La creación de empleo, leve pero continuada desde 2016, no ha ido acompañada en Castilla-La Mancha de una mejora de las condiciones laborales de las personas jóvenes en esta comunidad autónoma y, por tanto, tampoco de su capacidad para marcharse de casa de sus padres e independizarse. Es una de las conclusiones del Balance General correspondiente al primer semestre de 2019 elaborado por el Observatorio de la Emancipación del Consejo de la Juventud (CJE).
Según apunta este informe, junto con un aumento de la temporalidad en la contratación juvenil, también han aumentado la parcialidad, la subocupación y la sobrecualificación. Además, señala que un 47,1% de las personas jóvenes asalariadas en Castilla-La Mancha trabajan en la misma empresa desde hace menos de un año, mientras que la media estatal es del 45,1%.
Por todo ello, subraya que la proporción de personas jóvenes que han abandonado el hogar familiar para instalarse en uno propio continúa siendo muy reducida en Castilla-La Mancha (17,3%), anotando valores por debajo de la media estatal:
De igual forma, el alquiler como vía de acceso a la vivienda supone la cota más baja del país, a la vez que también se registra el menor valor del coste de acceso tanto en compra como alquiler de una vivienda libre para una persona asalariada entre 16 y 34 años. Un 13,7% de las personas jóvenes entre 16 y 29 años y un 25,7% de las que tienen entre 30 y 34 años se ha trasladado a una provincia diferente a la de nacimiento.
A nivel estatal, en el balance se apunta a un descenso generalizado de la emancipación juvenil que ha sido “especialmente pronunciado” en Cantabria, Canarias y Castilla y León (que ya eran, junto a Andalucía, las regiones con menor volumen de emancipación residencial) y en las pocas comunidades en las que se ha registrado un crecimiento de cierto calibre (Aragón, Euskadi, Extremadura, Navarra y La Rioja) este se encuentra estrechamente vinculado al incremento de la población joven nacida en el extranjero y al saldo migratorio positivo.
Pisos compartidos
Una de las novedades del estudio es la medición del coste de emancipación en pisos compartidos, concluyendo que ante la imposibilidad de comprar o alquilar una vivienda entera, son cada vez más las personas jóvenes que comparten viviendas de alquiler. “Sin embargo, esta opción tampoco es viable con un salario medio en algunos de los territorios”, apuntan los expertos.
Estas variaciones según la zona son las que hacen que, de media, una persona joven deba dedicar un 30,8% de su salario neto a pagar el alquiler en el caso de un piso compartido. Este porcentaje sigue encontrándose por encima del 30% que se considera el umbral de endeudamiento tolerable para emanciparse.