- La intensidad de la pobreza y sus efectos, así como el tiempo que lleva incidiendo en estas personas ha aumentado
Cáritas regional de Castilla-La Mancha ha presentado la Memoria de 2016 que “refleja el compromiso contra la pobreza y la desigualdad” que se desarrolla a través de las cinco Cáritas Diocesanas de la región y con el apoyo de una “gran” base social como son los voluntarios, colaboradores, benefactores o contratados.
Fernando Muñoz, presidente de Cáritas en la región ha confirmado que se ha mantenido el mismo número de voluntarios que el año anterior, 6.076 personas han colaborado en cada uno de los programas en los que se han atendido a 46.219 personas con más de 17 millones de euros de recursos económicos invertidos.
Como novedad, en 2016, aumentó el tanto por ciento de recursos propios y privados (63,4%) en relación a los recursos públicos (36,6%) y en comparación con el año 2015, donde los recursos propios y privados fueron de 56% y los recursos públicos de un 44%.
El número de personas atendidas ha sido muy similar al de 2015, pero sin embargo, los recursos económicos invertidos han sido superiores a los del año anterior, 700.000 euros más. “Esto se debe principalmente porque aunque el número de personas atendidas se ha estabilizado en los últimos 4 años, la intensidad de la pobreza y sus efectos, así como el tiempo que lleva incidiendo en estas personas ha aumentado”, explica el presidente de Cáritas.
“Las personas que no han logrado coger el tren de la recuperación económica se han quedado anclados en la pobreza. Dicho de otra manera, la recuperación económica no ha llegado a los más pobres aún”, señala Fernando Muñoz.
En cuanto a las necesidades que se demandaron en 2016, principalmente fueron ayudas económicas, ayudas en especie (alimentos, ropa, calzado, enseres del hogar), farmacia, temas de salud, alquiler, transporte, libros y material escolar, aseo e higiene y alojamiento.
La Memoria 2016 de Cáritas refleja que el perfil principal de las personas con las que se ha trabajado, han sido personas “muy olvidadas y empobrecidas”, familias con pocos o ningún recurso, personas que viven en hogares donde no entra ningún salario por empleo por alguno de sus miembros, jóvenes y menores de familias empobrecidas y excluidas, personas drogodependientes, enfermos crónicos, personas sin hogar, temporeros, inmigrantes, personas mayores o mujeres, entre otros.
El programa de Acogida, de Atención Primaria, de Mujer, de Inmigrantes o de Temporeros ha sido el que más personas ha atendido en 2016, en total a 31.182. También muchas personas han acudido al programa de Personas sin Hogar, 5.643 o al Programa de Empleo, 4.379.
Por su parte, el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, presente también en la presentación de la Memoria 2016 de Cáritas, ha señalado que en general en las zonas de poblaciones más pequeñas la pobreza se vive “más humanamente” que en poblaciones grandes o ciudades.