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El 'crowdfunding' se consolida como forma de restauración ante la pasividad de la administración

La iglesia burgalesa de Fuenteodra en estado de ruina.

Ángel Villascusa

13 de diciembre de 2020 10:17 h

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Donde no llega la administración se impone la voluntad ciudadana. En los últimos dos años, 9 iniciativas de micromecenazgo han conseguido recaudar fondos para recuperar el patrimonio artístico de Castilla y León a través de la plataforma de Hispania Nostra, la principal asociación en defensa del legado histórico-artístico y natural del país. De las 21 iniciativas de crowdfunding de toda España, 9 han surgido en esta comunidad y 5 de ellas en la provincia de Burgos. La última de ellas, la restauración completa de la Iglesia de San Lorenzo Mártir en Fuenteodra, un municipio de 7 habitantes, termina este domingo.

Estas iniciativas de crowdfunding, que se basa en la recaudación de pequeñas aportaciones económicas, están auspiciadas por los vecinos de los pueblos y poco a poco se va imponiendo como una alternativa para iniciar la restauración. En los últimos años, ha logrado consolidarse como un elemento de financiación esencial, al margen de los poderes públicos, de las diócesis y de los titulares de los edificios en ruina, los responsables de que durante años, el clima y el paso del tiempo devorase poco a poco un legado común.

“No suplimos, complementamos”, explica a elDiario.es Bárbara Cordero, Directora General de Hispania Nostra, sobre la consolidación del micromecenazgo. Cordero recuerda que la asociación que dirige, fundada hace más de cincuenta años, es la única plataforma de este tipo en España. La lista roja del patrimonio español, el principal compendio del acervo patrimonial en riesgo, es editado y actualizado anualmente por esta asociación. Para Cordero, el trabajo común entre las administraciones y la sociedad civil es la clave para que no se pierdan obras artísticas.

Desde Hispania Nostra no creen que el hecho de que casi la mitad de las iniciativas de crowdfunding hayan salido de Castilla y León sea síntoma de una mala gestión: “Hay muchísimo patrimonio, pero se trabaja muy bien”, subraya Cordero. Hay dos características que hacen particular a esta comunidad además de su riqueza: la despoblación y el envejecimiento.

La sociedad civil cumple aquí un papel esencial. “Nos hacen fijar la mirada en lugares donde ni nosotros, ni las comunidades sabemos que hay elementos que merece la pena preservar”. Por esa razón, que Castilla y León sea la comunidad que más veces aparece en la lista roja, no es tan malo como suena: “Significa que a la ciudadanía le importa ese patrimonio”.

Entre los casos más exitosos de recaudación, desde Hispania Nostra apuntan a un pequeño municipio burgalés de apenas nueve habitantes. Nada fue igual después de la campaña de Quintanilla del Riofresno. Su alcalde, Roberto Castro, no es especialmente devoto y tampoco oriundo del pueblo cuya iglesia decidió salvar. “El presupuesto municipal no nos daba ni para empezar”, explica por teléfono este burgalés con estudios en conservación, pero que nunca ha ejercido. Consciente de que tenían más voluntad que recursos, decidieron probar aquello que les resultaba más familiar y en verano, aprovechando el regreso de los vecinos que dejaron el pueblo, organizaron sorteos y boletos con los que lograron 300 euros. Para Navidad, los donativos recogidos entre los visitantes al Belén y la lotería les había permitido recaudar más de 1.000 euros.

Sondearon a las instituciones pero no consiguieron que se implicaran para recuperar el retablo del siglo XVI. “Cero ayuda. No hay nada, o te buscas la vida tú o estás solo”, describe Castro. Unos años antes sí habían conseguido financiación, pero para arreglar la cubierta de la iglesia, gracias al llamado Convenio Goteras, que financian el Arzobispado de Burgos y la Diputación. Para el alcalde de Quintanlla de Riofresno e impulsor del proyecto, es la propia inactividad de la administración lo que aboca a los pueblos buscarse la vida. “Se dan ayudas para cosas de categoría top, pero solo si están en las ciudades o si tienes mano o un padrino puedes acabar atrayendo fondos”, lamenta. Castro cree que el problema es político. “Yo tengo una casa en Burgos capital. En mi portal somos más gente que en todo el pueblo de Quintanilla. Así que a la administración le interesa más poner una fuente en mi barrio que arreglar una iglesia. Eso es lo que da votos”.

