El río Tajo volverá a abastecer a las Tablas de Daimiel, pero no a través de un nuevo trasvase de emergencia -que todavía se está estudiando-, sino por consecuencias “colaterales” de las labores de desinfección de la tubería manchega en su primer ramal, tal y como avanzaba a elDiarioclm.es el consejero de Agua, Francisco Martínez Arroyo. Concretamente, llegará al Parque Nacional poco más de un hectómetro cúbico de agua clorada utilizada para limpiar el primer tramo de la tubería que actualmente se encuentra en periodo de pruebas, antes de que el agua llegue a los grifos de 15 municipios de Castilla-La Mancha.
Según han confirmado a elDiarioclm.es fuentes del Patronato, al llegar al humedal, el cloro se evaporará y esa zona contará con un recurso adicional de agua, pero no se trata de un trasvase como el que se aprobó hace un año y comenzó a llegar en agosto, que se realiza hasta la cuenca del Guadiana, sino de una consecuencia de las labores de limpieza de la tubería, que tan solo está destinada a consumo humano e industrial.
El primer trasvase de emergencia que se aprobó desde esta cuenca al Parque Nacional hace justo un año, comenzó a llegar el pasado mes de agosto y apenas si sirvió para inundar un 10 por ciento. Tras la falta de lluvias y la maltrecha situación del Parque, el Patronato ha pedido por mayoría al Ministerio que apruebe un nuevo trasvase, aunque con el rechazo de los representantes de WWF y Ecologistas en Acción, contrarios a los trasvases.
Ahora, la Comisión Mixta de Parques Nacionales de Castilla-La Mancha y el Organismo Autónomo de Parques Nacionales del Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) están estudiando esa petición del Patronato mediante la posibilidad de cambiar el reglamento de utilización de la tubería manchega en vez de realizar el trasvase a las Tablas a través del Cigüela, afluente del Guadiana, ya que este río está completamente seco. El propio consejero de Agua lo apuntaba durante la entrevista con este medio y aseguraba que hacer llegar agua al humedal vía Cigüela “no es viable” porque al estar seco “el agua no llega”.
El trasvase desde el Tajo está contemplado en el plan gestor que regula la gestión del Parque Nacional pero hasta el año pasado no se había recurrido a los trasvases, y desde último hacía ya 13 años. Su resultado no fue el esperado: en abril la superficie encharcada de este humedal cayó un 40% en solo dos meses. Pasó de unas escasas 261 hectáreas el 1 de febrero a 152 hectáreas, según recogía el Informe de situación de la Comisión de Explotación del acueducto Tajo-Segura. El parque dispone de algo más de 1.500 hectáreas encharcables. Según fuentes del Patronato, el trasvase ha llegado a encharcar hasta el 15 por ciento, unas 225 hectáreas.
El Patronato, a favor de otro nuevo trasvase
Esta es la cifra a la que se aferran los miembros del Patronato que han defendido el trasvase y lo han hecho elevando a la Comisión Mixta de Parques Nacionales de Castilla-La Mancha y al Organismo Autónomo que regula estos parques en el MITECO el documento que firmaron más de medio millar de científicos para apoyar un nuevo trasvase.
En este texto en forma de manifiesto, afirmaban que el conocimiento científico sobre este humedal está suficientemente avanzado como para proponer medidas de restauración ambiental que aseguren su conservación. Es aquí donde explicaban que puesto que el suministro de agua sigue siendo el aspecto limitante persistencia del ecosistema, si se quiere actuar, es necesario asegurar un caudal regular de 17 hectómetros cúbicos de agua al año que asegure sus necesidades ecológicas.
“Ese volumen debe ser completado cuando sea necesario a través del trasvase TajoâSegura (…) mientras se buscan alternativas hídricas tanto para el ecosistema como para los regadíos basadas en el aprovechamiento de otras fuentes potenciales como el reciclado y la reutilización de las aguas residuales que se generan en el entorno, la captación de agua de lluvia a gran escala o la cosecha del vapor de agua”, agregaron.
Ecologistas en Acción respondió a ese manifiesto afirmando que “beneficia a ciertos intereses en detrimento del resto de la ciudadanía y de los ecosistemas de Castilla-La Mancha, intencionadamente o no”.
Esta situación se produce en mitad de la polémica por la legalización de regadíos en el Parque Nacional de Doñana. Las Tablas de Daimiel se abastecen de aguas subterráneas y la sobreexplotación de los pozos es uno de los factores fundamentales que han llevado a este parque a su situación actual.
A mediados de marzo, la Confederación Hidrográfica del Guadiana anunciaba precisamente una nueva oferta de adquisición de derechos de uso del agua de regadío en la cuenca Alta del Guadiana. El objetivo es “reducir la presión” por extracciones prioritariamente en la zona de protección del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel y dedicar los derechos adquiridos a la mejora medioambiental, propiciando la recuperación cuantitativa de las masas de agua subterráneas. Pero pese a todas estas medidas, la situación no ha mejorado.
Se da la circunstancia de que, en medio de la situación de sequía y crisis climática y con la polémica de Doñana de fondo, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, defendía que fueron los gobiernos socialistas los únicos que “regularizaron y legalizaron” pozos para regadío en Castilla-La Mancha, concretamente en la cuenca del Guadiana. Se lo espetaba a su contrincante electoral del PP, Paco Núñez, como respuesta al anuncio de este último de hacer en esta región “lo mismo que en Doñana”, pero lo hizo en mitad de la polémica por la medida del Gobierno andaluz, del PP, precisamente para legalizar pozos y cuando el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel también atraviesa una crisis casi estructural.