La provincia de Toledo vive su enésima catástrofe climática sin que las medidas de prevención lo hayan evitado

Ni el Plan de Emergencias de Castilla-La Mancha, ni la gran mayoría de medidas estatales, provinciales o locales de prevención han podido evitar los enormes estragos que la última DANA ha dejado en la provincia de Toledo y algunas otras zonas de la comunidad autónoma, además de los tres fallecidos a causa de este fenómeno meteorológico. Que las predicciones sobre dónde puede caer lluvias torrenciales no son exactas y son difíciles de establecer es un hecho, pero lo cierto es que las peores tormentas descargaron a tan solo unos 30 kilómetros de donde indicaban los puntos de la alerta roja establecida por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

Estos avisos estaban localizados especialmente, además de para la Comunidad de Madrid, en la comarca de la mancha toledana, al este de la provincia. Pero las lluvias torrenciales más viscerales se produjeron finalmente sobre la ciudad de Toledo y muchos pueblos de alrededor, más al oeste, y al norte de la provincia.  

Así lo detalla el experto en meteorología y presentador de El Tiempo de Castilla-La Mancha Media (CMM), Carlos Macías, quien constata que las predicciones exactas en el caso de las DANA son muy difíciles de llevar a cabo y que lo que sucedió en la jornada del domingo 2 de septiembre fue una “línea de turbonadas muy activa y prácticamente estática”, que además se “regeneraba consecutivamente”.

“Es como tener un vaso de agua encima que te cae sobre la cabeza, se vuelve a rellenar y te vuelve a caer”, explica. De ahí los datos acumulados y el récord histórico de la ciudad de Toledo por agua caída en un solo día: casi 92 litros por metro cuadrado, según la estación de mediciones de la AEMET. El récord anterior es de octubre de 2008, con 89,6 litros por metro cuadrado.

Este experto detalla la complejidad para establecer una predicción concreta la demuestra esa formación de turbonadas, ya que se desplazó hacia el oeste. “Las previsiones apuntaban a que las lluvias torrenciales iban a caer más al este, el aviso rojo estaba en la Mancha toledana y finalmente cayeron más hacia el centro, afectando a la ciudad de Toledo y alrededores”.

“Eso también ha pasado en la Comunidad de Madrid en su zona suroeste coincidiendo con esa misma línea de turbonadas, donde los acumulados también han superado los 200 litros por metro cuadrado en algunas zonas”, añade, respecto a la polémica y el debate surgido sobre las predicciones de la AEMET.   

De momento, en Castilla-La Mancha nadie ha puesto en tela de juicio las predicciones, como sí lo ha hecho el presidente andaluz antes incluso de que se produjera la DANA, pero la cuestión es que la provincia de Toledo arrastra un gran historial de catástrofes climáticas. En los últimos años se han sucedido dos grandes inundaciones en la capital, incontables en el municipio de Cebolla y alrededores, y también en la comarca de la Mancha, con epicentro en la castigada localidad de Consuegra.

En esta ocasión, como sucedió a principios de septiembre de 2021, ha sido Toledo, los alrededores de la ciudad, y el norte de la provincia donde se ha producido la mayor devastación, además de las tres personas personas fallecidas. Ahora, tanto el Ayuntamiento de Toledo como el Gobierno de Castilla-La Mancha ya han anunciado peticiones para declarar “zonas catastróficas”.   

Ante un “inevitable” periodo de adaptación

Carlos Macías apunta a que el cambio climático es una variable a tener en cuenta, pero que actualmente nos encontramos en un periodo de “adaptación” puesto que ya es imposible revertir el proceso del calentamiento global. Esa “inevitable” adaptación la constituyen las medidas de prevención y los avisos. “Es preferible avisar y que luego no caiga ni una gota, a no hacerlo y que ocurra una tragedia”.

En cuanto a las medidas de prevención, las numerosas inundaciones, desbordamientos, cortes de carreteras y de líneas de tren, derrumbes y avalanchas son los ejemplos más claros de que en esta provincia no son suficientes las acciones adoptadas por las administraciones, en todos sus niveles. Izquierda Unida ha denunciado que “la falta de una adecuada planificación urbanística” y la “inadecuada política de canalización y limpieza de cauces y arroyos” han agravado los daños.