Así que Castro decidió buscar financiación privada más allá de la caridad de los vecinos. “Envié como 1.000 cartas a empresarios para que hicieran donaciones y les hacía hincapié en que se podrían desgravar”, ríe. La empresa donde trabaja donó 3.000 euros, alguna otra la siguió, aunque reconoce que no fueron muchas. Lo que cambió la suerte del retablo fue una idea simple: el sorteo de un Belén de Playmobil. La noticia lo tenía todo para ser un éxito y así fue. La prensa local se hizo eco de la historia y de ahí, a la nacional. Despertaron incluso el interés de Hispania Nostra, que se decidió a estrenar con ellos su plataforma de crowdfunding.

A diferencia de herramientas similares de recaudación, la suya pone el foco en que la restauración patrimonial tenga garantías. Teresa Merello de Miguel, responsable de campañas de micromecenazgo, explica que antes de poner en funcionamiento el sistema de donaciones exigen al promotor que les presente un proyecto firmado y presupuestado. “Ya sea un bien de la iglesia o privado analizamos la propuesta y llevamos a cabo un control de calidad, pero no intervenimos”, señala. Con ello se evita que la restauración se convierta en una pifia. “La diferencia con esas iniciativas 'menos exitosas', es que cuando alguien viene a nosotros está claro que tiene una sensibilidad y un interés previo. Los ejemplos de malas restauraciones son fruto de una intervención que alguien no ha comunicado”; explica.

Los proyectos de restauración no son baratos. De eso sabe Roberto Carro, secretario de la Junta Vecinal de Valcabado del Páramo (León), la iniciativa que logró recaudar 31.700 euros para rehabilitar su artesonado mudéjar del siglo XVI.

En enero de 2020, cerraron la campaña de micromecenazgo, pero debido a la pandemia de COVID no han podido empezar todavía su restauración. Ahora los expertos creen que el dinero recaudado no será suficiente. “Da para limpiarlo y remozarlo, pero han visto que tiene problemas estructurales importantes”, relata. Creen que podrían necesitar más de 100.000 euros. En el caso de este pueblo de la zona occidental de León, los vecinos sí han logrado la implicación de los poderes públicos, en concreto de la Junta de Castilla y León.

“Después de la campaña, mandaron un equipo técnico, y al profundizar vieron que había problemas con los anclajes y muchas humedades. El artesonado mide 25x7 y tiene más de cuatro siglos. Este mes de enero, está previsto que los técnicos autonómicos monten los andamios para llevar a cabo varias catas. Incluso existe la posibilidad de que debajo de un enyesado, en la zona de la cúpula, aparezcan más elementos decorativos que fueron tapados en el barroco.

La implicación de la administración autonómica, explica Carro, tiene una razón. “No te quepa duda de que el apoyo posterior se debe a que ellos mismos tenían interés en promover, como atractivo turístico, la ruta de los artesonados en el occidente de León”. Así, se ha sumado la voluntad de un pueblo con el interés de la administración, lo que hace pensar a Carro que pueda tener éxito en el futuro. Este verano, a pesar de la pandemia y todavía sin haber restaurado el artesonado, han recibido los primeros turistas en años.

“La ruta estaba hecha sobre el papel y en parte, gracias a nosotros, la Junta ha conseguido ponerla en marcha”, dice con orgullo. De hecho, la propia administración les llegó a instalar una exposición sobre las rutas de artesonado que los mismos vecinos enseñaba. “Ha tenido muy buena acogida, ha venido gente de varios sitios de España”, explica el leonés. También el Museo Sefardí de Toledo se ha interesado por el proyecto y trabajan en formas de colaborar para el futuro.

La ubicación de Valcabado del Páramo es privilegiada, a escasos kilómetros hay iglesias con artesonados similares y está a un paso de la Bañeza y cerca de la Autovía A-6, lo que facilita su reconversión en un destino turístico patrimonial. Pero no todos tienen esa suerte. El problema de otros casos como la Iglesia de San Lorenzo Mártir de Fuenteodra en Burgos, que en el momento de publicar este reportaje había superado los 50.000 euros de recaudación, o el del retablo de Quintanilla de Riofresno, es el aislamiento y envejecimiento de los pueblos. “Yo soy consciente de que en mi pueblo no hay nada más allá de una iglesia muy bonita y un retablo de categoría del siglo XVI. En 10 o 20 años el pueblo habrá desaparecido, pero por lo menos habremos salvado el retablo y podrá disfrutarse en un museo”, remata el alcalde.

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