El pasado jueves se produjo un nuevo trasvase que sangra un poco más al río Tajo. En base a esta mala noticia, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha reclamado “unidad” en la defensa de los recursos hídricos de la región, tras conocerse el nuevo trasvase de 6 hectómetros cúbicos a través del acueducto Tajo-Segura para las comunidades autónomas del Levante. Para explicar de forma muy concreta la situación del río que pasa, entre otros muchos lugares, por Toledo, García-Page ha dicho “que hoy es un arroyo, no un río”.
En Guadalajara, se han manifestado cientos de personas con el objetivo de parar este trasvase que comienza a ser abusivo y denigrante para el río Tajo y las personas que se podrían aprovechar de un caudal saneado y abundante. Es por ello que el presidente del Ejecutivo autonómico ha lamentado el hecho de que “cada hectómetro cúbico que se va produce donde llega, dos mil millones de las antiguas pesetas, doce millones de euros” y ha enfatizado el papel del agua como “materia prima” y fuente de riqueza para una región como Castilla-La Mancha.
La batalla política que enmarca esta lucha por intentar llevar el agua del Tajo a un lugar o mantenerla en otro, es a la que se ha referido García-Page, destacando la importancia de que “nos pongamos de acuerdo”, más allá de las siglas políticas. En este sentido, también ha reclamado una reflexión sobre “el dinero que se va o el dinero que no aprovechamos aquí”.
Ha querido dejar bien claro que, especialmente en este tema del trasvase Tajo-Seguro que ya se prolonga en el tiempo muchos años, “hay cosas que van más allá de la izquierda, de la derecha, del PP, del PSOE o de los partidos que se sumen”. Por un lado, Page ha ha defendido la “competencia sana y saludable” entre comunidades autónomas, pero ha lamentado profundamente la falta de cohesión existente en Castilla-La Mancha “en asuntos elementales” como la defensa del agua y de los recursos del río Tajo.