Victoria de la memoria histórica en Manzanares: comienza la búsqueda de 30 cuerpos de los más de 280 enterrados en fosas comunes

Todo fue gracias a una agrupación de familiares. Familias que buscaban respuestas. ¿Dónde está mi abuelo? ¿Dónde está mi tío? Decenas son las personas que se han reunido año tras año en torno a las tumbas simbólicas en el cementerio de Manzanares para reclamar la dignificación de la memoria y rendir sentido homenaje a sus seres queridos. “Los familiares han estado muchos años protegiendo ese lugar”, recalcan desde la ARMH y ya en 1981 la viuda de uno de los asesinados, Josefa Peñuelas, viuda de Francisco Martín Alcarazo, promovió la colocación de una placa con todos los nombres. Están enterrados de manera indigna, con tierra y cal. Nos consta que algunos simplemente los metieron en cajones y que incluso fueron a pedir el importe del cajón a las familias. Es duro de narices“, relataba Domingo, uno de los familiares que ha acudido a los homenajes a elDiarioclm.es.

A partir de este lunes, las respuestas están más cerca, ya que tras años de trabajo y lucha memorialista, la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica ha comenzado los trabajos para exhumar dos fosas comunes en la localidad, a la espera de recuperar los restos de 30 víctimas de la represión franquista, asesinadas después de la guerra, entre junio de 1939 y noviembre de 1940. La organización señala que hay un total de 288 víctimas asesinadas entre 1939 y 1947. De estas hay 255 enterradas en una fosa intramuros y dos con 33 personas extramuros; la separación entre ellas se debe a la división entre las zonas católica y civil del cementerio. En esta primera actuación de la ARMH se va a llevar a cabo la exhumación de la zona civil, lo que fue extramuros.

“Para los que no confesaban había allí un barranco y los echaban allí. A mi padre, aquella noche, lo echaron el último, les echaron una poquita tierra. Y mi padre estuvo con una pierna destapada, fuera de la tierra, porque a mi padre no lo remataron. ¿Te crees que no es duro lo que estoy hablando? Mucho tiempo sin saber dónde estaba enterrado. o podíamos pasar a verlo porque allí hicieron un cortao en el cementerio para los que no confesaban y aquello estaba cerrao. Íbamos a la puerta, porque dejaron una puerta que daba allí, al campo. Y allí íbamos a visitar a mi padre, con mi abuela y mis tías”, recuerda María Alcarazo, hija del represaliado Francisco Martín, en una entrevista con 'Mapas de Memoria', para explicar las diferencias en el cementerio de la localidad.

Los trabajos durarán unos 15 días, explica Marco González de la ARMH, quien recuerda que el grupo de familiares se puso en contacto con la asociación ya en 2015. “Se constituyó una agrupación de familiares que han ido recogiendo datos e investigando. Ha ido pasando el tiempo hasta 2019, cuando volvieron a contactar con nosotros”, señala. González advierte de que la situación en Manzanares es “inasumible” para la Asociación que trabaja con medios propios y donaciones, sin subvenciones del Estado. “Debería ser una labor de Estado”, recalca.

Las fosas que se intervendrán estas semanas son las que se encontraban en la parte “no católica” del cementerio ciudadrealeño. asta los años 70 se trataba de un recinto separado del cementerio municipal con acceso propio desde el noroeste. Hoy se ha integrado al recinto total y la parcela contiene 5 unidades de enterramiento y dos osarios generales.

Al haber sido Manzanares partido judicial, las víctimas son en su mayoría de la localidad, un total de 185 según los cálculos del proyecto Mapas de Memoria, pero también hay varias decenas de otras localidades como Membrilla, La Solana, Villarta de San Juan, Valdepeñas y otras localidades como Campo de Criptana, Herencia, Moral de Calatrava o, incluso, Jaén.

Desde 2019 que la Asociación trabaja para formalizar la intervención, a través de peticiones de los familiares. El Ayuntamiento, recalca, ha colaborado y ha mostrado buena disposición. Los primeros trabajos han supuesto “desmantelar” la sepultura que hicieron las familias. “Es todo más complicado, porque justo donde estaban las placas no encontramos nada, pero creemos que puede haber un desvío de un metro, más o menos. Todo el mundo hablaba de este lugar y existía una puerta, que era por donde entraban los familiares”, relata González. Una puerta que ya no existe. El equipo de la exhumación está compuesto por diez profesionales, dirigidos por Serxio Castro, encargado de las labores arqueológicas, y Sergió León, responsable de labores antropológicas.

La asociación va a instalar un “pequeño” laboratorio de campaña en el mismo cementerio para poder ir valorando lo que se encuentra a pie de campo. También irán recogiendo las muestras de ADN de todos los familiares. “Esperamos identificar los máximos posibles”, señala. Y es que la agrupación de familiares ya ha ido creciendo, nada más empezar las labores de exhumación. “Esto tiene que servir como puerta para ver que los trabajos técnicos son viables y que el Estado debe hacerse cargo de las otras 14 fosas. Debe ser el Estado y no una asociación”, afirma González.

Todos los gastos de la exhumación son sufragados con recursos propios de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica que no solicita subvenciones para las exhumaciones “porque se opone a este modelo por parte de las administraciones”.

Un cuerpo y casquillo de bala

A última hora de la tarde de este martes, el equipo de la ARMH ha confirmado los primeros resultados de la búsqueda. El grupo ha encontrado un casquillo de bala en el lugar donde está asomando después una suela de una persona que está tumbada boca abajo y evidencias de que la fosa “puede tener una profundidad superior a los 4 metros”. Se trataría de una de las dos fosas que están buscando, y en concreto de la que debe contener los restos de 21 de los 30 cuerpos que tratan de recuperar e identificar. 

Serxio Castro, ha explicado a los familiares y a otros vecinos que se han acercado al lugar de la exhumación cuáles han sido los avances en el día de y se ha centrado en las evidencias de que se encuentran excavando en el lugar correcto. “Primero hemos encontrado un casquillo, después una suela de una persona que está enterrada boca abajo”, recalcó. Esta forma de enterrar a las personas era una “forma de castigo para negarle mirar al cielo”.

La Asociación ha hecho dos llamamientos. Por un lado sigue buscando familias de las personas asesinadas en Manzanares en la posguerra, una vez comenzada la dictadura. Y por otro quiere hacer un llamamiento a cualquier centro de enseñanza de la zona que quiera conocer de primera mano las labores que llevará a cabo durante al menos dos semanas, en las que el equipo de trabajo no descansará ni un sólo día.