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La Hispano Suiza, un icono abandonado de la industria de Guadalajara

Las instalaciones de la fábrica automovilística de La Hispano Suiza, que hace un siglo situaron a Guadalajara en la cúspide de la industrialización en España, yacen hoy en el olvido de un sueño que pudo ser y finalmente no fue. De aquel centro puntero de producción de vehículos y armamento bélico que se instaló en 1917 a las afueras de la capital alcarreña, cerca del Henares y de la estación de ferrocarril, no se conserva apenas nada. Tan solo un esqueleto de ladrillo rojizo con las ventanas y puertas desvencijadas, y devorado por la vegetación. Incluso el escudo artístico de dos leones que decoraba la fachada principal de la nave, originario de la II República, también ha sucumbido al paso del tiempo y a la ausencia de conservación.

Para Manuel Granado, concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Guadalajara y guía turístico de la ciudad, La Hispano Suiza “se convirtió en un símbolo de la historia de Guadalajara pero hoy está abandonada porque en esta ciudad no interesa crear una identidad ni que conozcamos nuestro pasado”. La degradación de este icono del patrimonio industrial arriacense no es un verso suelto. Es una muestra más del deterioro en el que se encuentra gran parte del conjunto monumental de Guadalajara.

La falta de una planificación global por parte del Ayuntamiento durante las últimas décadas para preservar el patrimonio de la ciudad hace que algunos monumentos emblemáticos del casco histórico, como el Alcázar, hoy se hayan convertido en solares o amenacen con convertirse en ruinas.

El caso de la Hispano Suiza, la propiedad de los terrenos en los que se asentó la antigua fábrica automovilística se concentra en varias empresas. Entre éstas se encuentra Amotesa (Agropecuaria Monte Tejer, SA), una factoría situada en el municipio de Marchamalo, especializada en el comercio al por mayor de fertilizantes, semillas y abonos. El edificio pertenece a una familia catalana, propietaria también de La Hispano Suiza original.

La fábrica, actualmente incluida en la lista roja del patrimonio de Guadalajara, pudo convertirse en el Museo del Automóvil de la ciudad hace una década. Durante el mandato del alcalde Jesús Alique (PSOE), entre 2003 y 2007, el Ayuntamiento mantuvo contactos con los titulares de los terrenos y con la familia propietaria del inmueble. El objetivo era desarrollar, por un lado, el sector en el que se emplaza la factoría cediendo su gestión a la administración local y, por otro, crear el Museo del Automóvil en el interior de La Hispano Suiza.

El proyecto, que contó con la disposición de los propietarios para invertir, se quedó en una mera declaración de intenciones. Llegaron las elecciones municipales en junio de 2007, el cambio de gobierno en el Consistorio y el plan para rescatar a La Hispano Suiza quedó en el olvido desde entonces. José Morales, concejal de Ahora Guadalajara, sostiene a eldiarioclm.es que “la fábrica de La Hispano forma parte del patrimonio de la ciudad y aunque el edificio sea de propiedad privada, el Ayuntamiento tiene la obligación de presionar a los dueños para que lo conserven en buenas condiciones”.

Pero lo que está ocurriendo es lo contrario. La irresponsabilidad de la propiedad, que no se ha ocupado del mantenimiento del inmueble desde que la fábrica dejó de funcionar en los años 70, ha conducido a que este icono de Guadalajara “esté completamente vandalizado”, según Manuel Granado. “No hay voluntad política para cuidar nuestro patrimonio”, apostilla.

Unanimidad política

Con motivo de la conmemoración del primer siglo de la instalación de La Hispano Suiza en la capital alcarreña, el lacerante estado de conservación de la fábrica ha regresado al debate político en Guadalajara. En marzo, el Pleno municipal aprobó por unanimidad de todos los grupos políticos una moción, impulsada por Ahora Guadalajara, por la que se solicitó a la Junta de Castilla-La Mancha la declaración de La Hispano Suiza como Bien de Interés Cultural (BIC), en un nuevo impulso para recuperar el emblemático complejo industrial.

Sin embargo, esta catalogación no garantiza en todos los casos la recuperación de los inmuebles. En algunos monumentos como el Poblado de Villafores, propiedad del Ayuntamiento y de la constructora Hercesa, su frontón acabó derrumbándose hace poco más de un año, a pesar de contar con la declaración de BIC, que otorga la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla-La Mancha desde 2015.

La iniciativa de Ahora Guadalajara sobre La Hispano se plantea ir más allá de la protección y conservación de la fábrica. “No basta solo con la protección, es urgente intervenir sobre este espacio y asegurar al menos la fachada del edificio para evitar que se hunda”, reconoce Morales. Una vez lograda la consolidación del monumento, esta formación apuesta por que este patrimonio industrial y científico-tecnológico se explote como “atractivo turístico, algo que sería novedoso y permitiría recordar que Guadalajara fue puntera en este ámbito hace un siglo”.

En la misma línea se manifiesta el Partido Socialista. “Debemos proteger, recuperar y poner en valor este hito de nuestra historia. Se podría reconvertir en un museo de la industria del automóvil o incluso en un taller de restauración de vehículos de colección antiguos que no existe, y contribuiría a crear poco a poco el ADN de Guadalajara”, afirma Granado.

Durante el debate del Pleno sobre esta cuestión, el concejal de Cultura, Armengol Engonga, mostró su apoyo a la iniciativa y calificó de “oportuno” solicitar a la Junta la declaración de BIC. Además, anunció una serie de exposiciones que el Ayuntamiento tiene previsto organizar en junio de 2018 para celebrar la puesta en marcha de La Hispano en Guadalajara. Se trata, según Engonga, de “recopilar todo el material que se utilizó en otras muestras en 2010, 2011 y 2013 para unirlo al material que podamos adquirir en estos meses y diseñar una exposición conmemorativa que nos gustaría montar en el Museo Sobrino de la ciudad aprovechando su gran terraza e interiores”.

