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El próximo 5 de marzo en el campus universitario de Talavera de la Reina, nuestra Red contra la Pobreza organiza un encuentro para presentar los resultados de la implementación del Ingreso Mínimo Vital en España y Castilla-La Mancha. En esta ocasión, lejos de ser una buena práctica para mostrar a otras regiones, Castilla-La Mancha es un ejemplo que a nivel estatal se pone a menudo como “la que eliminó su renta básica regional cuando apareció el Ingreso Mínimo Vital”. Pues será porque aquí no hay pobreza.
Lejos de evaluar el impacto que para la ciudadanía supone eliminar una red de seguridad para las vicisitudes que la vida nos pueda traer, puesto que esa es la finalidad del encuentro que he publicitado a hurtadillas hace un momento, me centraré en el mensaje que se transmite a la ciudadanía, ya que si bien se pretende eliminar la pobreza no hablando de ella, la Unión Europea nos lo recuerda con dada bandera azul que vemos, ya que tras su evaluación de 2021 nos mantuvo la calificación como una de las regiones menos desarrollada del continente, y, por tanto, acreedora de más ayuda europea para ver si la situación de nuestra ciudadanía mejora antes de 2030.
Las rentas básicas regionales que coexisten con el Ingreso Mínimo Vital en el resto de España evitan que la ciudadanía quede desprotegida ante una situación sobrevenida, ya que son más ágiles y cercanas en su gestión; permiten complementar cuantías y atender situaciones familiares y personales más complejas; mantienen un cierto nivel adquisitivo en los hogares más vulnerables sosteniendo el consumo y la economía local; evitan situaciones de estrés y sufrimiento en las familias con menores (la pobreza infantil y juvenil afecta a dos de cada cinco menores castellanomanchegos) lo que muy posiblemente ayudará a cierta normalidad familiar y que la pobreza no se transmita de padres a hijos. Eliminar el Ingreso Mínimo de Solidaridad de Castilla-La Mancha en 2021 sin reasignar los recursos para a seguir luchando contra la pobreza en otros frentes, emitió un mensaje que pocos oímos, y cuyos efectos, a la vista de los datos del bienestar ciudadano son evidentes.
Con la revisión de nuestro Estatuto de Autonomía que en estos momentos se está llevando a cabo, tenemos la oportunidad empezar a reconstruir el espejo en el que mirarnos, ya que más allá de los cambios técnicos, la ciudadanía precisa saber que nuestros decisores públicos mantienen un compromiso explícito por no dejar a nadie atrás; garantizando que nuestra región tiene el propósito de mejorar la vida de las personas menos afortunadas, las que puedan vivir una sucesión de malas rachas, y las que precisan coger el ascensor social.
Todos sabemos que el primer paso para superar las situaciones de pobreza de nuestra región es asumir su existencia, establecer compromisos y planificar respuestas, por lo que siguiendo el mandato de las organizaciones de la Red contra la pobreza, hemos solicitado formalmente a todos los partidos políticos representados en las Cortes de Castilla-La Mancha que fueron elegidos por la ciudadanía, a que incorporen en el nuevo texto de nuestro Estatuto de Autonomía el compromiso de luchar contra la pobreza en Castilla-La Mancha, a fin de devolver a la ciudadanía un mensaje de confianza en el futuro, ya que la pobreza, más que una privación de ingresos, es una privación de oportunidades para desarrollar los proyectos vitales a los que tenemos derecho, limitando nuestra libertad de elección.
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