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Ha resurgido desde hace unos meses y con total razón la denuncia por el nefasto estado de la zona donde en su día estuvieron las 48 viviendas sociales, que los vecinos las definen como si fuese una zona bombardeada y reitero tienen toda la razón.
Cuando se derribaron las 48 viviendas, se proyectó una remodelación de la zona, proyecto estrella que ha estado en un gran panel durante años en el despacho de la dirección general de vivienda, ignoro si sigue aún allí en la actualidad, cierto es que el presupuesto de la remodelación se valoró en 4,3 millones de euros, salió a información pública en 2010 y hasta hoy, también sigue en la zona junto a la cabecera de salida de los autobuses un cartel achicharrado por el sol y las inclemencias del tiempo.
Si el valor de la remodelación pudiera parecer importante, habría que aducir que la enajenación del suelo para construir las 298 viviendas que componían el proyecto estaba en un valor de 6 millones de euros, es decir, la Junta de Comunidades aún podría haber ingresado 1,7 millones de euros.
Es aquí donde quiero situar la deuda de la Junta de Comunidades con el barrio del Polígono, bautizado como Santa María de Benquerencia de una forma “forzosa” por aquello de santificar todo, pero esto es otra historia. Todo el Polígono Residencial fue cedido por el Estado Central a la Junta de Comunidades por el simbólico precio de una peseta, 0,0018 euros, para aquellos que nunca manejaron pesetas.
La Junta de Comunidades ha vendido más de 80 parcelas de las que ha obtenido importantes ingresos, además en toda la fase 5ª ha construido las consejerías, centros tecnológicos, delegaciones, diversos edificios administrativos o sociales, que si no hubiera tenido este suelo le habrían costado importantes inversiones, terminando con la gran parcela del hospital que ahora está “secuestrada” en manos de una concesión por treinta años para su disfrute y explotación.
Pues bien, la Junta de Comunidades, como responsable urbanizadora, sí ha recogido ingresos, pero ha dejado mucho que desear por graves distorsiones en dicha urbanización y sus infraestructuras. Años se estuvo peleando desde la asociación de vecinos El Tajo para lograr un convenio Junta-Ayuntamiento por el montante de 8 millones de euros para paliar diversas deficiencias y “olvidos”.
El área de remodelación de las 48 viviendas sociales es una de las graves deudas de la Junta de Comunidades. La remodelación era una forma de humanizar esta área; se ha humanizado por parte de una constructora retomando y recomprando dos parcelas, levantando sendas urbanizaciones de viviendas. Pero la Junta de Comunidades no cumple la parte que le corresponde en sus aledaños.
Es más extraño y paradójico que esto ocurra y no pongan manos a la obra, cuando casualmente el delegado provincial de Fomento es toledano de cuna, y la directora general de Vivienda ha sido desde 2015 a 2019 concejala del ayuntamiento de Toledo y a la par presidenta del Consejo del Barrio, y que Emiliano García-Page fuese quien promoviese junto al entonces concejal presidente de la Junta de Distrito Aurelio San Emeterio y la Asociación de Vecinos el Tajo el derribo de las 48 viviendas sociales y desarrollo del proyecto de remodelación junto al consejero Ordenación del Territorio y Vivienda, Julián Sánchez Pingarrón.
Sí es muy paradójico que, con estos cargos en la administración, conocedores de lo que se cuece, primero, no se haya desarrollado el proyecto de remodelación; segundo, no se hayan sacado a enajenación parcelas en esta área cuando ha existido petición de suelo. Claro es que se han desarrollado dos construcciones recomprando parcelas. Es más: se ha perdido la oportunidad de que las proyectadas 525 viviendas de alquiler que compondrán tres edificios fuesen aquí. Al menos, algunas.
Es notorio que esta parte del Polígono sufre un olvido de las administraciones, con la que tienen una deuda aún más grande que el resto, y sobre la que se suman aún más casualidades. El barrio tiene seis fases; pues bien, siendo esta parte la 1ª+2ª fase y la primera que se empezó a urbanizar y construir, la tercera fase tiene agotado el suelo para vivienda, la quinta fase solo queda una parcela, y precisamente reitero junto a la cuarta es donde hay parcelas para vivienda, eso excluyendo la fase sexta fase conocida como la del fallido Barrio Avanzado que lo primero que debe hacer la Junta de Comunidades es retira el amianto.
Esta es la deuda de la Junta de Comunidades para nuestro barrio, fruto de un extraño proceso de administración y desidia, y en especial del área de remodelación de las 48 donde confluyen todos los elementos fatídicos y donde los vecinos están cargados de razón, la lucha ha renacido será cuestión de tesón como el derribo de la 48, o como los años de tesón para conseguir el convenio de los ocho millones de euros, a este barrio, a sus vecinos, nunca les regalaron nada.
Ha resurgido desde hace unos meses y con total razón la denuncia por el nefasto estado de la zona donde en su día estuvieron las 48 viviendas sociales, que los vecinos las definen como si fuese una zona bombardeada y reitero tienen toda la razón.
Cuando se derribaron las 48 viviendas, se proyectó una remodelación de la zona, proyecto estrella que ha estado en un gran panel durante años en el despacho de la dirección general de vivienda, ignoro si sigue aún allí en la actualidad, cierto es que el presupuesto de la remodelación se valoró en 4,3 millones de euros, salió a información pública en 2010 y hasta hoy, también sigue en la zona junto a la cabecera de salida de los autobuses un cartel achicharrado por el sol y las inclemencias del tiempo.