Dos de cada tres especies de peces del río Duero son únicas a nivel mundial y algo similar podría decirse del Júcar. Ambos serán los protagonistas este jueves en Cuenca en un acto que pretende “informar, sensibilizar y concienciar” sobre la riqueza natural pero también de los problemas de conservación de ríos “singulares a nivel mundial”, tal y como explica Fernando Alonso, experto en ecología fluvial.
En nuestro país, añade, los ríos son “como una isla” en cuanto a fauna debido a la historia geológica de la Península Ibérica. “Hablamos de ríos pobres en especies, con endemismos muy altos” pero cuyos habitantes son, en ocasiones, “únicos en el mundo”. Se refiere en particular a especies que pertenecen a la familia de los ciprínidos, los peces característicos de los ríos españoles.
La Sala de Actos de GEACAM, en la capital conquense, acoge a las 18.30 horas del jueves 28 de noviembre el estreno del documental 'Durienses: los endemismos del Duero', de Producciones Bicho, que ha sido escrito y dirigido por el biólogo leonés Carlos Rodríguez.
La iniciativa está organizada por la Asociación Amigos de los Ríos de Cuenca y forma parte de la 'batalla' emprendida hace meses por este colectivo para visibilizar tanto la riqueza natural como los problemas ecológicos del Júcar.
El rodaje del documental le llevó a Carlos Rodríguez tres años y fue posible gracias a la aportación económica de la Confederación Hidrográfica del Duero. Ha tenido su recompensa: la cinta fue la ganadora del Festival Internacional Alive Doc y cuenta con 10 nominaciones internacionales hasta la fecha.
“La Confederación Hidrográfica del Duero está a la vanguardia en este sentido. Hasta ahora las confederaciónes han sido organismos muy cerrados y tradicionales en la gestión del agua. Ha tomado relevo a la del Ebro y trabaja en aspectos como la fauna que estaban más bajo el paraguas de las comunidades autónomas”, explica Fernando Alonso.
El proyecto 'Durienses' formaba parte del proyecto LIFE CIPRIBER, centrado en las especies endémicas del río Duero. “Nos dimos cuenta de que podíamos hacer una película entretenida y que a la vez aportarse un extra al conocimiento científico”.
Rodaron con drones y cámaras acuáticas para dar a conocer cómo viven estas especies “de las que casi no se sabía nada”, a pesar de que ocupan un ecosistema que pervive desde hace millones de años en la Península Ibérica.
“En el Duero, casi el 70% de las especies son endemismos”, detalla este biólogo que desde hace 15 años dedica su actividad profesional a la producción audiovisual con fines científicos, a pesar de las dificultades (económicas) que eso supone. “Hay mucho más que el binomio oso-lobo y a ver si las administraciones se deciden a apoyarlo porque hoy es más fácil hacer un documental sobre leones en Tanzania que sobre los barbos del Júcar, aunque a la gente le interese saber de lo que tienen más cerca”, lamenta.
“De lo que estoy más contento es de haber podido contar lo que quería. Es decir, que a pesar de estar en el primer mundo, a pesar de que estamos muy industrializados, la cuenca de Duero, en sus nueve provincias, tiene un grado de conservación excelente. Eso se ve no solo en la belleza de las imágenes sino en su aportación a la biodiversidad, que es impresionante”.
“La gente no sabe lo que hay”
Que ríos como el Duero o el Júcar son una especie de rara avis entre tanto catastrofismo fluvial es el objetivo del evento previsto en Cuenca. “Queremos concienciar de que tenemos cosas muy valiosas. Aunque las tengamos muy vistas no dejan de serlo”, sostiene Fernando Alonso. “Hoy podemos contar con los dedos de una mano los ríos cuyos caudales no han sido modificados”.
Cree que el río Júcar es una “auténtica joya” a conservar. En eso coincide Carlos Fernández quien apunta que “desde hace 30 años la educación ambiental no se hace con seriedad. La gente recibe mensajes negativos del tipo: es todo una mierda. Cuando la gente me pregunta le digo que lo que se ve en el documental no está en Alaska sino aquí delante. Esta y otras películas buscan reflejar que tenemos cosas muy buenas, que no cuestan dinero y que generan bienes y servicios. O sea, nos ahorran dinero”.
Pide huir de una “visión pesimista” porque “tenemos auténticas joyas con la suficiente entidad y la gente no sabe lo que hay. Frente a ríos que se han ido a pique, hay otros en los que las administraciones se han puesto serias y lo han hecho bien”.
En su opinión, ese es el caso del río Júcar. “Nos centramos en el mensaje de que el Duero es único pero quien diga que el Júcar es único tampoco se equivoca: con especies endémicas, zonas de cabecera prácticamente sin tocar. Eso hay que conservarlo. Hay que limpiar lo que está sucio pero lo que está bien hay que mantenerlo a toda costa. Así seguiremos progresando”.
Regadíos y explotación hidroeléctrica en el Júcar: el caso de la Loina
Pese a las bondades ambientales del Júcar que permanecen inalterables, Fernando Alonso pone el acento en la necesidad de evitar que las especies únicas que lo habitan terminen por desaparecer y se refiere en particular a la Loina (Parachondrostoma arrigonis), especie endémica de la cuenca del río Júcar.
“Está catalogada como especie en peligro de extinción. Si desaparece de este río no la encontraremos en ningún otro lugar del mundo” y de momento, no pinta bien. “Ya ha desaparecido en la parte del río Cabriel, el principal afluente del Júcar y de algún otro ya en la Comunidad Valenciana” y las causas son varias, pero sobre todo tienen que ver con “la fragmentación o modificación de los caudales común a casi todas las cuencas ibéricas que hoy están muy reguladas de cara a los regadíos o la explotación hidroeléctrica”.
En su opinión, el modelo hidroeléctrico que data de hace un siglo o incluso más “igual no tiene sentido en la actualidad” pese al desarrollo industrial que ha permitido y que ha sido necesario, según reconoce. “No es algo que tenga que desaparecer de golpe y porrazo, pero hay que ser conscientes lo que supone para los ríos: en el caso del Júcar lo está desde el embalse de La Toba para abajo”.
En este sentido se pregunta si es necesario “sacrificar 100 kilómetros de río para obtener la misma energía que cinco molinos eólicos” y recuerda que muchas de estas concesiones (que se hicieron a 75 años) están próximas a caducar. “Hay que tomar decisiones”.
También influye la introducción de especies invasoras exóticas. “Es exponencial en los últimos 30 o 40 años. En el caso de los peces el impacto es mayor. En el Júcar su presencia supera el 60% del total de especies”, explica, para añadir que esos impactos también se producen cuando se introducen especies de una cuenca fluvial en otra, aunque se trate de peces autóctonos de la Península Ibérica. “Son especies parecidas y entonces compiten. Es lo que le ha pasado a la Loina cuando se introdujo la Boga procedente del Tajo”.
En su opinión, “será necesario mejorar el conocimiento de las especies fluviales” en Castilla-La Mancha y el ejemplo a seguir es el que muestra este documental, concluye.