Palabras Clave es el espacio de opinión, análisis y reflexión de eldiario.es Castilla-La Mancha, un punto de encuentro y participación colectiva.
Las opiniones vertidas en este espacio son responsabilidad de sus autores.
No paso por aquí para criticar, ni mucho menos, cada uno con su responsabilidad y sus motivos que haga lo que quiera o crea más conveniente, y en el peor de los casos, lo que le dejen hacer ya que a veces no es fácil hacer aun queriendo. Sin embargo, para el tema que traigo no solamente se trata de querer sino de cumplir, cumplir con una legislación existente en España (Ley 14/2006, de 26 de mayo sobre técnicas de reproducción humana asistida y Ley/Orgánica 1/2023, de 28 de febrero sobre salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo), que si bien como con cualquier otra legislación, presenta ciertas lagunas quizás no intrínsecas a la propia Ley pero sí relacionadas, ya que estando prohibida en España la gestación subrogada sí se permite registrar al bebé siempre y cuando exista un documento o una sentencia judicial que acredite la filiación.
Entonces, atendiendo a la Ley correspondiente, la gestación subrogada sería considerada una forma grave de violencia reproductiva contra las mujeres que se sigue produciendo (tanto por mujeres como por hombres) ya que existe un vacío legal considerable ante el hecho de una regulación internacional que sí lo permite haciendo posible, curiosamente, que puedas subrogar la gestación fuera de España y registrar a tú bebé en este país.
Creo que la maternidad está sobrevalorada, y sé que me estoy metiendo y me voy a meter a lo largo de todo el texto en un jardín muy florido, pero dejen que me explique. Quizás (o seguramente) hace ya algunas décadas ser madre era lo lógico, en una época en la que las mujeres solamente podíamos tener valor en el plano doméstico y que nuestra única fuente de satisfacción era la de mantener el hogar familiar, criar y cuidar a nuestros/as hijos/as y atender a los esposos (legalmente casados), pero de un tiempo a esta parte, las mujeres vamos acometiendo también el plano público, accedemos al mundo laboral (aunque en muchos casos no en las mismas condiciones que nuestros compañeros los hombres) que nos permite ser independientes económicamente, tenemos la ley de divorcio (desde 1981) que nos permite no tener que aguantar determinadas situaciones domésticas o simplemente separarnos en caso de desamor, y las técnicas de reproducción humana asistida (inseminación artificial, Fecundación in Vitro e inyección intracitoplásmica de espermatozoides y con transferencia de preembriones y transferencia intratubárica de gametos) que nos permite gestar sin necesidad de tener pareja masculina o si decidimos estar solas.
Sin embargo, vivimos en un continuo debate. Si encontramos a una mujer que no desea ser madre o en el caso de serlo y no querer dar el pecho a su bebé, incluso ante el hecho de ser madre por cesárea (he llegado a leer y oír que no sabe lo que es ser madre una madre que ha parido por cesárea, que eso no es parir), se la acribilla sin piedad, sin respeto, sin empatía, incluso por otras mujeres lo que es mucho peor todavía.
El número de hijos medio ha pasado de 2,77 en 1975 a 1,19 en 2021. La edad a la que se es madre es cada vez mayor, de los 25 años en 1975 a los 32 años en 2021, la esperanza de vida de las mujeres es cada vez mayor también, de los 76 años en 1975 a los 85 años en 2021, y surgen nuevos modelos de familia, nuevas necesidades, en fin, que antes de juzgar deberíamos pensar y repensar en todos estos factores sociales que están latentes en nuestra sociedad, ya que en otras no serían ni cuestionables.
Pero dicho esto, sí que me gustaría invitaros a hacer una reflexión, ya que estos días he leído de todo por parte de todo el mundo… Y poco he leído del hecho de la necesidad de acometer la pobreza en la que siguen viviendo muchas mujeres en muchos países (España también) que si bien no justifica los hechos si es importante reflexionar sobre ello, la incongruencia de prohibir la gestación subrogada mientras se permite el registro del bebé, la mercantilización de prácticamente todo, mejor dicho de todo (incluido personas), del poco juicio que se hace cuando la gestación subrogada viene de la mano de los hombres, del nulo juicio que se hace a un hombre de avanzada edad que es padre por el hecho de tener una mujer joven a su lado que se convierte en madre…
Y sobre todo el cuestionamiento de la edad para criar a un bebé que sin ser lo mismo es cuestionable tanto como el hecho de que las abuelas críen a sus nietos/as, ya que nadie ha juzgado el hecho de que muchas abuelas (y abuelos) de este país están ayudando día sí y día también a sus hijos/as para que éstos puedan ir a trabajar ya que los bajos sueldos les impiden dejarles en guarderías o bajo la atención de una persona remunerada. Es decir, en España está bien visto que abuelas (y abuelos) de más de 68 años estén al cargo de bebés y menores, en sus casas, en los parques, para recogerles en la guarde o el colegio, para hacerles la comida, la merienda, incluso para llevarlos a la cama, es más, no solamente está bien visto, sino que alardeamos de ello, como si hiciéramos un favor a nuestras mayores y les diéramos una “utilidad” social. Y no me refiero a aquellas abuelas (y abuelos) que pueden y quieren sino a las que no les queda más remedio. Y tampoco me vale que sea por pensar que estas abuelas están exentas de la responsabilidad materna.
Así que antes de juzgar, pensemos, analicemos y contrastemos si bien en este caso lo principal sería lo legal hay factores sociales importantes a tener en consideración.
0