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El Archivo Histórico Provincial de Albacete abre sus puertas a la memoria de la Feria

Imagen que puede verse en la exposición.

José Iván Suárez

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Miles de palabras, cientos de versos, decenas de fotografías. Durante varios siglos de existencia, la Feria de Albacete ha despertado la inspiración de los creadores. Autores como Francisco del Campo Aguilar, José. S. Serna o Rodrigo Rubio han ilustrado con sus textos un evento que hinca sus raíces siglos atrás. Cuando la fotografía cogió el relevo de la pintura para ilustrar la realidad, artistas de la cámara como Enrique Navarro, Julián Collado, Luis Escobar o Belda supieron escribir con luz unos días de transformación y trasiego en la ciudad.

De nuevo, la Feria emerge en Albacete para seguir asombrando a los millones de personas que pasarán por aquí hasta el próximo día 17 de septiembre. Por segundo año consecutivo, y para celebrarlo, desde el Archivo Histórico Provincial de Albacete se ha preparado una exposición que desvela documentos inéditos y amplía el conocimiento de esta festividad que mueve a propios y extraños. Dice Elvira Valero, directora de este organismo y comisaria de la muestra que “sin archivos no hay identidad”. Y añade para nuestros lectores que “el documento da constancia”.

Más allá de la memoria individual que han conservado decenas de generaciones, más allá de la leyenda sobre el origen de una tradición, más allá de todo eso, están los documentos. Entre los primeros papeles sobre la Feria que se guardan en el archivo dependiente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, se encuentran textos del siglo XV en los que ya se habla de la necesidad de arreglar con barreras la calle de la Feria. Así lo afirma Valero y apunta algo más: “Otro documento importante es la concordia que hace el Ayuntamiento con los frailes de San Francisco cuando se instalan en el Paraje de Los Llanos”.

Raíces documentales de una Feria que es la propia historia de Albacete. Ahora hay algo más que añadir a este legado. La directora del archivo da las claves de esta exposición que puede verse hasta el 15 de septiembre en la sede de la institución. “Este documento es muy curioso”, explica sobre las 72 fotografías de pequeño formato que suponen la gran aportación de este trabajo. Reconoce Valero que “son fotos muy conocidas, la hemos visto en las revistas antiguas de Feria durante años, incluso en recopilaciones de fotografías antiguas de la Feria, en internet, pero estaban muy mal datadas”. Para subsanar este error, Elvira ha repasado las publicaciones existentes y ha conseguido ponerles fecha y el porqué de su realización.

Las imágenes se presentaron en pliegos de cromos de apenas unos centímetros. Todas las captaron los Belda por encargo del Ayuntamiento que en 1944 emprendió una reforma arquitectónica del edificio de la Feria bajo la dirección de Julio Carrilero y Miguel Ortiz. El consistorio albaceteño, en plena posguerra de hambre y estrechuras, invirtió un gran esfuerzo económico para “revitalizar la Feria”, señala Elvira Valera. Fue gracias a este encargo, momento en que el nuevo edificio estaba recién pintando y aún no tenía inscritos el yugo y las flechas, cuando los famosos fotógrafos de la capital albacetense tomaron estas vistas.

“Dando testimonio y acercando a la sociedad albacetense, este tránsito desde una Feria de antaño, pintoresca, costumbrista, a la actual Feria moderna, comercial, lúdica y cosmopolita”, ha indicado también la profesional. Así es (recorriendo las vitrinas con las revistas de entonces, los paneles explicativos y un video elaborado para la ocasión) como comprendemos el germen de la Feria que ahora disfrutamos. Los edificios, las calles principales, la noche, las carrozas, el desfile, los comercios tradicionales, los toros, la feria de muestras.

Detalla Elvira: “Es una cosa excepcional porque hoy día es muy corriente hacer miles de fotos, pero hasta hace apenas unos años era excepcional tener una fotografía y me di cuenta que respondía a esa revitalización que pretendía el Ayuntamiento; todas las ferias estaban en proceso de decadencia y el consistorio no quería que la Feria de Albacete, con tanta raigambre, se convirtiera solo en un programa de festejos y así surgió la idea de hacer la feria de muestras, un nuevo impulso para mostrar el proceso de mecanización del campo, potenciar el producto local o la artesanía”. A partir del año 1940, la Feria comenzó a cambiar para siempre.

Tanto es así que Valero ha descubierto que fue a partir de ese año cuando la Virgen de Los Llanos tiene presencia en el edificio de la Feria. Hasta alcanzar este hito, la Feria ya solía ocupar las páginas de los periódicos nacionales. De hecho, hace más de cien años, en 1905, una publicación nacional, “Nuevo Mundo”, ya relataba: “Del 7 al 20 de septiembre ha celebrado Albacete sus anuales ferias. El mercado caballar, mular y vacuno se ha instalado, como de costumbre, en los egidos de la feria y eras de Santa Catalina, constituyéndose así la cuerda que tanto renombre tiene por la importancia de los ganados que a ella concurren, y que ha presentado estos días el animado espectáculo que todos los años en sus ”alboroques“ y sus regateos interminables. En el programa de los festejos organizados con tal motivo para contribuir a la afluencia de forasteros, ha habido de todo: funciones religiosas, veladas musicales, cinematógrafo público, toros, certamen provincial de bandas, fiestas de las manchegas en el teatro Circo, elevación de aeróstatos en el real de la feria, bailes, funciones de teatro, iluminaciones, etc. Una de las cosas que mejor impresión han causado, es la parte que en estos festejos ha tomado el batallón infantil”.

La Feria es un relato lento de niñez. Un cuento pausado pero ruidoso. Un fugaz milagro de alegría que aún tiene sus zonas oscuras. En 2024, el Archivo Histórico Provincial de Albacete quiere seguir abriendo sus puertas a la memoria de la Feria. Elvira Valero adelanta que “haremos todos los años un monográfico, el año que viene prepararé uno que aborde la cultura, sobre aquellas actividades de importancia que se realizaban durante estos días como los juegos florales o los concursos de pintura y fotografía”. Una labor de recuperación del patrimonio documental que ensancha la propia identidad de los ciudadanos de Albacete, siempre amantes de su Feria. 

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