Emprender ligero

Hace poco tiempo asistí a una exposición sobre el concepto “emprender ligero”, desconocido para mí hasta ese momento. Una “browse talk” a cargo de Javier Martín, blogger de Loogic y emprendedor con más de diez años de experiencia en negocios de Internet, todo un referente para cualquier valiente que pretenda poner en marcha una idea empresarial.

El concepto “emprender ligero” deriva de la corriente “lean startups”, una manera de abordar el lanzamiento de productos y negocios que se basa en el aprendizaje validado para, de este modo, entender lo que nuestros clientes perciben del producto y así optimizar su lanzamiento dependiendo lo menos posible de grandes cantidades de financiación o grandes inversiones para su lanzamiento.

A veces lo más complejo y difícil para un emprendedor es parar, reflexionar sobre lo que se está haciendo y cómo se está haciendo. Las ideas de negocio, en ocasiones, se hacen más y más grandes a medida que trabajamos sobre ellas, pueden llegar a alcanzar un tamaño realmente grande, lo que no siempre es beneficioso sino que puede hacer que la puesta en marcha de esta idea sea complicada de llevar a cabo si depende de muchos recursos económicos, humanos o de cualquier otro tipo. En este marco de pensamiento me sumo al concepto “emprender ligero”, como ideal de sencillez aplicado al emprendedor en el aspecto más pragmático, diría yo, de la palabra.

En su exposición, Javier Martín nos deleitó con una forma de transmitir depurada, controlada y con un contenido lleno de ejemplos alentadores, reveladores, que nos pueden ayudar a comprender la importancia de la cita “es inútil hacer con más lo que se puede hacer con menos”. Este sería el leitmotiv de la exposición aunque todos y cada uno de los referentes que aparecieron en ella eran importantes y podríamos dedicarles todo el tiempo que nos podamos permitir pues, sin duda, son de una calidad exquisita; “la trampa del café”, “la primera factura”, Anton Kupricka, Kilian Jornet, y muchos más ejemplos como estos que hicieron muy pedagógica y significativa la exposición. Os invito a que entréis en este universo que a muchos emprendedores nos puede ayudar en el aterrizaje de los planes de negocio, de la proyección de ideas y de la puesta en marcha de las mismas. Os dejo un enlace donde poder observar con detenimiento todo lo utilizado por Javier como soporte gráfico: emprender ligero

Otra de las lecciones más importantes que me transmitió fue lo crucial de “compartir la idea”. Es cierto que, incluso de forma inconsciente, nos negamos a abrir nuestra idea al entorno por miedo a que nos roben aquello que tanto amamos y que tanto trabajo nos ha costado conseguir. Es cierto que a veces nos encerramos con nuestro proyecto esperando tenerlo terminado para presentarlo, queremos ofrecer una idea sin fugas incluso a costa de no terminarla nunca. Después de escuchar algunos argumentos en contra de esta forma de proceder, creo entender que lo importante de una idea es considerarla como algo vivo, en constante cambio y para ello, como para ver a nuestros hijos dar sus primeros pasos, es imprescindible dejar que se caigan para que así puedan levantarse. De este modo y a través de Javier entendí que el apego mal entendido puede ser un indicio de fracaso y entendí también la importancia de poner nuestra idea a prueba delante del cliente, del público, del mercado, de los competidores...y así ser conscientes del potencial de mejora de la misma.

Si queréis profundizar más acerca de este concepto os recomiendo su libro “Emprender Ligero” que se consiguió editar gracias a la colaboración de los lectores que a través de una plataforma de crowdfunding pudieron ser partícipes de su creación y receptores de sus primeros ejemplares.

Gracias Javier Martín por ampliar mi visión acerca del emprendimiento, por darme a entender la importancia de validar la idea de negocio, de cometer errores y aprender de ellos y por supuesto gracias por compartir tus conocimientos conmigo y hacer posible que, a su vez, lo pueda compartir con los lectores de “emprende a diario”.