de asiento, Inmaculada Herranz, consejera para la Coordinación del Plan de Garantías Ciudadanas”, describe el artículo.
“Las dos llamaron la atención e hicieron reflexionar a algunos sobre la adaptación de Podemos al medio ambiente político imperante, lo cual es buena señal para todos. ¡Que tiempos estos en los que los taconazos de aguja igualan las diferencias y las ideologías!”, concluyen en el Digital de Castilla-La Mancha.
La reacción de María Díaz no se ha hecho esperar. La diputada regional ha pedido al medio que retiren el artículo y que pidan perdón por el mismo, no sólo a ella, sino a “todas las mujeres. A todas mis compañeras diputadas, sean del partido que sean”. “El machismo ilustrado ataca de nuevo”, advertía la parlamentaria, que recordó que están “acostumbrados al insulto fácil y a la descalificación sin criterio político del adversario político”, pero que el artículo es “deleznable, sin dar la cara por sus palabras, agazapados en un anonimato cobarde”.
“De nuevo las mujeres visibles, como somos las políticas, somos juzgadas insistente y aburridamente por nuestro look, nuestra edad, nuestro físico, nuestra figura, por nuestros novios o por ”ser la número dos“ de algún hombre”. Continúa tachando el escrito como “repugnante, vergonzoso, vomitivo, atrincherado en el machismo y sexismo más retrógrado que intenta menoscabar la imagen de las mujeres que tienen voz propia”, y así se pregunta que “¿cuándo van a dejar de medir el valor de una mujer por su ropa, por el tamaño de su falda, sus tacones, su figura o su escote?”.