Las influencias de la música tradicional van extendiéndose poco a poco hacia otros estilos musicales que hasta el momento poco o nada habían mirado a las raíces propias. Afortunadamente, asistimos a procesos de mestizaje musical naturales que tanto hicieron por el flamenco en los años noventa y que fueron vehículo fundamental para que las nuevas generaciones de músicos asimilaran de forma natural esos ritmos.
El trabajo “Cancionero estoico” (El tragaluz, 202o) de la banda indie Vermú procedente de La Roda (Albacete) es un buen ejemplo de esta fusión natural de las nuevas generaciones de músicos con los sonidos de su tierra. Ritmos, melodías y temáticas tradicionales que impregnan un trabajo contemporáneo dotándolo de un poso y un sabor diferenciador. Vermú son Daniel Toboso (Voz y guitarras), Antonio Martínez (Batería y percusión manchega), Francisco Belmonte (Bajo y coros), Emilio Abengoza (Teclados y guitarra) y Paula Esteban (Coros).
Un disco indie pero lleno de matices y sonidos folk.
Daniel Toboso: Probablemente muchos amantes del folk se echarán las manos a las cabeza si se clasificara a Vermú dentro del folk. No somos un grupo de folk, pero sí estamos influenciados por la música de nuestra tierra.
Emilio Abengoza: Las percusiones manchegas se han convertido en una seña de identidad del grupo. Además hemos incorporado a alguna de nuestras canciones un compás 6/8 muy típico de la tradición manchega.
¿Cómo nace esta idea de incorporar este compás a vuestras canciones?
Daniel Toboso: La composición de nuestras canciones fluyen dentro esos ritmos de manera natural, no es algo forzado. Creo que por eso se integran tan bien en nuestro trabajo. No es algo que hayamos estudiado en profundidad, ni tenga una intención expresa, pero a veces es inevitable que tus canciones suenen a la música de tu tierra y, en nuestro caso, acaben recordando a una jota o una seguidilla.
Paula Esteban: Para muchos castellano-manchegos vinculados a nuestros pueblos las seguidillas forman parte de su paisaje sonoro y están arraigadas en su corazón. Nosotros somos de La Roda y hemos crecido con estos ritmos.
No sólo los ritmos, también las letras tienen mucha relación con las tradiciones.
Daniel Toboso: Puede ser que haya un elemento costumbrista en todas las letras, incluso en las más rockeras o popera como “A la Vírgen” o “Los Campos Amarillos”
Paula Esteban: Para los que estudiamos o trabajamos fuera de nuestros pueblos, también existe un cierto sentimiento de deseo de regresar a las raíces en todos los sentidos. Precisamente en “Los Campos Amarillos” hablamos de que no aguantamos la vida en la ciudad.
¿Qué influencia ha tenido en vosotros y en los grupos de la zona el Festival de los Sentidos?
Paula Esteban: Vermú es de La Roda. Aquí no hay muchos grupos porque tampoco hay salas de conciertos. Es un problema endémico de toda España que se acentúa más en las pequeñas localidades. Apenas hay un par de sitios donde podamos tocar y, por eso, es aún más importante si cabe el impulso que nos da el Festival de los Sentidos.
Un festival que este año se celebró adaptándose a la nueva normalidad, ¿cómo fueron las sensaciones desde el escenario?
Paula Esteban: Precisamente fue ese nuestro primer concierto tras el confinamiento. Lo peor es la incertidumbre de no saber cómo está reaccionando el público pues estando todos sentados y con las mascarillas desde el escenario no sabes si les está gustando o no. Es un poco frío, aunque al menos hemos podido tocar este verano y hemos podido sentir las reacciones positivas del público ante las nuevas canciones, aunque estas se limiten a los aplausos entre canción y canción.
Un disco estoico en su título y estoico por el momento en que se presenta.
Emilio Abengoza: El disco iba a salir justo cuando comenzó la pandemia, enfocado en los conciertos del verano, pero nos aconsejaron desde la compañía sacarlo un poco más tarde. Hemos tenido que cancelar cuatro o cinco conciertos que teníamos cerrados. Es mucho más duro agendar bolos y cuando ya los tienes, vives con la incertidumbre de que se pueda cancelar un día antes.
Parece que la pandemia al menos ha servido para poner en valor el entorno rural
Paula Esteban: Es cierto que la gente en estos meses de confinamiento y de nueva normalidad ha puesto en valor el campo, porque hay mucho menos riesgo, pero no sé si eso al final influirá también valorar más la cultura rural, sus tradiciones y su música. En nuestro caso, siempre hemos reivindicado nuestros orígenes de pueblo, estos son nuestros ritmos y esto es lo que llevamos dentro, no es una cuestión de modas más o menos pasajeras.
¿Cancionero estoico para tiempos de pandemia?
Daniel Toboso: Ha sido un poco de casualidad porque el disco ya tenía ese título antes de la pandemia. Era un buen nombre para nosotros y para cualquier banda emergente. O somos estoicos o tiramos la guitarra al río. Las canciones muchas veces sirven para coger fuerza, para afrontar los problemas, para darte ánimo cuando todo está en contra.
¿Malos tiempos para vivir de la música?
Emilio Abengoza: Es crudo decirlo, pero aquí en España hay que ser estoico para ser músico. Invertimos en el grupo todo nuestro tiempo de ocio y aunque somos unos privilegiados por tener compañía que nos apoye y poder dedicarnos a escribir canciones y tocarlas en directo, pero ahora mismo no vislumbramos en el horizonte poder dejar nuestros trabajos y dedicarnos exclusivamente a la música.
Paula Esteban: Es complicado arrancar un proyecto y conseguir no perder dinero. Inviertes mucho tiempo y mucho dinero en cada trabajo aún sabiendo que es prácticamente imposible vivir de tu trabajo como músico. Hasta ahora, se recuperaba parte de la inversión con los directos, pero con la cancelación de los conciertos los ingresos han caído en picado.