Trashumancia de abejas: un premio contra la despoblación y por el medio rural
La trashumancia apícola está de enhorabuena en Liétor, un pequeño pueblo de Albacete. Con tan solo 24 años, el apicultor Diego Jiménez García ha recibido la distinción del Mérito Civil que otorga la Casa Real, una de las mayores del país. Acostumbrado a las jornadas de sol a sol con el traslado de las colmenas de una zona a otra para buscar las mejores condiciones térmicas de producción de miel, este premio, afirma, es un reconocimiento para una actividad que en su caso es generacional. La heredó de su abuelo, y ahora trabaja con su padre, añadiéndole un toque de modernidad y expansión que le ha permitido distribuir en todo el país.
Actualmente la marca es ‘Mieles Diego’. Se fundó en 1946 por Carlos Jiménez, la cual pasó años después a manos de su hijo, quien en la actualidad la regenta junto a su hijo, el que ha recibido el reconocimiento. Producen y distribuyen polen, jalea real de miel, propóleo, orujos, rones, caramelos de miel y jabones de miel. También preparan estos productos como detalles para bodas y comuniones.
Diego tiene actualmente 900 colmenas con la que lleva a cabo su sacrificada profesión, sobre todo en primavera, cuando se producen la mayoría de los traslados propios de la trashumancia.
Desde los seis años
Desde que tenía seis años estaba deseando salir con su abuelo a ver las colmenas y aprendió el oficio muy rápidamente. Por eso, cuando su padre lo heredó no dudó en trabajar con él y posteriormente encargarse conjuntamente del negocio. Solo son ellos dos. Gestionan los traslados, la producción de la miel, así como su etiquetado, envasado y comercialización.
Durante la entrega del premio, la Casa Real destacó su contribución al desarrollo del medio rural y también a la incorporación de los jóvenes al campo español:
Lo primero que este apicultor destaca es el hecho de que gracias al premio se vaya a promocionar una zona “desfavorecida” y despoblada como es la comarca albaceteña donde vive. Considera que supondrá así un ejemplo para la sociedad en cuanto a las posibilidades que ofrece el medio rural, aunque avisa de que se trata “de un trabajo que requiere mucho esfuerzo y dedicación”.
Pero la recompensa ya la había obtenido antes del premio. Cuenta desde hace mucho tiempo con una clientela fija local heredada de sus antecesores familiares, pero que ahora se está expandiendo por toda España gracias a su toque de modernidad. Diego abrió la página web de la marca hace tres años y desde entonces atiende pedidos particulares, sobre todo en Castilla-La Mancha y Comunitat Valenciana, pero también son las lonjas las que le ayudan a repartir especialmente en pequeños comercios.
La miel, “naturaleza pura”
La pasión por su oficio queda reflejada en los elogios que dedica a cada paso de la producción, si bien destaca especialmente el papel de las abejas en el campo. “Me encanta sacar la miel, trabajar con ellas en el campo, recoger el fruto de lo que han creado ellas gracias a la trashumancia. Y sobre todo el cuidarlas y alimentarlas durante todo el año”, destaca el apicultor premiado.
“La abeja cada vez más necesaria para el ser humano. El 80% por ciento de las frutas y hortalizas que comemos es gracias a ellas. La miel es naturaleza pura, debemos consumirla y promoverla, y ante todo, propiciar que se intente comprar al pequeño consumidor”.
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