 

El Gobierno de Castilla-La Mancha explica que ha adoptado medidas preventivas desde el primer momento y, antes de la activación del Plan Específico ante el Riego por Fenómenos Meteorológicos Adversos (METEOCAM) en la mañana del sábado, ya había informado a los ayuntamientos de la región de la situación prevista por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) para que adoptasen medidas de prevención e informasen a la población y servicios de emergencias municipales.

Posteriormente, activó el METEOCAM, primero en fase de alerta y después, lo elevó a nivel 1 de emergencia, en el que se mantiene al cierre de esta información. El jefe del Ejecutivo autonómico, Emiliano García-Page, ha visitado el Servicio de Emergencias 112 de Castilla-La Mancha, desde el que se llegaron a registrar casi 2.000 incidencias y más de 22.000 llamadas

De momento, la Administración regional continúa poniendo a disposición de los municipios todos los medios a su alcance para paliar los efectos de estas lluvias torrenciales y confirma que las “peores predicciones” se han cumplido. La consejera de Desarrollo Sostenible, Mercedes Gómez, ha informado de la colaboración que están llevando a cabo los efectivos del Plan Infocam para “mitigar los efectos” de la DANA. Por su parte, Bienestar Social ha realizado más de 3.500 llamadas a los usuarios del Servicio Público de Teleasistencia en zonas afectadas. Es decir, mientras este fenómeno meteorológico se aleja, se atajan sus consecuencias. A posteriori.

Siempre hay que tener precaución y tener en cuenta que un aviso meteorológico no es una ciencia exacta, aunque tenga su origen en la física y en las matemáticas

“Hay que intentar hacer entender a la gente, desde la cultura meteorológica, lo que estamos contando cuando la AEMET establece una alerta roja histórica. Siempre hay que tener precaución y tener en cuenta que un aviso meteorológico no es una ciencia exacta, aunque tenga su origen en la física y en las matemáticas”, apunta por su parte el experto de la CMM.

Se refiere principalmente a los llamamientos generalizados a la población para evitar los desplazamientos. Pero varios vecinos y vecinas consultados también se preguntan en la ciudad de Toledo, donde la noche del domingo apenas se desplazaba ni un coche ante la tremenda tromba de agua, si no harían falta más medidas preventivas. Sobre todo, apuntan, porque se dieron muchos casos donde “fue la propia ciudadanía la que evitó males mayores” tapando alcantarillas reventadas, sacando a las personas mayores de edificios inundados o despejando carreteras.

“Los avisos están bien, pero no todo el mundo los ve ni llega por ejemplo a los pueblos, donde vive mucha gente mayor. A lo mejor sería preferible afrontar antes estas cosas, antes de que pasen, con todos los medios al alcance”, afirman dos vecinos del Barrio del Polígono de Toledo, uno de los más castigados en esta ocasión.

De hecho, hace dos años fue el toledano barrio de Santa Bárbara el que sufrió los mayores estragos. El equipo de Gobierno municipal instaló dos nuevos colectores y dos rejillas longitudinales de recogida de aguas, con una inversión total de 200.000 euros. Esa medida ha funcionado. En este barrio no ha vuelto a darse ese problema como hace dos años y es un ejemplo de prevención de la Administración local.

No ha ocurrido así en otros municipios que siguen arrastrando los mismos problemas una y otra vez. En la localidad toledana de Cebolla, tras tres grandes inundaciones en los últimos cinco años por el desbordamiento de su arroyo, los vecinos todavía siguen mirando al cielo y tabicando los bajos de sus casas cuando se aproxima una tormenta, pese a que el Ayuntamiento ha llevado a cabo varias obras para evitar de nuevo el desastre.  

Sucede igual en muchos pueblos de la Mancha toledana. En Consuegra, por su ubicación en cuesta, han sido incontables las inundaciones desde la histórica de 11 de septiembre de 1891, por la que murieron 359 personas. Lo mismo sucede en Camuñas, con una ubicación similar; en Madridejos, localizada en una suerte de ondonada de esta zona manchega, o en Villafranca de los Caballeros, donde un malecón urbanizado mantiene en vilo a sus vecinos cuando llegan las lluvias.

Los vecinos consultados consideran que el hecho de que una ciudad como Toledo se quede sin autobuses urbanos por la inundación de sus cocheras, y decenas de pueblos sin conexiones por tren ni por carretera demuestra que “no todo debe hacerse después”. Las alertas y las predicciones pueden funcionar, después llega la petición de declaración de zona catastrófica, pero “evitar que esto vuelva a pasar no es cosa nuestra, deben tomarse antes las medidas”.

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