El proyecto que lleva una década desentrañando secretos de la Guerra Civil en Toledo
El historiador Carlos Vega de 'Toledo GCE' lleva diez años trabajando en una investigación que ha identificado familiares, contextualizado los hechos del reporterismo bélico de la época y, de paso, creado una carrera profesional
Puede que comenzara como un hobby que aunaba sus intereses personales. Pero el proyecto 'Toledo GCE (Guerra Civil Española)' se ha convertido en mucho más en los diez años de recorrido del proyecto. Ha conseguido desentrañar y rescatar fotografías que cuentan la historia de quienes vivieron el conflicto armado en Toledo. Incluso, identificar a un miliciano por la muesca de su fusil en una foto de Robert Capa. O también plantear en varios trabajos si la autoría era realmente de Capa o de Gerda Taro, reivindicando también el papel de la célebre fotógrafa que muchas veces se ha visto eclipsado por su compañero. Y, sobre todo, rescatar material inédito que ha ido ayudando a comprender de manera más cercana lo que fue el conflicto bélico en Toledo.
Todo empezó con los célebres montajes que traían escenas de la Guerra Civil a nuestros días. O a 2013, para ser más exactos. “Tenía tiempo y comencé a trabajar con estos montajes que mostraban que la ciudad no había cambiado. Se podía comparar la actualidad con las zonas que en su momento, hace más de setenta años, fueron un campo de batalla”. La divulgación empezó como siempre, enviándoles a sus conocidos las entradas por WhatsApp o compartiendo en su Facebook personal. “Pero se empezaron a compartir y a animarme a seguir, entonces yo seguí cogiendo la cámara y ya no sólo sacaba fotos, sino que comencé a contextualizar los acontecimientos de la guerra que se habían retratado”, explica.
La evolución natural del proyecto fue ahondar en la investigación más en profundidad de los hechos ocurridos en Toledo, a contextualizar las fotografías que iba recopilando y a aprender de documentación fotográfica, que se ha convertido finalmente en el tema principal de su tesis de doctorado en Ciencias de la Documentación, que realiza bajo la guía del catedrático de la Universidad Complutense, Juan Miguel Sánchez Vigil. El alcance del proyecto le ha llevado a ser premiado este año por la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, en la categoría de Historia, por su análisis objetivo del período y la “capacidad documental” que ha demostrado Vega.
Indudablemente, han sido sus descubrimientos relacionados con las figuras de Robert Capa y Gerda Taro, que en la época de la Guerra Civil eran jóvenes fotoperiodistas recién iniciándose en la cobertura de eventos bélicos. En el año de creación de 'Toledo GCE', Vega muestra unas fotos que tomó Robert Capa en el toledano Museo de Santa Cruz, ubicado en las inmediaciones del Alcázar, justamente durante el asalto al edificio tras el estallido de las minas. Son fotografías que muestran a milicianos apostados en los balcones del edificio.
“Nunca pensé que el blog se iba a convertir en mi trabajo, en mi carrera profesional y en mi tema de investigación principal en el doctorado”, explica Vega, que después licenciarse en Humanidades en Toledo, realizó el máster en Patrimonio Audiovisual en la Universidad Complutense antes de tomar la decisión de doctorarse. Nunca ha ganado dinero con el proyecto, pero sí muchas alegrías. “He podido recuperar documentación fotográfica perdida de gran valor o que estaba descontextualizada, con lo que adquiere otro carácter”, explica.
Es el caso, por ejemplo, de una postal enviada por un soldado italiano que se encuentra en el Archivo Municipal de Toledo. 'In viaggo verso... la fine. Saluti e baci', escribía un soldado perteneciente al Corpo Truppe Volontarie, que muestra una fotografía de la toledana Puerta del Sol, con un sello militar del grupo de artillería del cuerpo italiano. Pero más allá de las connotaciones románticas o nostálgicas, de este descubrimiento, Vega ayuda a situar a Filippo, el soldado que firma la postal, en la época en que la envía, a finales de marzo de 1939. En esos momentos, y según los mapas de los cartógrafos del Corpo italiano, el documentalista sitúa al desconocido Filippo al sur del río Tajo, en las inmediaciones de la capital. En concreto, delante de la localidad de Burguillos de Toledo. Filippo tampoco aparece como baja. “Sobrevivió a la guerra y seguramente volvió a Italia”, remata. “En su momento contacté con las personas del pueblo y me llegaron a decir que podía ser un productor de vino”, explica, pero finalmente perdió la pista al soldado.
El nombre perdido en un fusil
Vega adquirió en 2021 una fotografía de mejor calidad de Robert Capa, en la que se ve un miliciano en las barricadas que cerraban las calles cercanas al Alcázar de Toledo y también en la Plaza de Zocodover de la capital toledana. Y reparó en un detalle muy curioso en el arma. Era un nombre: Gonzalo Hernández de Mora de Toledo. A través de sus publicaciones, el historiador buscaba la identificación del miliciano. ¿Quién podía ser? Finalmente no era Gonzalo, sino Consuelo. Un usuario de Twitter lo identificó como su abuelo. Hernández era un bodeguero, afiliado a la UGT que fue ejecutado en Madrid en marzo de 1941.
“El armamento utilizado por los partidarios de la República fue muy heterogéneo desde el comienzo de la guerra. En Toledo, durante los primeros días, las armas más habituales fueron los fusiles Máuser, escopetas y diversas armas cortas. El material bélico individual siempre escaseó y el gobierno comenzó a comprar armas en el extranjero. Posteriormente, la propaganda se encargó de instruir a soldados y milicianos para valorar el armamento como material esencial para la victoria”, explicaba entonces Vega desde el proyecto. Como los fusiles eran bienes de “gran valor”, por eso tenía su nombre, que ha llevado finalmente a la identificación de su nieto.
El “efímero” refugio antiaéreo en Toledo
Otro de los descubrimientos que destaca Vega en el largo proyecto, ha sido las fotografías en las que ha identificado un refugio antiaéreo en la principal Plaza de Zocodover de la capital autonómica. Entre los arcos ubicados junto al Arco de la Sangre se ve un cartel que pone 'Refugio', al lado de donde hoy se encuentra un restaurante de Sushi. Vega ha situado la fotografía entre enero y marzo de 1939, y su autor fue un soldado alemán que pertenecía a las tropas de la Legión Cóndor. “En estas fechas la concentración de tropas españolas y extranjeras en la ciudad era muy elevada por la cercanía de los últimos combates de la guerra. La foto está positivada en papel mate de la marca alemana Leonar, una de las más importantes en los años 30 y 40”, aseguraba en el blog.
Reivindicando el papel de los fotoperiodistas españoles
“Mi objetivo no es la historia, sino rescatarla a través de la fotografía. Porque gracias a estos documentos, podemos reconstruir esta parte de nuestra historia”, explica Vega. Su trabajo actualmente se centra en el análisis de la documentación fotográfica de todos los reporteros gráficos que vinieron a Toledo, específicamente durante el asedio del Alcázar. “De este modo, podemos recuperar el papel que tuvieron estos grandes profesionales de los años 20' y que luego, tras la guerra, no pudieron seguir ejerciendo”, explica. Por ejemplo, destaca la figura de Alfonso Marín, que fotografió a Margarita Nelken en el cuartel de las milicias en Toledo.
“Ya tenía una trayectoria brutal antes de la guerra y fue el conflicto el que le trunca el trabajo”, reflexiona. Como también ocurre con Alfonso Sánchez Portela, un “ícono del reporterismo gráfico español”, que retrató los inicios del conflicto en Toledo.