La sentencia de la Vicedecana de Estudiantes y Actividades Culturales de la UCLM es clara: “los jóvenes desconocen totalmente las figuras básicas de la democrática”. Así lo señala Karina Trilles, una de las impulsoras de la iniciativa 'Mueve ficha', una escuela de participación que se pondrá en marcha en febrero de la mano de la Universidad regional y el Ayuntamiento de Ciudad Real en el Espacio Joven de la capital provincial.
“En noviembre llevé a los alumnos al Pleno del Ayuntamiento de Ciudad Real y la concejal (Sara Ramírez, edil de Participación) se dio cuenta de que nuestras reiteradas quejas eran verdad. Los alumnos no conocían los valores democráticos”, explica Trilles. De este modo, se llegó a la conclusión de que los estudiantes necesitaban un espacio para demostrar a los jóvenes que dichos valores deben “mimarse” y trabajarse día a día, para beneficio de toda la población.
El curso estará abierto a alumnos desde Bachillerato hasta los estudiantes universitarios durante los meses de febrero y marzo, durante la tarde y de forma totalmente gratuita. Las clases que se ofrecerán tendrán un carácter “eminentemente práctico”. Cada una de las sesiones se ha planteado de manera diferente: una de ellas estará a cargo de la psicóloga Joana Camacho, quien tratará los valores de confianza y respeto a través de una dinámica en grupo. En otra de ellas, 'Conoce tu barrio', los estudiantes deberán detectar qué es lo que falla en su entorno. También se recreará un Pleno municipal.
Imagen “distorsionada” de la política
Trilles lamenta que los jóvenes desconozcan también proceso de transición democrática por el que ha pasado el país. “Se les ha hablado e insistido mucho en los valores como tolerancia y respeto, pero el problema es que no se les ha enseñado a trabajar con ellos. Sufren de un desconocimiento generalizado y creen que los tolerantes deben ser los otros, no ellos”, explica la docente.
Por otro lado, señala que, además, los jóvenes tienen una imagen “distorsionada” de la política y creen que no pueden aportar “nada”. “De lo único que han oído hablar es de la oficina de reclamación, pero la idea es que sepan mucho más”, asegura. Recalca que dejando de lado las ideologías, otro de los objetivos del curso es que conozcan la importancia de su voto, no sólo por que es una manera de dar su parecer sino también como un modo de “respetar la labor de quienes trabajaron por conseguir el voto democrático”.
¿Debería enseñarse esto en las escuelas? Para Trilles, sería lo ideal. Sin embargo, iniciar cursos extraprogramáticos como el de esta Escuela de Participación es “necesario” tras la eliminación de asignaturas como ética y debido también que otras como Formación para la Ciudadanía es impartida por “personas que no están especializadas”. “Ello contribuye al deterioro de este tipo de procesos que deberían ser conocidos desde mucho antes”, concluye.
Aprender a canalizar las propuestas de los más jóvenes
Por su parte, la concejala de Participación Ciudadana, Juventud, Infancia y Consumo, Sara Martínez, ha destacado que esta iniciativa es uno de los primeros proyectos que nace “en sí” en la concejalía de Participación. “Es fundamental que la participación tenga contenido y no sea sólo un slogan”, asegura. Su departamento detectó que los jóvenes si quieren participar, pero “no saben cómo canalizar sus propuestas, ni tampoco cómo realizarlas. No conocen los medios que tienen disponibles”, afirma la concejala.
Martínez afirma que no pueden “resignarse” a creer que los jóvenes no tienen “nada que decir” y que por eso la escuela pretende servir para dar a conocer la “teoría” de la participación ciudadana. “Lo que es el diálogo, la crítica, explicarles que existe la audiencia pública, los plenos municipales y las mesas y consejos de participación y también que existen nuevas formas de participar y espacios donde poder hacerlo”, explica. El objetivo final de la iniciativa es que sus participantes se vayan con ganas de “participar, de cambiar las cosas” y que sepan cómo pueden llegar a hacerlo, para que las ideas no se queden en el “vacío”. El Ayuntamiento también quiere mostrar que está “a la altura” de sus necesidades, al igual que la de cualquier otro ciudadano.