“Hay salida” tras la violencia machista

Inquietud y malestar. Así se sienten como víctimas de la violencia de género muchas de las mujeres que acuden a la Asociación toledana María de Padilla, donde pueden recibir atención psicológica gratuita. “Cuando vienen, algunas siguen con una pareja que las maltrata y otras acaban de separarse o de poner la denuncia. Independientemente, muchas no saben muy bien qué les ocurre, piensan que no están bien pero no saben por qué”, explica la psicóloga de la asociación, Lorena Aguilera. Esta experiencia es solo un ejemplo del contexto al que se tienen que enfrentar las víctimas y que analizamos hablando con el personal especializado de Castilla-La Mancha.

Identificar el machismo y la violencia de género es complicado, sobre todo si de por medio hay una relación sentimental, menores, dependencia económica o una sociedad que critica más a la víctima que al agresor. Según Aguilera, “la mayoría de mujeres han pasado por procesos en los que nadie las ha creído, ni siquiera su familia. El maltrato que las rodea no tiene nada que con la versión del maltratador, ni con la realidad que ven sus amistades o familiares”.

“Cualquier mujer víctima tiene que estar segura de que salir, se sale, pero cuesta mucho y cuesta muchos años. El primer paso es confiar en su propia valentía. Asusta poner en palabras lo que están viviendo y genera mucho malestar, pero se puede conseguir”, añade la psicóloga.

Asesoramiento de los Centros de la Mujer

Con el objetivo de dar respuesta a ese “malestar”, asociaciones como la de María de Padilla trabajan junto a los recursos ofertados por el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha. En pleno siglo XXI, la violencia de género es una realidad y son miles los hombres que la ejercen y, por lo tanto, miles las mujeres que la padecen. Un total de 84 Centros de la Mujer se reparten por toda la región para atender la búsqueda de respuestas a estas situaciones. En los centros, personal especializado en género ofrece asesoramiento personalizado en materia psicológica, jurídica o sobre los recursos de la Junta de Comunidades, todos ellos gratuitos.

Fátima Mondejar, coordinadora y psicóloga de una casa de acogida en la provincia de Ciudad Real, señala que en este recurso todas las necesidades de las mujeres y de sus hijas e hijos están cubiertas. “El ingreso de una mujer en una casa de acogida depende del riesgo. Para volver a tener una vida normal es muy importante que recuperen la seguridad y que sientan esa seguridad, ese es nuestro principal objetivo, junto a la reparación de las secuelas, tanto de ellas como de los menores, para que puedan desarrollar una vida independiente.”

“Aunque haya casos en los que no sufren violencia física, los menores son víctimas directas de la violencia de género. Su exposición a una situación de maltrato tiene un efecto traumático”, asegura Pablo Nieva, coordinador del Programa de Atención Psicológica a Menores Víctimas de Violencia de Género del Instituto de la Mujer. Este proyecto, igualmente gratuito y disponible en los Centros de la Mujer, puede ser solicitado por cualquier víctima de violencia machista pero es especialmente recomendable para aquellas con sentencias de custodia compartida o con régimen de visitas. “La duración de las terapias depende de cada menor. Lo que más va a favorecer la evolución es el hecho de que haya visitas o no. Lo confirmamos continuamente: los niños sin visitas se recuperan más rápido. Si las hay, los casos se cronifican.”

Pablo Nieva no duda en recomendar la atención psicológica tanto para las mujeres como para los niños y niñas que tengan que mantener una relación con su padre agresor: “El maltratador no cambia absolutamente nada. Aunque haya una condena no deja de ser un maltratador porque continúa ejerciendo violencia a través de la relación que mantiene con la custodia compartida y, en consecuencia, utilizando a sus hijos. Los niños y las niñas se encuentran siendo los sostenedores de un maltratador.”

Lorena Aguilar enfatiza la necesidad de continuar asistiendo a terapias “si hay hijos, ya que encontrarse con el maltratador genera muchísimo conflicto y malestar”. Las usuarias de esta asociación coinciden en reafirmar la energía que les proporcionan las terapias y la relación con otras mujeres en la misma situación. “En cada terapia, individual o grupal, se llenan de energía para seguir su propia lucha.”

Tal y como apunta Fátima Mondejar, ese “malestar”, con el que se llega por primera vez a las asociaciones o a un Centro de la Mujer, termina desapareciendo porque de la violencia de género se sale. “Los recursos y la atención continuada existen y funcionan. Son miles las mujeres que salen de la violencia de género y que viven tranquilas, durmiendo a gusto, paseando sin miedos y dándoles una infancia feliz a sus hijos e hijas”.

La violencia de género engloba situaciones y vivencias que pueden durar años. “Hay que entender que llevan mucho tiempo recibiendo mensajes negativos y siendo culpabilizadas”, apunta Aguilar. El proceso para deshacerse de esa carga llevará tiempo e incluso volverá a aparecer, pero existen soluciones. “Cualquier Centro de la Mujer les ayudará a salir y, si han salido, a recibir asistencia para mitigar el sufrimiento suyo y de sus hijas e hijos”, añade el psicólogo Pablo Nieva.

Uno de los 84 Centros de la Mujer puede que esté en tu localidad. Si no lo conoces, consúltalo en la web del Instituto de la Mujer o llamar al 900100114 o al 016. Independientemente del punto en el que estés siempre hay recursos. Encuentra el apoyo que necesitas para alcanzar el bienestar y la “tranquilidad” que muchas ya han logrado.