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Hoy en día, 2.100 millones de personas en el mundo viven todavía sin agua potable. No tienen la suerte de contar con un servicio de abastecimiento que distribuya agua de manera segura y no contaminada entre sus casas, sus colegios y sus empresas. Una de cada cuatro escuelas primarias en el mundo tiene esa carencia. Casi siempre, discriminaciones por razón de sexo, raza, etnia, nacionalidad, casta, edad, discapacidad y situación económica están detrás de esta situación.
Por eso hoy, 22 de marzo de 2019, Día Mundial del Agua, Naciones Unidas quiere despertar nuestras conciencias abanderando el lema: “No dejar a nadie atrás. Agua para todos”. No podemos avanzar como sociedad global mientras haya gente en el planeta que viva sin agua potable y sin saneamiento, son esenciales para el disfrute de la vida. Toda persona, como recoge la carta de Derechos Humanos, tiene derecho, sin discriminación, a disponer de agua suficiente, segura, aceptable, accesible y asequible para uso personal y doméstico, es decir, para consumo, colada, saneamiento, preparación de alimentos e higiene.
Pero si el presente es inaceptable, el futuro no es muy esperanzador. Algunos estudios vaticinan que un total de 700 millones de personas en todo el mundo podrían verse desplazadas por la intensa penuria de agua de aquí a 2030. No sobra ni una gota.
Está claro que aquí somos unos privilegiados. Abrimos cualquier grifo y sale agua. Incluso nos permitimos, de manera poco solidaria e inconsciente, el lujo mal entendido de dejarla correr. Como presidente de la Mancomunidad de Aguas del Sorbe (MAS) me siento orgulloso de poder gestionar un servicio que nos hace más fácil y más segura la vida a cerca de 400.000 personas que bebemos agua del río Sorbe. Y aprovecho este día para felicitar a las mujeres y a los hombres que lo hacen posible. Pero también me siento en la obligación de aprovechar este día para agitar nuestras conciencias y pediros un uso responsable de este servicio y el cuidado exquisito del medio natural que lo hace posible.
Hoy podemos estar tranquilos, pero no sabemos qué nos deparará el futuro. Ya lo escribió nuestro querido Antonio Machado “…Pero yo he visto beber/ hasta en los charcos del suelo,/ caprichos tiene la sed”.
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