La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Valladolid (ARMHV) ha exhumado este martes los primeros restos de fusilados del pozo de la finca Los Alfredos en Medina del Campo. En esta primera retirada de restos, después de varios meses de trabajos, los arqueólogos han encontrado siete cráneos, dos de ellos con claros signos de haber recibido un disparo. Según Julio del Olmo, presidente de la ARMH, hay indicios para afirmar que pertenecen a las hermanas Maricruz García Hernández y María Victoria, de 22 y 28 años. Su sobrino, Mariano García, que dice sentirse emocionado con la posibilidad de enterrar a sus tías, recuerda que eran dos modistas a quienes encargaron tejer una bandera republicana: “Entonces les pilló un grupo de falangistas”.
A 31 metros de profundidad han aparecido los primeros restos óseos humanos, bajo capas de runa y restos de animales. Debajo de una amalgama viscosa y hedionda de vísceras, que 80 años después todavía desprendía olor. Aunque solo son siete cráneos, que corresponderían a los últimos arrojados, hay indicios de que antes se lanzó a vecinos de otros pueblos. “Si encontramos entre 15 y 20 personas corresponderían solo a los desaparecidos de Medina del Campo, pero si encontramos más, como creemos, serían de pueblos cercanos”, subraya el presidente de la ARMH.
A la vez que continúan con las tareas arqueológicas, el equipo procederá a realizar análisis antropológicos y de ADN de los ya exhumados. La suerte de los restos de las hermanas Mari Cruz y Victoria es que los familiares están interesados en recuperarlos. “Cuando tengamos la confirmación de que son dos mujeres de esas edades recogeremos las muestras de ADN y trataremos de confirmar con los familiares que siguen vivos. Ahora viven en Navarra porque huyeron del pueblo”, recuerda el presidente de la ARMHV. La represión fue cruel para la familia García Hernández: a Mari Cruz y a Victoria se suma un tercer hermano en el pozo. El padre y otro de los hermanos pasaron años en la cárcel. “A mis tías las desnudaron, las pasearon por el pueblo, las violaron, las mataron y al día siguiente las echaron al pozo”, recuerda Manuel García, sobrino de las represaliadas. “La familia de mi padre fue muy machacada, otro tío mío fue apaleado cuando iba a coger el tren, y como le dejaron malherido, le pidieron a un cazador que le pegaran un tiro”, detalla. “A mi padre le dejaron vivo para cuidar de su madre, se fue a Pamplona y allí rehízo su vida”, explica. Según Manuel, su padre nunca le contó la historia. “No quería hablar, aunque de ellas siempre guardó un metro de modista”.
Represión en la retaguardia vallisoletana
Valladolid, como otras zonas de Castilla La Vieja, fue tomada por los golpistas desde el principio de la Guerra Civil, por ello, la represión comenzó antes que en otras provincias. Los asesinados en el pozo de Los Alfredos fueron arrojados en el verano de 1936, prácticamente desde el golpe de estado. Del Olmo resalta el alto número de desaparecidos en todo Valladolid. “Nos movemos en el mundo de las desapariciones forzosas. En un principio la intención de los falangistas era asesinar para asustar y aleccionar a los leales a la república, así que dejaban cadáveres en cunetas”, recuerda Del Olmo, quien ha estudiado la represión en la provincia vallisoletana.
Más tarde, cuando el golpe de estado se enquista en una guerra civil y los sublevados nos sabían si iban a ganar la guerra, comenzaron a actuar con más cautela. “Tenemos que pensar que no sabían si iban a ganar la guerra. Debían llevar cuidado ante posibles represalias legales. En Valladolid en concreto, las autoridades militares tuvieron sumo cuidado para que todos estos asesinatos se realizaran con discreción”. Eso es lo que hace tan difícil saber con precisión cuántos restos aparecerán en el pozo. “Podría haber 15, 30, 40 o 50 personas más”, remacha del Olmo.
El plan de la ARMH de Valladolid es prolongar la búsqueda en este pozo de Medina durante los próximos dos meses, para lo que cuentan con una subvención de 39.000 euros de la Junta de Castilla y León. “La suerte es que tenemos un apoyo económico importante, gracias a la Junta, si estos trabajos se prolongan tenemos un colchón”, señala. Sin embargo, estos plazos podrían alargarse, como sucedió en las tareas de apertura y consolidación estructural del pozo, llevadas a cabo antes de iniciar las exhumaciones.
Este martes, aprovechando la recuperación de los primeros restos y el 90 aniversario de la II República, el equipo de arqueólogos y una decena de miembros de la ARMH de Valladolid, acudieron al Cementerio del Carmen de Valladolid a rendir homenaje ante el memorial en el que desde 2019 reposan los restos de casi 300 asesinados y se recuerda a los cerca de 3.000 represaliados en la provincia. “Hemos estado unas diez personas, algunas de ellas con los monos de trabajo, recién llegadas de Medina y hemos tocado el himno de Riego para reordarles. Ha sido una cosa discreta”, explica Del Olmo. A la familia de las modistas asesinadas les gustaría enterrar sus restos en Pozal de Gallinas, el municipio originario de la familia y donde fueron asesinadas. “Nos gustaría que reposasen allí. Es un poco como la historia de Antígona, que no descansó hasta enterrar a su hermano. Somos nosotros quienes tienen que hacerlo para que descansen”, explica Manuel.