En Castilla-La Mancha ya hay emergencia climática. El Consejo de Gobierno regional ha aprobado esta mañana la declaración que a tal efecto ha elaborado la Consejería de Desarrollo Sostenible tras la luz verde del Consejo Asesor de Medio Ambiente. Con ello se adhiere a las movilizaciones mundiales por el clima que se celebran durante esta semana y que tendrán su mayor manifestación el próximo viernes, día 27 de septiembre, cuando hay convocado una huelga mundial. Este texto, que incluye 19 compromisos contra el cambio climático, también se elevará al pleno de las Cortes castellanomanchegas el próximo jueves, para buscar el respaldo de todos los grupos parlamentarios.
En el texto, el Ejecutivo se refiere en primer término a los informes sobre los impactos del cambio climático, que han puesto de manifiesto que la temperatura media regional se ha incrementado 1,4ºC en los últimos 40 años, y que las precipitaciones se han reducido de manera importante. Recuerda que de forma paralela, se ha incrementado la frecuencia y la intensidad de fenómenos meteorológicos extremos como tormentas, sequías, precipitaciones intensas y, especialmente, olas de calor.
Una respuesta “urgente y eficaz”
“Estos cambios en el clima están induciendo respuestas, que cada vez se observan con mayor frecuencia, en nuestros ecosistemas, en la alteración y disminución de nuestra biodiversidad y en el propio sistema productivo”, destaca. Habla así de la necesidad de dar una respuesta “urgente y eficaz” a esta “amenaza apremiante”, conforme a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
Mediante la declaración adquiere una serie de compromisos encabezados por el desarrollo de su propia Estrategia con horizontes 2020 y 2030, la aprobación del proyecto de Ley de Economía Circular (pendiente de tramitación parlamentaria) y la Ley de Cambio Climático de Castilla-La Mancha con la “participación activa de la sociedad, basándose en los mejores dictámenes científicos”.
Con carácter general, el texto incluye fomentar una “transición energética justa socialmente y responsable con la biodiversidad” fomentando el autoconsumo y reduciendo la demanda de energía; impulsar el Plan de fomento de las energías renovables y el autoconsumo en el sector público regional; seguir avanzando en el desarrollo de modelos de movilidad sostenible mediante el fomento del transporte público y el uso de la bicicleta, así como de vehículos de bajas emisiones; y apoyar la gestión del territorio frenando la erosión y recuperando la tierra fértil y los ecosistemas, forzando la silvicultura adaptativa y sostenible que garantice la conservación de los sumideros de carbono.
Otros de los compromisos recogidos con el impulso del uso sostenible del agua como recurso vital, con una “nueva cultura del agua” y, unido a ello, situar al sector agroalimentario castellanomanchego como “referente en sostenibilidad, impulsando la agricultura ecológica y de proximidad que aseguren la soberanía alimentaria, así como su resiliencia y su adaptación al cambio climático a través de la investigación, el desarrollo, la innovación”.
El texto finaliza llamando a fomentar la conciencia social, especialmente en edades tempranas, para la sensibilización sobre el cambio climático y sus efectos; identificar y apoyar a los sectores económicos y sociales vulnerables; orientar las acciones de cooperación internacional al desarrollo hacia la convergencia con los Objetivos del Desarrollo Sostenible y a la Agenda 2030; incorporar la perspectiva de género en la lucha contra el cambio climático; y solicitar a la Conferencia estatal de Presidentes que aborden la emergencia climática y biodiversidad.