La historia sin fin del agua de la tubería manchega: ¿cuándo se abrirá realmente el grifo?
Hace un mes se inauguró, tras décadas de promesas, la infraestructura que pretende llevar agua del Tajo a 15 municipios manchegos. Alcaldes y vecinos siguen a la espera de que realmente llegue el agua a los hogares
Hace poco más de un mes se ponía en marcha, por fin, la llamada 'tubería manchega', una gran canalización -180 kilómetros, según el Gobierno castellanomanchego- que quiere llevar agua desde el río Tajo hasta varios municipios de la llanura manchega, “exclusivamente para consumo humano”. Se celebró como un “día histórico” en Castilla-La Mancha. Uno más. En total, se plantea que el agua llegue a 15 pueblos con una población de unas 100.000 personas. Pero la historia de esta larguísima infraestructura va mucho más allá de la inauguración que protagonizó Emiliano García-Page con todos los alcaldes que firmaron el convenio para que llegue el agua del Tajo a sus pueblos.
La idea de una gran tubería que llevase agua a la Mancha cumplió recientemente su mayoría de edad. Hace 18 años, en marzo de 2005, el entonces presidente de la Junta de Comunidades, José María Barreda, anunciaba en el Pleno de las Cortes la adjudicación de la obra. La “emblemática” obra, recalcaba. Era el primer paso desde una promesa hecha también en el parlamento regional. Una promesa que llevaba ya año dando vueltas en el imaginario político castellanomanchego de la época.
La obra se adjudicó entonces a OHL por más de 127 millones de euros, mientras que EPTISA recibió la adjudicación de la asistencia técnica por más de 3.241.000 euros. “La cuantía de la obra evidencia la importancia que tiene”, afirmaba Barreda. Entonces, el objetivo que afirmaba el socialista era que la tubería llegase a 58 localidades de Albacete, Ciudad Real y Cuenca y a 450.000 habitantes. Cuatro veces más de lo que ha anunciado el Gobierno regional actual que preside García-Page en 2023.
La hemeroteca puede llegar incluso hasta 1995, cuando el PP ya votaba en contra de la tubería, tal y como recordó la entonces diputada, hoy portavoz regional, Blanca Fernández en 2013 cuando el Partido Popular anunciaba la paralización de la tubería. El freno al proyecto se concretó en abril de ese año, por “falta de financiación”, aunque desde Ecologistas en Acción prefirieron llamarlo “reconocimiento de un fracaso”. La organización recordaba entonces que llevaban desde 2002 pidiendo el cese del proyecto por considerarlo una “maniobra de clientelismo político”. Finalmente, la financiación que ha necesitado la infraestructura ha sido de unos 400 millones de euros para poder llevar 50 hectómetros cúbicos de agua al año o, lo que es lo mismo, 50 mil millones de litros de agua.
Desde sus orígenes, la Confederación del Guadiana ha venido repitiendo que se destinará, en exclusiva, al abastecimiento humano (30 hm3 al año) y a encharcar las mermadas Tablas de Daimiel (20 hm3). Claro que la desecación del parque nacional tiene mucho que ver, entre otras cosas, con la sobreexplotación de los acuíferos para usos agrarios en la zona. Según los datos de WWF, hay más de 51.000 hectáreas con pozos ilegales, una cifra notablemente superior a las 19.000 en Doñana.
El 30 de julio de este año el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel cumplirá 50 años y si la meteorología no lo impide lo hará por debajo del 10% de su superficie total encharcada (quizá incluso menos en esa fecha).
Pero, ¿y qué pasa en abril de 2023?
Volviendo al presente, y pasado ya un mes tras la inauguración de la tubería, el agua sigue sin llegar. Y es que todavía faltan una serie de comprobaciones que incluyen el visto bueno de la Consejería de Sanidad. Fuentes de la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, señalan que esperan que “en menos de un mes”, ya pueda circular el agua.
El proceso de poner en marcha la tubería incluye varios pasos. Actualmente, se trata de garantizar la limpieza de las canalizaciones y también se prueba su funcionamiento. Luego, se deben desinfectar. Y tras todas las etapas, la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha deberá todavía confirmar que el agua será apta para consumo humano. Al inaugurar la infraestructura, ya se avisó de que el proceso de pruebas se iba a alargar durante seis meses. Pero a partir de entonces, el agua de los grifos de todas las localidades será del Tajo, previo tratamiento en una planta de ósmosis inversa que estará en funcionamiento en 2024.
“La única pega es que todavía no llega el agua”
De esto también son conscientes los alcaldes. “La única pega que escucho ahora mismo entre los vecinos es que todavía no llega el agua”, afirma Carlos Ortiz, de la localidad de Pedro Muñoz, en Ciudad Real. El edil, del PSOE, también recuerda que se sabía que el agua no iba a llegar inmediatamente tras la inauguración de la tubería, pero explica que es muy importante que esta llegue ya a la localidad. Pone su ejemplo personal: “Aquí el agua viene con tanta cal... Incluso a mí se me rompían los electrodomésticos y también llegaban a reventar las tuberías por la gran cantidad de sulfato”, explica. En el pueblo ciudadrealeño están sumidos en las pruebas del ramal. Es decir, sí que llega el agua, pero no para abastecimiento, sino para ver “que nada falle”.
Pedro Muñoz es uno de los lugares clave para la tubería manchega, porque desde esta localidad se podrá llevar hasta otras, como Socuéllamos. Es parte del ramal, que llega a quince localidades en las provincias de Albacete, Ciudad Real y Cuenca. En concreto, a Minaya y Villarrobledo, en Albacete; a Pedro Muñoz y Socuéllamos, en Ciudad Real; y a Belmonte, Los Hinojosos, Horcajo de Santiago, Las Mesas, Mota del Cuervo, El Pedernoso, Las Pedroñeras, El Provencio, San Clemente, Santa María de los Llanos y Villamayor de Santiago, en Cuenca.