Por su parte, Alejandro Ruiz, concejal de Ciudadanos, declaró también su respaldo al proyecto, al tiempo que aprovechó para criticar “el serio déficit que han arrastrado los diferentes gobiernos de Guadalajara en gestión del patrimonio y que han llevado a que la ciudad haya perdido su valioso legado industrial”.

Entre los actos conmemorativos de la llegada de La Hispano Suiza a la capital en 1917 destacan las visitas guiadas que el Ayuntamiento planificó para dar a conocer la historia de esta industria durante los fines de semana de junio y julio, además del taller ‘Autos Locos. La Hispano Suiza’, ideado por la Concejalía de Turismo para los más pequeños con el fin de divulgar la relevancia social y económica que ejerció la fábrica en la ciudad. También buscaba dar conocer la historia de algunos personajes históricos de la época, como Francisco Aritio, el conde Romanones y el entonces alcalde de Guadalajara Miguel Fluiters, todos muy ligados a este símbolo de la industria guadalajareña.

Tecnología puntera

La Hispano Suiza era una fábrica barcelonesa puntera en la fabricación de automóviles y material bélico puntero a comienzos del siglo XX. En Guadalajara recaló en 1917 en un contexto internacional dominado por la I Guerra Mundial, que demandaba cada vez una mayor producción de armamento bélico. Las razones por las que esta compañía catalana acabó instalándose en el centro de España responden a las presiones que Damiá Mateu, presidente del Consejo de Administración, recibió del Gobierno central, presidido entonces por el conde de Romanones.

En un documento histórico titulado ‘La Industria del Automóvil en España’, que forma parte del archivo de la escuela de formación aeronáutica Enasa, se describe así el origen de la fábrica en la ciudad de Guadalajara: “Requerido nuestro patriotismo por los poderes públicos, estamos estudiando un proyecto relativo a instalar unos talleres-sucursal de esta fábrica en una localidad del centro de España, y atendiendo más que a móviles financieros a nuestro patriotismo estimulado en todo momento por la más alta representación del Estado, no hemos vacilado en orientar nuestras gestiones hacia la realización del expresado proyecto”.

El objetivo de este plan, gestado desde las más altas esferas del Estado, fue desarrollar una gran industria militarizada en una localidad de la meseta peninsular siguiendo el modelo de otros referentes europeos como las productoras Krupp en Alemania o Fiat en Italia.

La construcción de La Hispano Suiza en Guadalajara, una ciudad eminentemente agrícola y escasamente poblada en los albores del siglo XX, supuso el arranque de su industrialización y la llegada de empleo. Este apogeo económico convirtió a la capital alcarreña en epicentro de la ciencia y la tecnología de vanguardia en los años 20. Según explica Antonio Herrera Casado, cronista provincial de Guadalajara, La Hispano Suiza fue “un exponente de la industria española que se construyó en Guadalajara sirviendo para dinamizar a la sociedad arriacense con muchos puestos de trabajo, muchos ingenieros, muchas visitas reales, y mucho movimiento económico”.

La antigua factoría se construyó sobre unos terrenos de un millón de metros cuadrados, ubicados en un polígono industrial de la zona sur de la ciudad, en el margen derecho del Henares y de la estación de trenes. La fábrica, que comenzó a funcionar a mediados de 1918 y fue inaugurada oficialmente por el rey Alfonso XIII en 1920, empleó hasta 800 trabajadores en un momento en que la población de Guadalajara no alcanzaba los 20.000 habitantes. En plena fase de expansión, bajo la dirección de Francisco Aritio, La Hispano Air Craft –que así es como se llamaba entonces- funcionó de forma independiente de la matriz de Barcelona hasta 1923.

Ese año, la central decidió absorber a la filial y reorganizar la producción para solventar los problemas financieros que acumulaba la sede alcarreña ante el escaso apoyo económico del Gobierno para adquirir nuevos materiales en el extranjero. Durante la década de los 20, la Hispano Suiza fabricó algunos de los turismos más modernos de la época. Por ejemplo, el modelo ligero de 8/10 CV, conocido como ‘La Hispano’. Fue un tiempo de expansión en el que la empresa creció con la fabricación de camiones para fines militares y pequeños aviones, algunos de ellos exhibidos en la Exposición Hispano‑Americana de Sevilla en 1929.

Cierre en los 70

En los años previos a la Guerra Civil, la Hispano Suiza atravesó serias dificultades económicas, lo que desembocó en varias huelgas y el despido de 70 empleados. En 1935, la factoría fue vendida a la Fiat en una operación empresarial en la que parece ser que intervino personalmente el dictador italiano Benito Mussolini. Manuel Granado subraya que, en aquel momento, “el Gobierno de la II República no quiso implicarse en el devenir de La Hispano para evitar ser cómplice de los fascismos”, que en los años 30 consolidaron su hegemonía en Europa.

El estallido de la Guerra Civil en 1936 significó el principio del fin de La Hispano Suiza. Durante los tres años que duró la contienda todas las instalaciones de la fábrica en Guadalajara quedaron abandonadas y la sociedad desapareció. La fabricación de automóviles y camiones se extinguió por completo y la sección de aeronáutica se reubicó en Sevilla, bajo las siglas de ‘Hispano-Aviación’. Las máquinas cesaron definitivamente a finales de los años 70. Ahí comenzó un progresivo proceso de deterioro que le ha conducido a su actual estado de abandono.