El alcalde de Minaya, Juan José Grande (PP), cree que la idea es “buena” y “beneficiosa” para el municipio. “Podremos beber agua superficial y dejar la subterránea para otros usos. De momento no sabemos cuándo, cómo y de qué manera llegará, al igual que seguimos sin saber qué coste tendrá ni la cantidad de la que dispondremos”. El edil lamenta la “desinformación” respecto al gran proyecto, ya que afirman que desde que se firmó el convenio para unirse al ramal “poco más conocen”. “Todo está muy bien preparado, es una gran obra. Pero de ahí a que llegue el agua hay un trecho”, afirma Grande.
De momento no sabemos cuándo, cómo y de qué manera llegará, al igual que seguimos sin saber qué coste tendrá ni la cantidad de la que dispondremos
Por el momento hay que esperar para conocer todos los datos al respecto, “en caso de que llegue, porque todavía no lo tengo claro”, dice el alcalde de Minaya. Grande también alude a que la inauguración de la infraestructura tiene “fines electorales”.
Por otro lado, la ciudadanía de la localidad ha transmitido la “buena acogida e ilusión” con la tubería, porque tendrán agua de calidad en sus hogares. En el pueblo se ven prácticamente obligados a abastecerse de agua embotellada, debido a que el terreno es arcilloso y calizo, con mucha cal. “El poder disfrutar de esa agua está muy bien, pero debemos de conocer las condiciones porque si tuviese un coste elevado no sería rentable para el municipio”, remata el alcalde. Mientras tanto, “todo en el aire”.
“No es normal que se tenga que esperar tanto”, afirma por su parte el alcalde de Villarrobledo, Valentín Bueno. El 'popular' explica que hay que vaciar depósitos y preparar el pueblo para que llegue el suministro. “En principio se debería regular en seis meses, pero seguimos sin novedades”, destaca.
Mota del Cuervo no se adhirió al convenio porque su coste es “muy caro”
El coste del agua es algo que preocupa asimismo al alcalde de Mota del Cuervo, en Cuenca, Jacobo Medianero. La localidad no se adhirió al convenio con la Junta de Castilla-La Mancha, no porque no “quieran el agua”, sino precisamente porque las condiciones suponen un coste “muy caro” del agua para la localidad conquense. Y es uno de los lugares que están conectados a la tubería. Medianero calcula que el precio sería “cuatro o cinco veces más que el actual para el vecino”. “Claro que tenemos necesidad de usarla, pero debe ser en condiciones aceptables”, señala el edil de Unidas Podemos. En Mota del Cuervo, el agua también es de mala calidad debido al exceso de nitritos.
“Calculamos que un negocio de la localidad pasaría de pagar 300 o 400 euros cada tres meses por el agua, a recibir facturas de unos 1.500 euros”, explica Medianero. “Esto no puede ser”, asegura. Carlos Ortiz, de Pedro Muñoz, reflexiona al respecto que “no es que el agua sea más cara”, sino que se deben tener en cuenta los beneficios que traerá el agua de calidad. Y, añade, en el caso del pueblo ciudadrealeño, el agua puede salir incluso más barata que ahora, según los cálculos del edil socialista. “Hemos subido las tarifas en relación al IPC, entonces se está pagando a 0,42 euros [el metro cúbico], pero ahora mismo creemos que puede salir sobre 0,33”, señala Ortiz.
“Espero que no pase como tantas veces y que no llegue nunca el agua”
Tampoco es muy optimista el alcalde de Las Pedroñeras, José Manuel Tortosa, que también es senador por el Partido Popular, por la provincia de Cuenca. “Seguimos a la espera. Yo espero que no pase como tantas veces que se hace un anuncio del Gobierno de Castilla-La Mancha y que no llegue nunca el agua”. Exagera diciendo que “llevamos cincuenta años esperando”. “Cincuenta no, pero más de veinte sí. Sí, conocemos el anuncio. Lo hemos visto, pero el agua todavía no llega”, matiza en conversación con este periódico.
De hecho, recalca que el ayuntamiento que preside ha firmado ya tres convenios, el primero con el Gobierno de María Dolores de Cospedal, durante el cual se paralizó también el proyecto. “Luego, otro con el actual Gobierno, y hace escasos meses otro más, con algunas variaciones del anterior”, explica. Pero recalca la necesidad que tiene la población de su municipio, al igual que todas las otras. “Todas tenemos al final problemas con el agua potable, ya sea por su calidad o por su cantidad. En nuestro caso, las aguas subterráneas tienen mucho nitrato, y a veces no cumplen con los parámetros de potabilidad”.
La situación es tal que, explica, no es que haga falta ahora el agua. “Es que viene haciendo falta hace 20 años”. “Siempre nos han animado mucho a la firma del convenio, ánimos que yo no necesitaba. Pero, ¿dónde está el agua ahora? Es curioso. He llamado un par de veces a Aguas de Castilla-La Mancha, sin respuesta. Nos tendremos que conformar con el plazo de seis meses”, asegura. Algunos vecinos le han preguntado por la tubería. “Pero, claro. La respuesta siempre es no. Que todavía el grifo no está abierto”, remata.
“No es normal que se tenga que esperar tanto”, afirma por su parte el alcalde de la localidad albaceteña de Villarrobledo, Valentín Bueno. El 'popular' explica que hay que vaciar depósitos y preparar el pueblo para que llegue el suministro. “En principio se debería regular en seis meses, pero seguimos sin novedades”, destaca.